El mes de julio terminó con la clausura de estas actividades que, coordinadas por Fátima Llobregat y Jorge Navarro, sufren todo un éxito de participación y de público (FOTOGRAFÍAS EN LA GALERÍA DE IMÁGENES)
La Escuela de Verano ha contado además con un gran número de voluntarios que casi iguala al de monitores, en unos actos enfocados a la integración de personas con discapacidad en la sociedad a través de la convivencia que se genera al compartir cuatro semanas de actividades entre niños y jóvenes tengan o no discapacidad y crear un ambiente de igualdad y apoyo mutuo entre todos los participantes.
La Escuela de Verano de julio se clausuró con un divertido teatro compuesto por varias actuaciones con música que albergó los más diversos estilos: desde el punk al ritmo del rap.