106) RAFAEL MIRA RAMÓN, “el Ayalo” (ciclista)
A pesar de los años que vivo en Novelda y que desde aquel momento, me vinculé al ambiente ciclista, no conocía en persona al protagonista de hoy. Lo nombraban con admiración en el Club Ciclista Noveldense, pero hoy encuentro la explicación, pues él ya había dejado el deporte del pedal y parece ser que se desconectó del ciclismo local.
Tras visitarle en su domicilio en el barrio de Mª Auxiliadora, me relata que nació en las Casas de Sala, en el año 1955 y fue el quinto de los seis hijos que trajeron al mundo sus padres, Antonio “el Ayalo” y Josefina. Rafael me aclara que el apodo ya viene por tradición familiar, pero que sólo le nombraban así en nuestra ciudad; en el pelotón de ciclistas le conocían por su apellido, Mira. Se trasladó la familia al mencionado barrio de Las Horcas cuando Rafa tenía 12 años y su porvenir parecía ser el de su padre y sus hermanos mayores, la albañilería. Su colegio fue el Jorge Juan, en su emplazamiento anterior, junto al actual Centro Cívico y Social.
En el recreo sólo se podía jugar al fútbol y desde entonces, conoce a Teodoro Pérez, “Teo”, vecino y también atleta y ciclista posteriormente; juntos iban al cole y regresaban a sus casas, intercambiando las fantasías deportivas con que todo niño sueña. En cuanto a su actividad futbolística, jugó con el equipo local Español contra el Atlético Veneno, del P. Dehón.
Tanto su hermano Paco como su padre ya corrieron en bicicleta. Por aquel entonces, Rafa y Teo conocieron a Corbí, del Chinorlet, un ciclista veterano que le vendió a Teo su primera bicicleta. Rafa a veces conseguía prestada la de su hermano para “darse una vuelta” por las carreteras circundantes, algo que le encantó desde un primer instante.
Con 16 años consiguió su primera licencia federativaCon 16 años consiguió su primera licencia federativa, la de Juvenil y como tantos otros, corría sin equipo; cada uno salía en la carrera con sus propias iniciativas y fuerzas. Había por aquel entonces un equipo de profesionales, La Casera – Bahamontes, que enviaba a observadores para detectar algún diamante en bruto entre los que empezaban a competir y se fijaron en Rafa. Le acompañaba entonces en muchas ocasiones un ilicitano, Domingo Muñoz, un buen sprinter y que llegó a ser profesional . Muñoz consiguió ser campeón nacional en Soria, representando junto a Rafa “el Ayalo”, a la Federación Valenciana.
La propuesta de pasar a encuadrarse en el equipo amateur de La Casera le pareció un regalo del cielo, a pesar de no tener asignado sueldo, salvo los premios que se repartían entre los ciclistas del equipo. En dicho equipo tenían para Rafa el propósito de “profesionalizarle”, pues experimentó mejoría en sus entrenamientos y prestaciones. De hecho, una de las carreras en que venció y que le trae muy buenos recuerdos fue la de Juveniles que aquellos años se celebraba en Novelda por las fiestas de Julio; aún no tenía la edad para participar en la del día 22, la más importante del año y reservada a Aficionados. También consiguió triunfos en pruebas celebradas en diversas ciudades como Alicante, Elche, Crevillente, Espinardo, Molina de Segura y otras… en total once carreras entraron en su palmarés en el año 1973. Su padre fue su mejor seguidor incondicional y le llevaba a las carreras. También le llevó a veces, un vecino y muy aficionado, Adrián padre (q.e.p.d.), posterior suegro de “Teo”.
El equipo de La Casera tenía corredores de toda la Comunidad Valenciana y me cuenta que su compañero ilicitano, Domingo Muñoz, fue un llegador casi imbatible en las pruebas amateurs, pero al dar el salto a profesionales quizá le faltase algo más de complexión atlética para meterse en esa maraña de locos que es una llegada masiva. Rafa recuerda que en una ocasión, ambos se desplazaron a Castellón de la Plana para disputar tres pruebas en días consecutivos, pero que no tenía programado acudir el equipo. Domingo venció dos jornadas y Rafa un día, lo cual llegó a oídos del director local y les retiró la licencia algún tiempo, como castigo.
