Art. de opinión del padre Javier Muñoz-Pellín

ECOLOGÍA Y ÉTICA-II

Según el profesor Tomás trigo Oubiñá (Ecología y virtudes. Moral de la persona,EUNSA, 2006), el cambio más importante que se debe producir para superar los problemas ecológicos, es un cambio de tipo ético, y el lugar de ese cambio es la mente y el corazón del hombre. Sin la conciencia de que es necesario un cambio radical de mentalidad las medidas técnicas resultan ineficaces.

A simple vista, la propuesta me pareció utópica, y lo será si no se cuenta con que el hombre es capaz de un verdadero cambio. Sólo se puede encontrar la solución a lo económico y a lo tecnológico si experimentamos, de la manera más radical, un cambio de actitud interior, que puede llevarnos a un cambio en el modo de vida y en los modelos insostenibles de consumo y producción.

 La educación de la responsabilidad ecológica, cada vez más urgente, es decir, de la responsabilidad respecto a uno mismo, a los demás y al ambiente, debe tener, por tanto, como primer objetivo el cambio interior de la persona9. La conversión de la mente y del corazón constituye la «ecología interior», condición necesaria para solucionar la «ecología exterior”.

 La «ecología interior» podría definirse como el nuevo orden que debe darse en el interior de la persona (en el «ecosistema» de su espíritu); un orden cuyo fundamento es la relación de la persona con uno mismo, con los demás y con toda la creación. La «ecología interior» permite y tiene como fruto el cambio moral de la persona, un nuevo modo de actuar en relación con los demás y con la naturaleza, la superación de las actitudes y estilos de vida conducidos por el egoísmo, que son la causa del agotamiento de los recursos naturales.

 La tutela del medio ambiente será considerada eficazmente como una obligación ética que incumbe a cada persona y a toda la humanidad. No será apreciada sólo como una cuestión de interés por la naturaleza, sino de responsabilidad de cada hombre ante el bien común y la ley de la naturaleza.

 La «ecología interior» supone aceptar e integrar en la propia vida la verdad sobre el orden querido por la Creación. Implica reconocer que hay una verdad superior sobre el hombre, que determina lo que es y lo que debe ser, y que realizar libremente esa verdad es el camino de su felicidad y perfección.

 Esto supone, ante todo, reconocer la condición fundamental de ser creado y elevado a la dignidad de hombre irrepetible y, en cierto modo, único. De modo semejante, exige reconocer que también hay una verdad  sobre la naturaleza, que el hombre debe tratar de conocer y respetar. La naturaleza tiene sus propias leyes y su finalidad. El hombre debe redescubrir y aceptar que existe una verdad sobre el mundo más profunda que la verdad de las leyes físicas y biológicas.

La ecología interior implica recuperar la alta dimensión de la metafísica y de la relación con la creación, aceptando la tarea encomendada por ella desde el principio a la humanidad de cultivar y custodiar la tierra con sentido de gratitud hacia el Creador y con sentido de responsabilidad hacia los demás seres humanos.

La aceptación del plan establecido por Dios a través de la naturaleza y del lugar que ocupa el hombre y la naturaleza en ese orden, tiene como fruto la paz con uno mismo, con los demás y con la creación.Consecuencia inmediata de la aceptación del orden establecido por la naturaleza, es descubrir  el verdadero sentido del mundo  y, por tanto, de su cuidado y conservación.

La relación personal con el Creador, reconociendo su dominio sobre la tierra, no sólo evita la tentación de adorar el progreso humano, fruto del dominio del hombre, sino también el peligro aparentemente contrario de dejarse diluir en la naturaleza.

Él es precisamente quien libera al hombre de su absorción por el mundo: «Lo único que salva al hombre de verse fagocitado es la relación yo-tú con el Creador, en la cual él se recibe a sí mismo de la mano de Dios, se encuentra con el encargo de responsabilizarse del mundo, le rinde cuentas a Él y Él le garantiza su dignidad».

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14 COMENTARIOS

  1. Muy buen artículo, don Javier¡ Mucho ánimo y a seguir difundiendo buenas ideas.

  2. ¿Pater, tú crees que todo lo que se investiga y descubre, es para averiguar el hombre cómo Dios hizo el mundo y, que por lo tanto, al no «dárnoslo» por escrito, al no decírnoslo, nos permite tender a Él, al Creador, por méritos propios, con nuestro esfuerzo, con nuestras capacidades?

  3. Diego: decía San Agustín «Quien te creó sin ti, no te salvará sin ti» . El trabajo y la investigación humanas son un canto a la Creación. Por eso, si ofreces a Dios esos trabajos de invención humana, te vas santificando. Son las «buenas obras» tan condenadas por Lutero. Él pensaba que la sola fides justificaba, y que las buenas obras eran un pecado de soberbia.

