Fran Cazorla, de Flores Cazorla, explica que ante las restricciones de venta que se imponen en el sector, no podrán sacar adelante el cultivo programado que ahora queda a la espera en sus invernaderos para tirar, la gran parte, a la basura.
La floricultura, uno de los sectores más desconocidos del ámbito de la agricultura, sufre a gran escala el coronavirus. Así lo contaba Fran Cazorla, uno de los dueños de Flores Cazorla, a través de unos vídeos que compartió él mismo el pasado 19 de marzo.
En los vídeos muestra la gran cantidad de cultivos que deberían estar cortados, confeccionados y prácticamente vendidos, pero que sin embargo, han de permanecer en sus invernaderos ante las restricciones sanitarias por el coronavirus porque no se permite la actividad de las floristerías. Según Cazorla, se trata de un producto programado aposta para las vísperas de San José, Fallas y Semana Santa, y a través del cual, suministran flor “a España y a todo el mundo”.
Durante el vídeo, el dueño de esta empresa muestra varios cultivos, como es el de statice. De esta planta había una previsión de 7.500 paquetes que en estos días ya está abriéndose y no podrá tener salida, por lo que según el floricultor “va a ir todo a la basura”.
Otra flor que se verá perjudicada será el lilium oriental y el lilium, ya que en cuanto coja color, deberá ir también a la basura. Lo mismo ocurre con el cultivo de ranúnculo o, como comúnmente se conoce, francesilla que ya están abiertas y según Cazorla “ya no tienen vida útil para poder servir a ningún cliente ni tener utilidad ninguna”.
En definitiva, el floricultor resalta que “no se puede hacer nada porque el sector está completamente muerto y ponen restricciones. Flores Cazorla tiene varios puestos en mercados centrales, pero nosotros no podemos vender flores”. Por ello, se pregunta por qué si mantienen las medidas de seguridad no pueden vender. Una situación que ha provocado que estén “completamente parados y simplemente tengan que estar trabajando para destruir”.