Por aquellos años de principios de los 70, hubo otros buenos equipos amateurs; en algunos de ellos se forjaron muchachos que posteriormente fueron profesionales, como Alberto Fernández (q.e.p.d.) y Perico Delgado, en el Moliner Vereco. También destacaban los equipos Mercury, de Valencia; el catalán Cervezas Moritz, o el andaluz Coosur. Y las victorias estaban muy caras de conseguir con aquellos rivales mencionados.
Rafa también coincidió con otros jóvenes que consiguieron dar el salto al profesionalismoRafa también coincidió con otros jóvenes que consiguieron dar el salto al profesionalismo, como Mariano Sánchez, en Teka y Kelme, así como Vicente Belda; o Jesús Suárez Cuevas; Fortiá; y algún otro. Se disputaban a veces pruebas Open, en las que se mezclaban con algunos profesionales y recuerda haber coincidido con un veterano, Jesús Manzaneque. En esta clase de pruebas, los amateurs ponían toda la carne en el asador, pues sabían que les examinaban para dar el salto. De la Vuelta a Náquera recuerda a varios señores que al acabar las etapas, intentaban “pescar” a los que más destacaban. Pero siempre fue difícil conseguirlo en España, por la escasez de equipos profesionales.
Como ya se dijo inicialmente, Rafa, siguiendo la tradición familiar, trabajaba en la construcción y se trasladó junto a su hermano Paco durante tres meses a Euskadi entre ladrillos y cemento. En los ratos libres entrenaba y en Arrate logró vencer en una prueba cuyo recorrido era un continuo sube y baja.
Su estancia en el equipo de La Casera duró tres temporadas y consideraron que con veinte años, aún no estaba “maduro” para dar el salto. Desgraciadamente, cuando acabó su tercer año con este equipo, la empresa dejó el patrocinio y cada uno hubo de buscarse la salida más oportuna, si deseaba continuar pedaleando. Contactó con el equipo catalán Mogavares, equipo semimilitar, pues lo dirigía un capitán con destino en Sabadell y pocos conocimientos sobre ciclismo; incluso me dice que este militar se quedaba con parte de los premios conseguidos y estaba integrado algún que otro corredor que entonces hacía “la mili” y otros como él, a los que dicho capitán les reservó exclusivamente para correr y gestionó los documentos para declarar a Rafa y a otros como excedentes de cupo en lo militar.
En este equipo, Mogavares, coincidió con Salvador Fortiá y con Pepe Recio, quien sería años después el jefe de filas en el conjunto Kelme. Participaron en muchas Vueltas, con un promedio de cinco etapas cada una, como eran las de Toledo, Burgos, Málaga, Sedaví o la del Vino, en La Mancha. En la Vuelta a Burgos recuerda haber llegado segundo en una meta en cuesta, tras la catedral. En la Vuelta a Málaga consiguió ser segundo al sprint en una etapa en la que sólo le adelantó un inglés y eran ochenta los que llegaron juntos. En la siguiente etapa, acabó tercero y completó una muy buena clasificación final.
Se considera un corredor “todo terreno”, pues obtuvo victorias en todas las facetas del ciclismo como son la escalada, o llegadas en llano e incluso al sprint en grupos no numerosos. Ya se comentó que siempre fue difícil pasar a profesionales, por el reducido número de equipos existentes tanto actualmente como en el pasado; quizá salvo en la época de Indurain en que hubo seis o siete equipos españoles. Pero el número habitual de equipos suele estar entre dos o tres, como máximo. Por tanto, siguió corriendo un año en este equipo, el Mogavares, e iba perdiendo la esperanza o la ilusión de poder contar con una oportunidad y dar el paso definitivo. Dejaron de momento de correr, tanto Rafa como Pepe Recio, pero el almeriense tuvo la suerte de que Rafa Carrasco, director del equipo Kelme le llamase para su plantilla, así como a Vicente Belda, quien dejó su plaza en el Novostil – Transmallorca y cuyo puesto no pudo ocupar nuestro protagonista de hoy. Pronto el gusanillo le reclamó en el pelotón. Lo de conseguirlo era algo así como una lotería; pero he aquí que he oído ya dos versiones sobre este tema de la dificultad, ambas de buena tinta y sé que hubo casos en que para conseguir ser incluido en un equipo profesional, alguno pagó cierta cantidad, que se destinaba a cubrir parte de los gastos que originaban tanto los desplazamientos como las dietas de los corredores. ¡Inaudito, pero cierto! Incluso he escuchado que hubo un médico valenciano, muy apegado a los equipos profesionales, a los que asesoraba sobre qué muchacho estaba “preparado” para que lo admitiesen. El padre de uno de estos jóvenes, distribuidor de automóviles, ofreció dos coches seminuevos al equipo, lo cual se aceptó y pasaron a pintarse de inmediato las carrocerías de estos vehículos con los colores y anagramas del conjunto. Por supuesto, aquel corredor ingresó en el equipo profesional, aunque fuese de simple gregario.