  4. Concuerdo plenamente en lo dicho por el Padre Javier.Para cambiar las estructuras tienen que cambiar las personas.No creo en actos malos de instituciones sino en actos concretos de personas que forman instituciones.Si queremos mejorar el mundo debemos hacer un esfuerzo serio para mejorar cada uno individualmente.Gracias por el artículo me ha servido para reflexionar!

  5. El fundamento de la Ecología debe basarse en la Ética, pero el hombre mas que «dominar la Tierra», lo que tiene que hacer es responsabilizarse amorosamente del legado de su Creador y mejorarlo a la medida de sus posibilidades con ingenio y tenacidad
    para pasarlo a las siguientes generaciones y sirva de alabanza al Creador.

  6. Que verdad, hay que realizar un cambio.
    Estamos ante una sociedad enferma, la soledad es lo que prima.
    Y la necesidad de tomar medicacion ansiolitica y antidepresiva para poder sobrellevar esta vida. Cuando deberiamos ser muy felices.
    Hay que hacer un cambio: descubrir el sentido de tu vida: en la ecologia interior, abandonar el egoismo y pensar en los otros.

  7. Gracias Padre Javier, cada día es mas urgente que el ser humano recobre su identidad natural e inicial y su misión en orden de la naturaleza, la cual se ha distraído y dispersado, alcanzando grandes niveles de destrucción en el mundo maravilloso en el que fuimos creados…. así como existen grandes logros, avances y descubrimientos, también lo contrario. (Qué encontrarán nuestros nietos o bisnietos??) Es urgente e importante una cultura de ecología interior en los que ya estamos y en los que van llegando…. y para esto es necesario sentir en el corazón, nuestra condición de Hijos de Dios CREADOR…..

  8. Fantástico artículo: si señor. Se ha la poco denla estrecha relación que hay entre ecología, naturaleza y Dios. Muchas gracias!

  9. efectivamente, La «ecología interior» supone aceptaren la propia vida la verdad sobre la Creación. Hay una verdad, superior, sobre el hombre, y que este es capaz de decidir x si mismo el bien o el mal, abandonar el egoísmo y optar x lo bueno y por los demas

  10. Padre: Su reflexión me recuerda (por antítesis) a los personajes de la Parábola del Buen Samaritano, que . . . «pasaron de largo». Como ellos vieron al caído y su necesidad, pero, aún así siguieron su camino (seguramente muy ocupados en sus asuntos «importantes»), así ocurre hoy día: está lleno de quienes «viendo» del problema ecológico siguen como si nada.
    La solución definitiva y sustentable pasa por decisiones políticas que exceden al común de la gente, donde los gobiernos deberían (misión imposible) desligarse de las influencias del los Grandes Grupos de Poder que, por lo general, depredan sin miramientos la naturaleza, buscando un (podríamos llamarlo) Lucro Sangriento, que empobrece, envenena y/o inutiliza la naturaleza para que otros (generaciones venideras) puedan beneficiarse de ella.
    Y, decía, que la solución es política, pues debería ser «Política de Estado» concientizar a las poblaciones sobre esta tragedia; mientras tanto, tomemos conciencia y (otra vez el Buen Samaritano) tratemos de «ver», detenernos, comprometernos e involucrarnos en la problemática.
    Termino recordando lo que el Señor le preguntó a Caín después que éste asesinó a su Hermano (GN. 4,9) y no puedo evitar suponer que, a estas generaciones, nos hará una pregunta ampliada: no sólo nos preguntará por el Hermano . . . también lo hará por la Creación, de la que nos hizo responsables . . . ¿No?

  11. Es un placer poder leer sus enseñanzas. Sobre todo hoy que fundamentan el amor a la Naturaleza más que a una creación de Dios, como un dios, madre y bienhechora del hombre que es un fundamento más de esa Naturaleza.
    Desde luego, la Naturaleza ni es madre ni es un elemento por encima del hombre hecho a imagen y semejanza de Dios.
    Pero después de descubrir que quienes piden respeto a la «madre» naturaleza, casualmente piden la despenalización del asesinato en el vientre materno, es poco creíble que sus intenciones sean el respeto por nada. Si no respetan a sus propios hijos, si enseñan a no respetar la vida; a dónde nos dirigen; qué pueden pedirle a nadie salvo desprecio por todo lo que nos rodea.

  12. Como muy bien indica el P. Muñoz-Pellín, la ecología que de verdad es moralmente aceptable es la que, en un primer momento, reconoce el puesto del hombre en el cosmos. Dios ha hecho del hombre un ser a su imagen y semejanza, y, por eso, señor de la Creación.

    El primer ecologismo estriba en reconocer la dignidad de la persona humana.

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