En una mañana en la que las temperaturas convirtieron a Novelda en un horno a más de 32º al sol, los Negres Betanics respondieron al calor como mejor saben: con una lluvia de agua y sandías. Congregada en el Santuario a las 10:30 horas del sábado, la comparsa asistió a misa y se preparó con un almuerzo ligero antes de iniciar la tradicional batalla campal
Los Negres Betánics empiezan con fuerza sus fiestas. Tras una breve homilía y un almuerzo en comunidad, la comparsa preparó una traca especial para inaugurar la tradicional “meloná”; insertando los petardos en el interior de múltiples sandías, los comparsistas prendieron fuego al cordón que despidió trozos de melón a más de diez metros de distancia.
De este modo daba comienzo la fiesta, en la que ‘negres’ de todas las edades se lanzaron trozos de fruta a cuenta de misiles. Con la seguridad de que las piezas habían sido abiertas con anterioridad, algunos se atrevieron incluso a partir melones enteros con la cabeza.
Posteriormente, y tras acabar con un cargamento entero de sandías, los miembros de la comparsa procedieron a llenar cubos y cubos de agua con la que bañarse unos a otros. Empapados de pies a cabeza y sin lugar donde esconderse, más de uno se encontró rebozado por sus compañeros en los montones de tierra y yeso distribuidos por el área.
Con todo, la fiesta, que un año más permaneció fiel a la esencia de las tradiciones de Negres Betánics, fue un éxito de participación en la que ninguno de los presentes salió indemne de recibir un chupinazo de sandía o, como poco, un chaparrón de agua.
No tinc res en contra de la tradicionalitat de certes manifestacions culturals, però encara hi ha gent que no té trellat. Com és possible mantindre en la situació actual, una «tradició» com aquesta. L’aigua no està per a fer aixó i, després, queixar-nos de manca de trasvassaments. Per favor, una mica de seny! Hi ha gent que la necessita pera viure.