Artículo de Vicente Díez sobre deportistas noveldenses
La semana anterior os conté acerca de Fernando Pérez, un multideportista que ha practicado más el atletismo de fondo que otros deportes. Me decía que habitualmente practica el senderismo, solo o en compañía, para completar su mantenimiento físico integral. Y me propuso acompañarle en alguna caminata, lo cual me encantó de inmediato y así lo hicimos.
El día propuesto, acudieron a la cita otros dos miembros: Michel y Pablo del grupo senderista al que denominan «los Molliteros», ya que cuando paran para tomar algo, suelen traer consigo la clásica coca de molletes en sus mochilas junto al resto de viandas. Comentan que son unos 20, incluidas algunas féminas y del grupo nombran a dos mujeres; Susana es profesora de Biología y Alicia, fisioterapeuta; buena y muy culta compañía. No obstante, rara vez se juntan todos, salvo en alguna ocasión.
El senderismo no es una actividad competitiva; de hecho, no sólo están ausentes los trofeos y clasificaciones, sino que incluso se ayuda y enseña al profano, como soy yo en estas lides. Caminar es algo innato en el ser humano desde la noche de los tiempos; me atrevo a decir que desde los muy lejanos tiempos del homo erectus (hace ya entre 2 millones y 117.000 años), cuando nuestros ancestros decidieron desplazarse para buscar el sustento.
Y ya en el punto de partida, Fernando de 64 años, me presentó a Pablo de 67 y a Michel de 54, quien fue el guía por haber practicado el senderismo desde los 14 y se conoce todas las sendas, caminos, veredas, atajos, cuevas, ramblas… Es alguien así como el mapa o el GPS del grupo.
Nos trasladamos en automóviles a Agost y girando a la izquierda, se va cuesta arriba hacia la zona del Palomaret y más allá están los Rasos de Catí. La vista del paisaje circundante desde que comenzamos a caminar es agradable; produce una sensación de «creerse a sí mismo un ángel» al observar la Mater Natura, así como alguna casa, los árboles, la carretera allá abajo, que parece más estrecha desde lo alto y nos hace pensar en la belleza y los paisajes que tenemos por doquier cerca de nuestras casas y que no solemos visitar. Si vemos algo de naturaleza, suele ser «por la tele».
Reseño que de los cuatro que fuimos ese día, tres de nosotros estamos ya jubilados y a esta edad se suele tener más tiempo libre que en épocas anteriores, cuando hubimos de desarrollar un trabajo concreto.
Y así llegamos, sube que te sube, a veces con tramos resbaladizos por la gravilla suelta y la pinocha; o porque hubimos de agarrarnos a ramas o raíces del suelo. Michel relató al llegar a un sitio plano y con algún almendro, que aquello lo denominan “el Bosque Muerto”. Muy cerca observamos cómo estaba un operario limpiando de tierra y otros materiales, una amplia balsa de menos de 1 m. de profundidad para almacenar agua que sirva de bebedero a los animales salvajes (jabalíes y arruis), quienes de noche salen a buscar alimento y bebida.
También observamos por los alrededores las marcas que dejan en el terreno los jabalíes al rebuscar entre la tierra y las raíces, para conseguir piñas y otros frutos secos con los que alimentarse. Por su parte, el arrui es una variante o pariente lejano de la cabra montesa y encontramos por allí agrupadas muchas bolitas de excrementos con forma ovalada. Michel alega que hace ya algunos años, reintrodujeron algunas parejas de arrui para repoblar aquello.
Por esa zona del Bosque Muerto, Michel relata que se rodó gran parte de una película “de romanos” titulada “Astérix y Obélix en las Olimpiadas”. Aquellos personajes de ficción de la Galia antigua fueron interpretados por dos actores franceses: Gerard Depardieu (Obelix) y Alain Delon (Asterix). El gigante Obelix consiguió el record de lanzamiento de peso, al superar ampliamente a sus rivales lanzando una roca tan lejos que los jueces/árbitros hubieron de ir a buscarla, en esta ficticia competición cinematográfica. También se rodaron algunas escenas en los estudios de la Ciudad de la Luz y en Santa Pola.
Y de nuevo en nuestra senda de caminata, vimos innumerables pinos; muchos olivos, así como encinas o carrascas, mayoritariamente en forma de arbustos. Este vegetal es de lento crecimiento y produce bellotas, muy apreciadas por los jabalíes. La “Senda de las Carrascas”, por la que transitamos es de apenas medio metro de anchura. También anduvimos por “la Senda del Potasio”, aunque ignoro el motivo de tal denominación.
