La concejalía de Educación y Fiestas, en coordinación con los feriantes, ha puesto en marcha la Feria de Novelda Inclusiva, una iniciativa en la que las atracciones del recinto ferial funcionarán entre las 20:00h y las 21:00h sin estímulos sonoros ni visuales con el fin de que los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), particularidades auditivas y problemas sensoriales puedan disfrutar de las instalaciones.
El delegado del departamento de Educación, Bartolomé Úbeda, ha informado que durante el período de fiestas todas las atracciones de la Feria funcionarán, entre las 20:00h y las 21:00h, sin luces ni sonido para que “los niños con diversidad sensorial puedan disfrutar, como el resto de jóvenes, de uno de los elementos más tradicionales de las fiestas de Novelda”.
Bartolomé Úbeda ha señalado que esta iniciativa, que ha contado con gran aceptación entre los gerentes de las atracciones, es “pionera y experimental” en Novelda, y sigue la “línea emprendida por el equipo de gobierno al inicio de la legislatura de trabajar en un modelo de ciudad sostenible, equitativo e igualitario para toda la ciudadanía, una ciudad más inclusiva de la que puedan disfrutar todas las familias noveldenses”.
Muy buena idea, ¡lástima que no se extienda esa inclusión al resto de celebraciones y que no se cumpla la normativa de decibelios! Si el exceso de volumen (que impide incluso hablar y socializar con normalidad dentro de las propias kábilas) altera y mucho a la gente que intenta dormir, ¡no puedo ni imaginar cómo debe alterar a la gente que tiene vulnerabilidades añadidas! Y es que cada vez la brecha entre festeros y no festeros se agranda por este tipo de molestias y por la suciedad que dejan tras de sí un reducido grupo de festeros. ¡Con lo poco que costaría adecuar el volumen a la normativa y al local! Últimamente, da igual si el espacio es grande o pequeño, el volumen es igual, como si viniera de serie. No hay control ni adecuaciones, no se piensa en los niños pequeños (personalmente tuve la experiencia de un fuerte dolor de oído en mi hija tras asistir a un concierto promocional hace unos años) que van con sus padres ni en la gente de los aledaños que intenta descansar tras su jornada laboral y el agobiante calor del día.
Muy buena iniciativa. Lástima que no se extienda más y se exija que se cumpla la normativa de decibelios en el resto de actos, pues, si a un gran número de personas nos impide dormir y descansar, ¡no puedo imaginar qué supondrá para ese colectivo con dificultades añadidas y mayor sensibilidad! Además, si el volumen fuera el adecuado, mejoraría también el ambiente interno de las kábilas (pues el exceso de volumen perjudica también la audición de quien está cerca) y disminuiría la brecha entre festeros y no festeros.