DENUNCIA DE LOS ACUERDOS SANTA SEDE-ESTADO ESPAÑOL
Hace unos días me llegó un artículo del Profesor Navarro-Valls, Catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado (Universidad Complutense) y Secretario de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Lleva por título: “Una extraña denuncia”. Después de estudiarlo me ha parecido conveniente facilitarlo a los lectores de NOVELDA DIGITAL, con las modificaciones (añadidos u omisiones) que he juzgado pertinentes, realizadas con el expreso permiso del autor.
No todos opinamos lo mismo sobre temas jurídicos de fondo. En lo que se refiere a este artículo, tan respetable parece la posición de quienes solicitan la denuncia de los Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede, como los que entienden inoportuna o incluso imposible dicha denuncia.
El texto de la “proposición no de ley” presentada hace unas semanas en el Congreso insta al Gobierno a que: «Proceda de inmediato a la denuncia de los Acuerdos entre España y la Santa Sede».
Sobre los acuerdos Iglesia-Estado hay muchísimos precedentes, baste ahora con un par de ejemplos significativos. En 1929 Mussolini firmó, en nombre del Estado italiano, los Pactos lateranenses con la Santa Sede, en pleno auge del fascismo.
Cuando la democracia italiana se instaura y se elabora la Constitución de 1947, no solamente no se denuncia el concordato firmado por el mayor enemigo de la democracia sino que nada menos que se «constitucionaliza». Es decir, el art. 7 de la Constitución italiana expresamente los «santifica», en estos términos: «El Estado y la Iglesia católica son, cada uno en su propia esfera, independientes y soberanos. Sus relaciones se regularán por los Tratados de Letrán. Las modificaciones de los Tratados aceptadas por ambas partes, no requerirán procedimiento de revisión constitucional». Este texto fue aprobado por una mayoría abrumadora de 453 votos, entre ellos socialistas, comunistas y democracia italiana. La revisión de los mismos, efectuada de común acuerdo y sin ninguna denuncia previa, hubo de esperar casi 35 años (1982).
Oliveira Salazar -el dictador portugués- firmó en 1940 un concordato con la Santa Sede. Salvo una modificación introducida de común acuerdo en 1975 sobre el matrimonio, el concordato permaneció vigente en medio de una historia tormentosa que va de la dictadura a la III República, pasando por una guerra colonial y la Revolución de los claveles. Hubo que transcurrir más de 60 años para que, naturalmente sin denuncia ni especiales tensiones, se firmara el nuevo concordato de 2004.
En cuanto a España, en las relaciones entre la Iglesia y el Estado no se conoce ningún caso de denuncia unilateral. Incluso durante la II Republica española el viejo concordato de 1851, más o menos vigente, no fue denunciado, e incluso hubo un intento entre los años 1934 y 1935 de negociación de un nuevo concordato entre el Gobierno republicano y la Santa Sede.
En este contexto, la propuesta de denuncia unilateral de los Acuerdos de 1976/1979 en España constituye una anomalía y para el mundo jurídico puede incluso provocar ataques de risa. La ruptura de un pacto bilateral por la denuncia unilateral de una de las partes probablemente pasará a la historia del Derecho internacional como una curiosidad a pie de página.
Es muy dudoso que pueda denunciarse un tratado internacional -como son los Acuerdos españoles- que no incorporan cláusula de denuncia alguna, y en los que se habla, al contrario, de que la Santa Sede y el Gobierno español «procederán de común acuerdo» en la resolución de las dudas o dificultades que pudieran surgir de la aplicación de los Acuerdos.
Estos Acuerdos pertenecen jurídicamente a la especie de los Tratados internacionales. Tanto por el Derecho internacional consuetudinario -al que están sometidos-, como a la Convención de Viena de 27 de enero de 1980 sobre el Derecho de Tratados, al no tener ninguna cláusula explícita que regule su propia extinción a través de una denuncia unilateral, solamente pueden modificarse conforme a las disposiciones del mismo, sin que pueda entenderse implícita la posibilidad de denuncia.
Así, cuando Rusia intentó denunciar el Tratado de París de 1856 sobre el Mar Negro, las demás potencias, reunidas en Londres el 11 de enero de 1871, adoptaron un protocolo en el que contundentemente se decía: «Es un principio esencial del Derecho de gentes que ninguna potencia puede desligarse de los compromisos asumidos con otro Estado, ni modificar sus estipulaciones, más que por asentimiento de las partes contratantes, por medio de un acuerdo amistoso».
