La imagen de Santa María Magdalena ya descansa en la Iglesia de San Pedro tras una multitudinaria romería desde el Santuario que lleva su nombre.
Miles de personas se han volcado este año con la tradicional Bajada de Santa María Magdalena, patrona de la ciudad, en una jornada de domingo marcada por la emoción y la devoción. La Santa ya se encuentra en la Iglesia de San Pedro, donde permanecerá hasta el próximo lunes 4 de agosto, cuando regresará a su santuario de La Mola también en romería.
Durante el recorrido, la imagen lució los racimos de uva blanca de Félix Palacios y los de uva negra de la familia Soria Beltrá, seleccionados esa misma mañana. La romería estuvo arropada por la participación de la Muixeranga de les Valls del Vinalopó, que ofreció sus tradicionales figuras humanas, así como por la música La Xaramita Cana.
Uno de los momentos más especiales se vivió en el Paseo de los Molinos, donde la Santa fue recibida con una cuidada poesía por parte del Patronato, al son del himno La Perla de Oriente, y en medio de una lluvia de confeti. En ese mismo punto se realizó el cambio a las andas procesionales, desde donde continuó su entrada a Novelda en procesión.
Como marca la tradición, al final de la calle Mayor la Policía Local fue la encargada de portar las andas hasta la puerta del antiguo retén, momento en el que miembros del Patronato retomaron el relevo para llevarla hasta la Iglesia. Allí, la Santa fue recibida entre vítores, más confeti y una iglesia abarrotada de fieles que no querían perderse su entrada triunfal.
Este año, sin embargo, no pudo celebrarse la tradicional Albà ni los fuegos artificiales que anuncian a la población la llegada de la patrona. Pese a ello, el acto de recepción en el templo fue profundamente emotivo. Cientos de personas abarrotaron el interior de la iglesia para cantarle su himno y aplaudir su llegada, culminando con su colocación en la mesa del altar.
Los asistentes, entre lágrimas y oraciones, se acercaron a tocarla y a pedir por sus intenciones personales. Como colofón a una jornada de fe y emoción, el Orfeón Noveldense Solidaridad ofreció su tradicional serenata a la Santa, seguida de la ofrenda floral que vistió el altar de colores, peticiones y promesas.


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