La concejala de cultura Mado Abad inauguró en la Casa Museo Modernista la exposición «Edith Piaf» que se halla dentro de las actividades de la «Festa per la Música». Además de contar con el concierto ofrecido por «Small Jazz Group».
Aprovechando que esta semana está dedicada a la música, la exposición se engloba en un marco admirable, llevándola a la Casa Museo Modernista en la que se encuentran elementos relacionados con el modernismo, un marco que arropa el momento de la vida de Piaf.
La exposición ha tenido lugar gracias a la Asociación Francófona de Elda, personas que han vivido en Francia o simplemente quieren recordar momentos y vivencias del país. En 2015 fue el centenario del nacimiento de Piaf, y la asociación quiso hacerle homenaje con una exposición en la que se pueden encontrar retratos, objetos que recuerdan su vida, una vida intensa, de novela.
Icono mundialmente reconocido, la exposición divide su vida en varios temas como son sus amores y sus discos, donde podemos encontrar las maletas que representan sus viajes a lo largo de todo el mundo.
El Museo Arqueológico de Novelda ha colaborado en el montaje de esta exposición y fueron los que recogieron la idea, ya que Concha Navarro, arqueóloga de Novelda, forma parte de la Asociación Francófona.
Tras la inauguración de la exposición el patio de columnas de las Casa Museo Modernista acogió el concierto de Jazz a cargo del grupo musical «Small Jazz Group», en el que tanto amantes del Jazz como de Edith Piaf, se dejaron llevar por la gran voz de Ximena, que interpretó varias de las canciones más conocidas de la cantante francesa.
Biografía de Edith Piaf
Edith Giovanna Gassion nació en París en 1915. Cantante y letrista francesa. Su vida estuvo marcada por la desdicha desde su más tierna infancia, lo que ejerció una influencia decisiva sobre su estilo interpretativo, lírico y desgarrado al mismo tiempo. Su aspecto desvalido le valió el nombre por el que es universalmente conocida: Piaf «gorrión».
Hija de un contorsionista acróbata y de una cantante de cabaret, su infancia fue triste. Sus padres se separaron muy pronto, la madre, alcoholizada y enferma, dejó la custodia de Edith a su marido, también alcohólico, y a una abuela paterna. Dada la precaria situación económica de la familia, Edith tenía que ganarse unas monedas cantando en calles y cafés de París.
La situación empeoró cuando Edith, con 16 años, se quedó embarazada. En 1932 tuvo una hija a la que llamó Marcelle, pero murió a los dos años. La vida de la cantante quedó marcada por esta tragedia. Siguió cantando en cafés y clubes de la calle Pigalle, en el mundo que rodeaba a los barrios menos recomendables del París de la época.
Su vida cambió cuando, cantando en la calle, un transeúnte muy elegante se paró a escucharla. Ese hombre resultó ser Louis Leplée, propietario del cabaret Gerny’s, uno de los más conocidos de París. Tras una pequeña prueba, Edith fue contratada de inmediato. Su éxito no tardó en llegar y fue conocida como «Môme Piaf», «pequeño gorrión». El propio Leplée instruyó a Edith para convertirla en una gran figura del cabaret. Era 1937, y había nacido una nueva estrella: Edith Piaf.
Sin embargo, la vida volvió a castigar a la joven Piaf, ya que Leplée fue encontrado muerto de un disparo en el club que regentaba. La cantante fue sospechosa del asesinato, la prensa la acusó y la sociedad elitista parisina le volvió la espalda. Volvió a mezclarse con lo peor de los barrios bajos de París, cantando en tugurios y llevando una vida desordenada.
Su consagración llegó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se convirtió en la musa de poetas e intelectuales del París existencialista y se ganó la admiración incondicional del público. Un letrista conocido como Raymond Asso, su amante, la ayudó a sobreponerse. Edith Piaf remontó el vuelo y volvió a los grandes escenarios de Francia, de Europa y de América. Se hizo amiga de la actriz Marlene Dietrich y se convirtió en la gran dama de la canción francesa, ayudando a talentos emergentes como Charles Aznavour, Georges Moustaki, Yves Montand o Gilbert Bécaud, y relacionándose con intelectuales como Jean Cocteau.
En 1946 viajó a Nueva York y conoció al amor de su vida, el boxeador Marcel Cerdan, quien murió en 1949 al estrellarse el avión en que viajaba. Esto hundió nuevamente a Edith en una profunda depresión, que superó a base de alcohol y tranquilizantes. Fue a la vez la época de sus grandes éxitos: La vie en rose o Les trois cloches.
En 1950 colaboró con Charles Aznavour en canciones como Jezébel, fue el año además en que triunfó en el Olympia, mientras que en 1956 lo haría en el Carnegie Hall de Nueva York. Tras un accidente, Edith quedó maltrecha y se hizo adicta a la morfina. Una larga lista de enfermedades le fueron diagnosticadas, y en 1959 se le descubrió un cáncer.
Sus últimos años vivió alejada de los escenarios junto a su nuevo marido, el griego Theo Lambukas. En junio de 1961 fue premiada por la Academia Charles Cros por toda su carrera artística. Murió en Provenza el 11 de octubre de 1963. En su entierro, el cortejo fúnebre fue seguido por una multitud de 40.000 personas.
Entre las muchas canciones que popularizó cabe destacar Mon légionnaire, Je ne regrette rien, La vie en rose, Les amants de Paris, Hymne a l’amour, Mon dieu y Milord. También actuó en películas (French-can can, Étoile sans lumière, Paris, chante toujours) y tuvo otros romances con cantantes del relieve de Charles Aznavour, Georges Moustaki o Yves Montand. En los últimos años de su vida escribió una autobiografía con el título de Au bal du chance.