Entrevista con MARÍA JESÚS NAVARRO

Gema y Lorena (Inmigración), Isabel (Medio Ambiente), Lola y María José (Tercera Edad), Paco (Comunicación), Manolo (Sanitarios), Mayka (Voluntariado)… A todas ellas, personas anónimas de Cruz Roja, ha dedicado esta entrevista su presidenta, María Jesús Navarro, quien afronta esta nueva etapa con ilusión, dispuesta a luchar en todos los campos y con la esperanza, dentro de cuatro años, “de albergar un centro de día para mayores”. María Jesús asegura que asumió el cargo “por los ánimos de mi padre” y que, tras pasar unos días entre el personal, conoció “la constancia del voluntariado y la calidad humana que integra toda Cruz Roja. Algo que no tiene precio”, afirma. NOVELDIGITAL inicia, desde la próxima edición del mes de diciembre, una colaboración escrita con Cruz Roja entre reportajes y artículos en los que se abordarán los talleres, campos y actores principales de esta institución que basa su vida en la ayuda a los demás

REGUNTA: ¿Cómo le comunicaron su nombramiento como presidenta de Cruz Roja de Novelda?

RESPUESTA: Sarrió me comentó que la familia podía continuar al frente y seguir la labor que mi padre (Jesús Navarro) ya había hecho. Además, también me dijo que Amelia Torregrosa (la anterior presidenta) ya no quería seguir. Entonces, me lo pensé, vi que no tenía tiempo, y vi que era una responsabilidad muy grande. Y, a un lado esto, me daba miedo al desconocer todo este tema, porque si me dan pleitos los entiendo pero claro, Cruz Roja de Novelda que es tan grande, con tantos socios… Fue mi padre el que me animó. “Chica, preséntate porque tú no sabes lo gratificante que es ayudar desinteresadamente a mucha gente”. Mi madre, más realista, me decía: “Madre mía en qué lío vas a meterte” (risas). Decidí tirarme a la arena y, bueno, presenté mi candidatura, no había otras, y todo se ha hecho siguiendo el proceso hasta el nombramiento.

P: ¿Y qué balance puede realizar en sus primeros pasos como presidenta?
R: Cuando ves el interior, trabajadores y voluntarios, en ese momento pensé: “He acertado ser presidenta de Cruz Roja, porque esto va a darme una amplitud de miras grande, distinta”. Entonces, no te puedes imaginar, de verdad, la gente que trabaja allí. Porque no es gente normal que trabaja en oficinas y despachos, es gente que además lleva un plus de solidaridad. Porque la gente que trabaja allí es genial. Son personas que podrían estar trabajando en una ONG como en un sueldo más. Sin embargo, esta gente tiene un plus de solidaridad. Porque es gente encantadora, que trabaja en proyectos de inmigración, medio ambiente, de la Tercera Edad… Es un campo gigantesco, en el que las ambulancias tienen un papel también primordial, pero hay que ver el trabajo que se hace a ese nivel. Yo me he quedado alucinada.

P: ¿Y cómo funcionan a diario?
R: Pues tenemos muchísimo trabajo. Unos proyectos que se hacen por aquí (se planifican, redactan y ejecutan), otros que se hacen por allá, cómo se van a afrontar en el futuro, cómo podemos financiar los proyectos… Los ayuntamientos se portan de maravilla porque nos dan dinero para que hagamos estas cosas y, bueno, siempre nos falta. Porque siempre nos falta. Faltan socios y muchísimas cosas. Y, dentro de ese orden, hay un presupuesto que se administra escrupulosamente para atender a todas esas necesidades.

P: ¿Qué hay de los voluntarios?
R: Yo nunca en la vida hubiera podido pensar que hubiera tanta gente voluntaria y, sobre todo, voluntarios tan constantes. La constancia del voluntario de Cruz Roja no tiene precio. Uno puede sentirse un día voluntario y dar de comer a los abuelos o participar en otra obra de caridad. ¿Pero y la constancia año tras año, y día tras día, del voluntario de Cruz Roja? Eso no tiene precio. Siempre ves las mismas caras, porque cuando mi padre fue presidente ya fui por allí. Y ahora me he visto a las mismas caras, a las mismas personas que, tres o cuatro años después, siguen todavía ahí. Para mí, ha sido sorprendente. También resaltaría el anonimato. Nadie sabe quién son. Lo hacen por verdadero desinterés y solidaridad. Con todo ese bagaje de personas, con el plus de solidaridad de los trabajadores, y con los voluntarios fijos, constantes y tan buena gente… Yo estoy que me creo “la reina del mambo” (risas). Ser voluntario es una experiencia única, que sirve de referente para ser buena persona.

P: ¿Qué es lo que más le ha llenado hasta el momento?
R: La calidad humana de las personas que integran toda Cruz Roja. Con eso así, la Cruz Roja nunca puede ir mal, tiene que ir siempre bien.

P: ¿Y qué ideas planea?
R: Las ideas que llevo no han sido unas ideas preconcebidas, sino que ha sido el propio personal de Cruz Roja quien de alguna manera me ha ido marcando a mí. Les presenté también a las personas que yo pensaba poner en la vicepresidencia, que son Eva Benito y Carmen Payá. Y entonces estas personas están viendo el campo en el que van a trabajar, aún lo estamos perfilando, pero vamos a trabajar mano a mano.

P: ¿Hay algún proyecto especial que se quiera relanzar?
R: Queremos reforzar todos los campos que tengamos. Pero hay una carencia, por ejemplo, del centro de día. A nosotros nos gustaría que las personas mayores estuvieran muy bien atendidas y que fuera Cruz Roja la pionera en dar esa prestación. Aunque las cosas de palacio van despacio. Pero a mí me gustaría que cuando acabe la presidencia, dentro de cuatro años en principio, me gustaría ver el centro de día terminado. Y me gustaría otro objetivo que tengo: que haya más voluntarios. Necesitamos voluntarios, porque hay cosas que no puedes hacer porque no tiene dinero. Porque va todo “repelado”. Hay, pero necesitamos muchos más.

Lunes, 5 de noviembre de 2007 | Juan José Payá

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