Quien quiera podrá presentarse para convertirse en este personaje tradicional de las fiestas de invierno que se celebrará el 6 de enero. Las Dansas de Lli i Llana bailarán en la puerta del elegido como «Rei Paixaró».
El día 6 de enero a las 17 h. se celebrará la tradición del «Rei Paixaró», una fiesta que se perdió en Novelda y que desde hace unos años se ha recuperado por parte de la asociación de Danses de Lli i Llana y el Ayuntamiento de Novelda.
El personaje del «Rei Paixaró» será interpretado este año por un ciudadano de Novelda elegido al azar entre todos los candidatos. Los interesados pueden llevar sus datos de contacto y domicilio a la biblioteca infantil y juvenil, y el día 21 de diciembre se hará un sorteo público para determinar al representante de este año.
La tradición de esta fiesta manda que «hay que bailar y pasarlo bien», según explicaba Sonia Beltrán, presidenta de la Danses de Lli i Llana, por lo que los bailes se realizarán en la puerta del afortunado «Rei Paixaró».
El elegido podrá disfrazarse, gastar bromas o animar a los asistentes a que aporten alimentos para Cáritas San Roque, que será la beneficiaria de la fiesta de este año.
La concejala de Fiestas, Hortensia Pérez, animaba a que los candidatos sean «preferentemente» niños a partir de 6 años, aunque «la propuesta está abierta a todos los ciudadanos con domicilio en Novelda».
A cualquier cosa se le llama ya tradición. Algo que llevaba siglos sin hacerse, que nadie vivo ha visto, o escuchado hablar de ello a sus padres o abuelos, que se sabe por lo que unos han encontrado escrito, y en base a ello lo interpretan y hacen una caricatura, un pastiche de aquella tradición de hace siglos, y por dos años que van a hacerlo, toma; en un alarde de ingenio marketiniano lo llaman TRADICIÓN. Recuperar algo que nadie vivo ha visto cómo se hacía, no es recuperar, nunca será lo que se hacía, siempre una burda imitación. Menos chorradas y más apoyo a mantener las tradiciones VIVAS antes de que mueran. Eso debería ser lo importante.
Esa figura representa al rey Jaime de Aragon, cuando acudía a recaudar los impuestos del antiguo Reino de Valencia, dotado de Fueros i moneda propia, Fueros que el Rey debía de acatar así como las resoluciones de Les Cotrs, a diferencia de las leyes castellanas, que otorgaban al rey poder absoluto.