Fallece Eduardo Espinosa

Eduardo Espinosa Meco nació en Valdepeñas (Ciudad Real) hace noventa años. A los seis años, toda la familia, los padres y sus seis hijos se trasladaron a Novelda, al barrio de la Estación.

Su padre era jefe de la estación de tren y ese traslado, siendo un niño, hizo que Espinosa (como lo llamaba la mayoría) viviera toda su vida en nuestro pueblo. Luego llegó la guerra civil, su hermano fue llamado a filas y nunca regresó ni se supo nada de él. La tristeza invadió la casa familiar y su querida madre jamás superó esta ausencia.

Después, durante la posguerra, Eduardo creció con la dureza de la situación. Con apenas diez años, cargado de botijos, ayudaba a apagar la sed en esos vagones atestados de gente. Era su forma de contribuir a la economía familiar. Como siempre haría, todo lo marcaba el amor a su familia y un espíritu social. Era muy querido y respetado por todo el pueblo, desde el más humilde al más poderoso. Cuando entraba en cualquier lugar, ya no existía nadie más; era el dueño del espacio. Solo con su amabilidad y su gran personalidad lo llenaba todo. Y esta habilidad en el entorno social marcó también su vida profesional.

Antes de partir al servicio militar trabajó en la empresa de productos químicos de Wifredo Rizo. Y al regreso encontró al amor de su vida, Pilar Pomares, también una mujer muy respetada y querida por todos, conocida en todo el pueblo tras ser muchos años presidenta de las Amas de Casa.

Después de la boda trabajó como comercial en electrodomésticos Gran y de ahí pasó a la empresa de especias Polluelos. Uno de los socios, Paco Romero, descubrió en Espinosa un gran potencial como representante comercial. En esa época, una empresa alemana con nombre francés, Pompadour, desarrollaba una novedad: la bolsita de infusiones. Entonces, Paco Romero dejó la empresa de especias y se embarcó en esa aventura. Se llevó con él a Espinosa y juntos revolucionaron el mercado de las infusiones en España, marcando también en Novelda una época de crecimiento y desarrollo. Pero Eduardo no solo era un gran vendedor. Donde iba dejaba amigos más que clientes.

Con Pilar la familia creció y a su primera hija, Pilar, le siguieron M.ªÁngeles, Encarnita, Begoña y, por fin, Eduardo, el ansiado chico.

Fue pionero en las fiestas de Moros y Cristianos, participando desde el primer año como cabo de escuadra en los Negres Betànics. Sin embargo, aquí tampoco era un cabo normal; su forma de desfilar, majestuosa, impresionaba a todos los espectadores. Tenía la habilidad de saludar con la mirada, uno a uno, a todo el que le aplaudía. Dirigía una filà a la que, con el tiempo, todo el mundo esperaba impaciente el día del desfile. Cuando a lo lejos se veían llegar los Negres, la gente decía: «Ya llega Espinosa». Y creaba expectación por ver el traje de ese año. Se recuerda especialmente el año del águila. Verlo desfilar era todo un espectáculo y su forma pausada de mover la espada creó escuela entre todas las comparsas. Aún hoy se ve en los desfiles ese estilo Espinosa y esto lo emocionaba. En los últimos desfiles, cuando ya no salía, observaba orgulloso y emocionado cómo lo saludaban desde el balcón de su casa de la calle Desamparados.

Pero Eduardo no solo es todo lo que hemos dicho. Su verdadera obra, junto a su amada Pilar, fue la familia que supo construir. Su lucha, su trabajo y su amor hicieron posible que todos sus hijos estudiaran en la universidad. Y esto era su verdadero sueño, que se convirtió en su mayor éxito: crear una familia que fuera un ejemplo de amor. Este amor lo ha rodeado hasta el final, arropado hasta el último minuto por sus hijos, nietos y amigos incondicionales.

Ahora se reencontrará con Pilar, el amor de su vida, y el ejemplo de esta pareja quedará para siempre en la memoria colectiva de su querida Novelda.

Descanse en Paz, Espinosa.

Jesús Navarro Alberola

El velatorio es en el tanatorio de Novelda, sala 3 y el sepelio, mañana miércoles a las 17 h. en la iglesia de San Pedro. La misa de rezo es el lunes 6 de junio a las 19:30 en San Pedro

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1 COMENTARIO

  1. Mi más sentido pésame para sus familiares. Conozco a su hijo, Eduardo, al que envío un amistoso abrazo

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