Y así, con desánimo, acaeció que tras disputar el GP de Náquera por etapas, tras la contra reloj por equipos en Peñíscola, que vencieron y con tan sólo 23 años, en el camino de regreso al hotel junto a parte de sus compañeros del equipo Josma, tuvo una caída inesperada al meter la rueda delantera en un bache que no vio. Su director deportivo, Albelda, ex profesional, le trasladó a un hospital. Allí le apreciaron un fuerte impacto en la cara y se difuminó el plan que tenía de ir a Cataluña para la siguiente carrera, para la que no estaba en condiciones. La corta estancia en el hospital le desvaneció las escasas ganas que tenía de seguir compitiendo; pues lo único que tenías asegurado era el enorme esfuerzo físico, las estrecheces de correr casi sin cobrar, o… no pasabas. Pero es justo admitir que esta especie de soborno o compra de “enchufe” no es la tónica general; hay muchos corredores que han logrado ingresar en el profesionalismo por su clase, o por tener mejores referencias por parte del equipo grande. Durante algún tiempo, se formó un equipo de toda la provincia “Clubes Alicantinos – Construcciones Mira”, sufragado por su empresa y del cual aporta una de las fotografías, la que yo vi circular en su día por Novelda.
Le costó mucho asimilar que no sería profesional del deporte, pero había que levantar la cabeza y seguir adelante. Se reincorporó a la empresa familiar de construcción y se casó con su novia, Mª Carmen y tuvieron una parejita de hijos, a los que han bautizado con los mismos nombres que ellos. Y de sus hijos, me cuenta que no les ha dado por competir, pero que su hija practicó tanto en el colegio como en el Instituto toda clase de juegos y deportes, y no lo hacía mal del todo y en cuanto al hijo, estuvo integrado en la Escuela de Ciclismo local, del Club Ciclista Noveldense.
P.D.- La próxima será la biografía de Juan Córdoba Montañés (jugador de waterpolo). Si conoces la biografía o datos de algún/a deportista local, actual o retirado; incluso de persona fallecida. O bien, de algún club deportivo en Novelda, actual o desaparecido, llámame al 633 25 25 00 (Vicente). Gracias.
Las fotos son de la época de los calapies. Me gustan estas historias antiguas y la de Rafa es interesante.
Vicente, estos son los tuyos, los ciclistas. Fue un muchacho que pudo ser profesional, pero como dices, hay muchos que no llegan, desgraciadamente.
Rafa, te faltó encuadrarte más en el club ciclista de Novelda tras dejar de competir. Pero lo hiciste muy bien y creimos que serías profesional. Me ha gustado tu historia.
Me gustan las historias de ciclistas. Debiste seguir más, Ayalo.
¡¡FELICIDADES RAFA TE MERECIAS ESTE RECONOCIMIENTO!!
Muchos recuerdos , al leer esta biografia de mi amigo RAFA, «El ayalo». Fue un excelente Ciclista luchador incansable, con clase genética, y como persona, un excelente compañero y amigo de nuestra juventud. Tuve la suerte de compartir algunos entrenamientos, cuando ambos nos iniciabamos en el mundo del pedal, en las salidas de los Domingos, con,»TEO» ADRIAN, JOSE LUIS… Lo pasabamos muy bien. Tengo que reconocer que como un servidor solo fue un, «Globero» de los del «Monton», me tuve que conformar con DISFRUTAR (y mucho) ,desde las «cunetas»,viendo COMPETIR a Rafa. Felicidades para el protagonista y para el autor del articulo.
Buen corredor fue el Ayalo y casi llegó a profesional. Un saludo para Rafa y que sigan estos escritos sobre bicis.
Agradecido, como siempre, de los comentarios recibidos e igualmente a los lectores. A continuación viene un jugador de waterpolo, deporte poco nococido y después leeremos sobre una atleta más popular en Novelda,