El cuarto domingo de Cuaresma acoge la celebración de la misa en intención de cofrades difuntos de la Cofradía de la Flagelación, en la Iglesia de San Pedro, y su posterior traslado de las imágenes, este año de una manera diferente.
Iniciaba este acto con la intervención de Mercedes García Herrero, miembro de la Cofradía, que recordaba que «la sombra de la pandemia impidió el pasado 2020, entre otras mucha cosas, los actos de la Cofradía», pero continuaba diciendo, «hoy es un día de agradecimiento, un año después podemos reunirnos en esta eucaristía en la que recordamos a nuestros difuntos».
Se hizo mención especial a Antonio Pérez Abad, y Julián Sola de Andrés, fallecidos durante este último año, y que trabajaron por la Flagelación.
Tras su intervención daba inicio la liturgia, oficiada en esta ocasión por José Ignacio Machinea, Padre Reparador, a la que asistieron el Presidente de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, Francisco López Peral, el presidente de la Cofradía La Flagelación, José María García, miembros de la Junta Directiva de la cofradía, cofrades y fieles.
Después de los oficios los cofrades trasladaron las imágenes de San Pedro Arrepentido y Cristo de los Azotes, que se encontraban en el altar mayor acompañando a Santa María Magdalena, hasta la capilla de la Aurora, para presentarlas ante la Virgen María.
Durante este atípico y emotivo traslado, Rubén Morcillo, miembro de la Banda de Cornetas y Tambores de la Flagelación, hacía sonar el tambor, junto a Antonia Tobaja, que interpretaba una saeta.
Al llegar a la capilla el Padre Machinea daba por finalizada la eucaristía tras proclamar unas palabras.