Significativa fue la Nota del Gobierno soviético de 27 de noviembre de 1958 que sostenía que los acuerdos entre aliados concernientes al estatuto de Berlín habían quedado caducos y procedía denunciarlos. La respuesta de los franceses, británicos y estadounidenses fue que «no es aceptable un repudio unilateral por el gobierno soviético de sus obligaciones frente a los gobiernos francés, americano y británico».
El Tratado de septiembre de 1990 que puso fin pacífica y consensuadamente al estatuto cuatripartito de Berlín, confirmó las tesis de los gobiernos occidentales. El art.56 consagra igualmente la ilicitud de la «denuncia-repudio», al establecer que si un tratado no contiene disposición relativa a su extinción, «no se le puede poner fin más que por los motivos enumerados limitativamente en el convenio». El Tribunal Internacional de Justicia (La Haya) lo confirma en su sentencia de 25 de septiembre de 1997 que rechaza la aplicación unilateral del «estado de necesidad» para la denuncia de un tratado.
La anomalía de intentar sustituir el Concordato vigente (el conjunto de los cinco Acuerdos en vigor) por una ley unilateral de libertad religiosa choca, además, con el fenómeno de una llamativa expansión de la legislación pactada en todo el mundo, paralela a ese crescendo de legislaciones negociadas por los Estados en otros ámbitos sociales (laboral, sanitario, sindical etc). Es significativo que los acuerdos estipulados por los Estados con la Iglesia católica en el medio siglo que hoy nos separa del Concilio Vaticano II, superan notablemente en cantidad a todos los suscritos en los cinco decenios precedentes. La razón estriba en que la bilateralidad potencia fórmulas de consenso que aquietan las pasiones y, en lo posible, satisfacen las inteligencias.
En Europa occidental es muy frecuente y tradicional (España, Portugal, Italia, Alemania etc) la solución concordataria.
A su vez, después del vuelco de 1989 en los países del Este europeo, se ha producido una importante aceleración de la conclusión de concordatos y acuerdos (Polonia, Hungría, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Albania etc). Igualmente África ha sido testigo de su firma entre varios países y la Santa Sede (Costa de Marfil, Gabón, por ejemplo). Sin olvidar Medio Oriente (Israel, la OLP) o Asia (Kazajistán). Y en Latinoamérica cerca de una veintena de Estados conocen esa fórmula: desde Brasil a República Dominicana; de Argentina a Perú, pasando por Haití; o desde Ecuador a Colombia, sin olvidar Venezuela. Es una auténtica eclosión de soluciones jurídicas consensuadas y elevadas a pacto entre ambas potestades.
Por lo demás, conviene advertir que, hasta ahora, los temas en discusión entre la Iglesia y el Estado se han ido resolviendo en España a través de fórmulas imaginativas que, evitando aplicar la piqueta a una estructura aceptable, ha dado respuestas inteligentes a nuevas necesidades, sin abrir formalmente un proceso de revisión. Baste pensar en el simple canje de Notas (diciembre de 2006) entre la Nunciatura en España y el Ministerio de Exteriores, por el que se ratifican los acuerdos en materia de financiación de la Iglesia alcanzados por el Gobierno y la Conferencia Episcopal española. Entre ellos, nada menos que la definitiva terminación del sistema de dotación presupuestaria y su sustitución por el de asignación tributaria, elevando al mismo tiempo el coeficiente de este último al 0,7 % en la declaración del IRPF.
En fin, las pocas veces que el Tribunal Constitucional ha debido afrontar cuestiones relacionadas con los Acuerdos nunca ha puesto en duda su constitucionalidad . Incluso el Tribunal de Derechos Humanos ha declarado acordes con el Convenio de Derechos Humanos, y con justificación «objetiva y razonable», la conclusión de Acuerdos entre la Iglesia católica y el Estado previendo para la Iglesia un estatuto fiscal específico, siempre que quede abierta la puerta para la conclusión de convenios entre el Estado y otras Iglesias que así también lo establezca. Lo cual está previsto en la Ley de Libertad Religiosa española de 1980. Esta referencia nos aboca a la conveniencia o no de una nueva Ley de Libertad Religiosa, a la que también alude la mencionada proposición no de ley.
