En la antesala de la Semana Santa, la Iglesia celebra con devoción el Viernes de Dolores, una jornada que invita a los fieles a contemplar el sufrimiento de la Virgen María ante la pasión de su Hijo, Jesús.
La tarde del Viernes de Dolores comenzaba con la Santa Misa oficiada por el párroco de San Pedro, Eduardo Lorenzo, en la que han participado miembros de la Cofradía Nuestra Señora de los Dolores, acompañados por las voces del coro Mariae Camerata.
Tras la Misa se cantó el Ave María, por Teresa Miravete Giménez, que emocionó a todos los asistentes y a continuación se procedió al tradicional besamanos a la imagen de la Dolorosa.
El párroco Eduardo Lorenzo ha querido recordar el profundo significado espiritual de esta fecha: “Durante la semana previa a la Semana Santa, conocida como Semana de Pasión, este viernes marca un momento clave: estamos a una semana del Viernes Santo. En la Iglesia lo vivimos con especial intensidad, porque hoy contemplamos la Pasión de Jesús desde el corazón de su Madre, la Virgen María”, explicó el sacerdote.
Lorenzo también destacó la figura de la Virgen como intercesora y refugio para los cristianos: “Ya el anciano Simeón, cuando la presentó en el Templo, le dijo que una espada le traspasaría el alma. Hoy, conmemoramos esos siete dolores de la Virgen en una oración muy especial. Es un momento precioso para pedirle a nuestra Madre que nos acompañe en este camino hacia la Cruz y la Resurrección.”
Desde la Cofradía Nuestra Señora de los Dolores , también se ha vivido esta jornada con una novedad que ha acercado aún más a los fieles al corazón de María. Elena López, miembro de la cofradía, compartió la iniciativa que han llevado a cabo este año: “Hemos preparado unos papelitos con sobres para que la gente pueda escribir sus peticiones. Al finalizar la procesión del Entierro el próximo Viernes Santo, se quemarán simbólicamente a los pies de la Virgen. Son peticiones que confiamos a ella, para que las lleve directamente al cielo.”
La idea ha surgido, según López, del deseo de incluir a todos los devotos, incluso a quienes no participan activamente en la procesión: “Queríamos que también aquellos que no salen en la procesión pudieran sentirse parte de este momento, que sus intenciones estuvieran a los pies de la Virgen. Es una manera sencilla pero profunda de unirnos todos en la fe.”
Para finalizar la jornada, y a pesar que la lluvia se ha dejado ver minutos antes, definitivamente se ha llevado a cabo la Procesión del canto de los Siete Dolores.