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Alicante, segunda ciudad de España en ser reconocida como Lugar de Memoria Democrática

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La ciudad de Alicante vivió este sábado, 22 de noviembre, una jornada de gran relevancia histórica al ser declarada oficialmente Lugar de Memoria Democrática por el Gobierno de España. Con ello, se convierte en la primera ciudad de la Comunidad Valenciana y en la segunda de España —tras Gernica— en obtener este reconocimiento.

El evento, conducido por Carlos García Álvarez de Arcaya, jefe de contenidos de Radio Alicante (Cadena SER), incluyó un recorrido por tres enclaves esenciales de la memoria colectiva: el Mercado Central, el puerto y el cementerio municipal. Cada parada estuvo acompañada por intervenciones institucionales, reflexiones y música en directo, configurando un homenaje que otorgó a la ciudad un merecido eco de resistencia, exilio y dignidad.

La jornada arrancó en la plaza del Mercado Central, donde se recordó el bombardeo del 25 de mayo de 1938, uno de los episodios más trágicos de la Guerra Civil española. Allí, ante decenas de personas, Isabel Selfa, representante de la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica, habló de la necesidad de explicar a las nuevas generaciones que “el bombardeo no es una leyenda, que las fosas no son ruinas antiguas y que el exilio no es una fotografía en blanco y negro”. El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, subrayó la condición de Alicante y su mercado como símbolo de resistencia: “evidentemente fue el referente del último bastión republicano en 1939”. Tras los discursos y una interpretación musical con violonchelo, se desveló la primera placa identificativa y se realizó una ofrenda floral, marcando el inicio del itinerario conmemorativo.

Isabel Selfa
Representante de la Comisión Cívica de Alicante
Fernando Martínez López
Secretario de Estado de Memoria Democrática

Desde el Mercado, la comitiva se trasladó al puerto, donde se rindió homenaje al exilio republicano encarnado en la marcha del buque Stanbrook. Frente al busto del capitán Archibald Dickson se colocó la segunda placa y tomó la palabra el profesor Juan Martínez Leal, quien recordó que el Stanbrook es “el mayor símbolo humanitario del exilio de esta hora final de la República”. Martínez López puso el acento en la dimensión internacional de este éxodo y en la huella imborrable que dejó la diáspora española en Europa, donde “unos 5.000 llegaron a perecer en los campos de exterminio nazis”. El puerto, desde donde partieron miles de refugiados, se convirtió así en el segundo testigo de la memoria recuperada.

Juan Martínez Leal
Doctor en Historia por la Universidad de Alicante

El último acto tuvo lugar en el Cementerio Municipal Nuestra Señora del Remedio, junto a la tumba de Miguel Hernández. La familia del poeta dio permiso para que la tercera placa permanezca instalada allí de manera definitiva, un gesto que otorgó al cierre del recorrido un carácter especialmente solemne. Allí, Miguel Mauri, portavoz de la Comisión Cívica, recordó que la muerte del poeta y la de tantos otros no se debió al curso natural de la vida, sino a la violencia política: “fue la represión, no la biología, la que apagó sus vidas”. También tomó la palabra Lucía Izquierdo, nuera de Miguel Hernández, quien reclamó que “ahora es más necesario que nunca que cojamos lo que él escribió y no les dejemos pasar”, una proclamación directa al legado ético, literario y social del poeta. 

Miguel Mauri
Portavoz de la Comisión Cívica de Alicante
Lucía Izquierdo
Nuera del poeta Miguel Hernández

Previamente a la inauguración de la última placa, Lourdes Pastor interpretó a capela su versión de “Andaluces de Jaén”, acompañada por Baris Yavuz a la guitarra. La artista explicó que eligió cantar sin amplificación “para devolverle al poeta toda la verdad y la autenticidad que él nos ha dejado”, incorporando además la voz de las mujeres en su lectura del poema. Su actuación, recibida en un silencio lleno de respeto y admiración, se convirtió en uno de los instantes más emotivos y recordados del día, que tuvo su broche final con el descubrimiento de la placa y una ofrenda floral al poeta por parte de Izquierdo y sus allegados.

Lourdes Pastor, cantante y activista cordobesa, durante su interpretación de «Andaluces de Jaén»
Lucía Izquierdo y Alejandra Oriola rinden homenaje a Miguel Hernández, depositando flores sobre su tumba

Pese a la ausencia de Luis Barcala, alcalde de Alicante, y a la falta de autorización para la instalación definitiva de dos de las placas —cuestión que las administraciones confían en resolver próximamente—, la ciudad vivió un evento de innegable trascendencia, justicia y reconocimiento histórico. Como expresó Miguel Mauri, esta declaración permite “cerrar heridas con justicia, verdad, reparación y dignidad” y abre “un camino de pedagogía y entendimiento para que se conozca la historia real”.

Alicante, último puerto de la República, ciudad bombardeada y territorio de exilio, inscribe así oficialmente su memoria en el mapa nacional, reclamando no solo el recuerdo, sino la vigencia ética de su pasado. Una memoria que, entre música, palabras y silencios, volvió a caminar por las calles que la vieron nacer.

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