Así fuimos ascendiendo, agarrándonos a cualquier saliente hasta llegar a la cima, conocida por “la Cresta de las Carrascas”. Por allí cerca hay una mesa de piedra y un depósito de agua para abastecer del líquido elemento a la urbanización que se pretendía construir en El Palomaret; no obstante, no siguió adelante esta colonia de montaña, debido a las protestas por parte de ecologistas de la zona.
Comenzamos el regreso, bajando por la zona “Borrega Plus” hasta la Plataforma del Parapente, especie de balcón donde sin barandilla ni protección alguna, los aficionados al parapente usan para echarse a volar y tomar tierra. Desde allí, tanto Susana como Alicia son las únicas del grupo que han volado con el parapente. El rectángulo es visible desde las alturas, pues es una especie de pista de tenis con hierba de color verde intenso, por las rayas que tiene pintadas en su perímetro, junto al precipicio. Debe “dar algo de biruji” imitar a las aves y aunque me suelen interesar las novedades, no creo que a mi edad, quiera imitar al mítico Ícaro, quien según la leyenda, se confeccionó unas alas de cera y logró volar, pero el calor del sol las fue derritiendo y ya se pueden imaginar cómo acabó.
Cerca de nuestros automóviles, sacamos una mesa y sillas plegables para dar cuenta de las viandas, así como de las insustituibles cocas de molletes, gracias a Pablo, el maestro artesano en el tema. Se comentó el refrán de “Al campo irás y de lo que lleves, comerás”. Según Michel, aquella zona es el Refugio o Cueva de los Murciélagos, aunque sinceramente no vi a ninguna de estas aves comedoras de insectos; quizás por ser de día. Y Pablo, por su parte, dispone de un reloj de pulsera que aporta datos como son la distancia recorrida; altura máxima a la que hemos subido; tiempo empleado y calorías consumidas. Curioso el instrumento, pero no dispone de agujas del reloj, para demostrarles cómo es posible orientarse en un día de sol, algo que aprendí hace muchos años, cuando ejercí de marino mercante y de esa guisa, se puede imitar el funcionamiento del antiguo astrolabio, con una interpretación parecida a la del reloj de sol; un artefacto que se usó hace muchos siglos en la navegación, anterior a la brújula y que actualmente se conserva como reliquia en los museos de náutica. Pero esto es otro tema y otra historia.
El senderismo se trata de caminar sin un destino concreto, conociendo y admirando la naturaleza salvaje, pues como escribió Machado en el poema “El Caminante”:
“Caminante, son tus huellas el camino y nada más
caminante, no hay camino; se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino, sino estelas en el mar.
Yo también he andado por esa zona y me gusta. Buenas fotos y sirve estas notas para saber de todos los deportes.
Caminar es algo que todos debemos hacer, pues no tiene riesgo para quien lo práctica. Buen escrito, con Machado al final
Esta sección de comentarios y artículos deportivos me engancha. Sale de cualquier deporte y ver los caminos y senderos es positivo y relajante, para mí.
Bonito y sano deporte el SENDERISMO al alcance de casi todos.
Una forma de hacer deporte y disfrutar de la naturaleza.
Gracias Sr Vicente por sus relatos.
Vicente, como siempre…da gusto leer tus reseñas.
Das a conocer muchos deportes, personas y lugares preciosos que tenemos al alcance de la mano para disfrutar.
Solos o acompañados, caminando por parajes podemos descubrir rutas muy bonitas, al mismo tiempo que nos cuidamos y nos relajamos del estrés diario.
Saludos para todos, gracias por compartir vuestras experiencias con nosotros!!! 😉
Buen reportaje amigo Vicente, se nota que te gusta el senderismo y eso esta muy bien pues es una actividad tranquila y buena para conservar el físico cuando llegamos a cierta edad
Buena combinación. Deporte, historia y poesía.
Muy buen Articulo Vicente como siempre un placer leerte
Agradezco sus opiniones a quienes las aportan; quizás en esta ocasión, con más efusividad que otros artículos. Gracias a todos, así como a los lectores. Ahora estoy preparando dos temas; uno sobre judo y otro sobre natación. Hasta entonces.