Un saludo desde Colombia!!
Gracias Padre Javier por este articulo tan claro. Es triste ver como muchos en aras de sus percepciones sesgadas pretenden pasar sobre la normatividad y derecho internacional.
Algunos enarbolan la bandera de no creer en Dios, Dios no es mas Dios porque ellos crean o no… Si no creen: Ellos se lo pierden.
!!Feliz semana!!
Yo también creo que se trata de una salida «de pata de banco», cada cierto tiempo determinados grupos políticos salen con el mismo tema cuando es algo inevitable que si la Iglesia Católica (o cualquier grupo) quiere actuar en España tiene que ser mediante algún tipo de acuerdos.
Por otra parte no se puede decir que Javier no pueda opinar por «enfundarse la sotana» porque entonces el contrario también debería aplicarse, esos mismos grupos que denuncian no podrían expresar su opinión al ser también «juez y parte». Esa frase solo es aplicable cuando quien defiene es, al mismo tiempo, parte de quienes van a decidir sobre esa misma defensa (y él no forma parte de los políticos que tienen que decidir sobre la admisión).
Realmente es algo mucho más complejo de lo sencillo que parece hacerlo el artículo. Empecemos por el más importante: En la realidad, en la sustancia los temas de los Acuerdos son temas internos de España, no temas internacionales. El que hayan conseguido un estatuto de derecho internacional es otra de las peculiaridades, privilegios, concedidos a la Iglesia Católica. En este momento un anacronismo flagante que no se corresponde con la realiad social y política del Estado Español. Toda la situación es muy difícil de mantener junto a la laicidad del Estado y con el derecho humano a la libertad religiosa, que necesita un trato igual por parte del Estado a las diferentes confesiones, credos o religiones institucionalizadas. El problema de fondo está ahí, y el concordato parece pertenecer a otras épocas suena a anacronismo, desde luego a privilegio. El gran problema, la gran ficción es que la Santa Sede no es un Estado en el sentido en que comunmente se entiende ese término, ya que carece del elemento más clave: el pueblo. Esa situación le permite establecer acuerdos que en realidad son acuerdos que miran por intereses de parte, más aún particulares, los de la iglesia católica, que es solo una institución dentro de un Estado. Esa ficción le posibilita conseguir privilegios que las demás instituciones no pueden conseguir, preciamente porque no tienen ese reconocimiento internacional. Habría que eliminar esa ficción, un Estado que solo busca intereses particular en el interior de otro Estado. Algo que no ocurre en los tratado habituales entre estados que deben velar por los intereses como pueblo de los intervinientes. Es evidente que la propuesta introducida en el congreso lleva esta línea y por ello no tiene en cuenta a la otra parte.
Bueno, eleiminar privilegios es algo importante en una democracia, y en esta un católico, un evangelista, un musulman, un ateo, etc. deberían tener exactamente los mismos derechos y eso se hace difícil cuando una parte es defendida a nivel internacional mientras los demás no.
Espero haber resultado claro, se trata de ver si optamos por un Estado en el que verdaderametne un hombre es un voto en igualdad de derechos, o un Esatado donde la religión otorga estatutos (Acuerdos) especiales.
Padre- Javier- Muñoz. Vd. Siga haciendo todo el bien que pueda por la Humanidad sin hacer caso alguno, Al personal que no cree en Dios ni en la Curia y personas que hacen todo el bien que pueden. Lo de mas Padre Javier. Vd. siga haciendo bien y haciendo lo que pueda por tratar de convertir al personal que mas pueda. Buenas tardes y adelante, Dios le bendiga.
Muy interesante D. Javier, muchas gracias, por escribir y esclarecernos esta clase de artículos, tan necesarios para tener un dicernimiento claro sobre estos artículos. Que El Señor le bendiga…!!!
Padre me queda claro que el ser humano le encanta la polémica y crear asuntos no importantes en muy importantes ! Siga hacia adelante Dios lo guia
Muchas gracias D Javier.
Esta claro, no hay nada nuevo, les molesta? Pues Caritas hace un papelon. Ademas el dinero no es de ellos, es lo que cada uno de los ciudadanos decide, libremente poniendo en la casilla si lo da a la Iglesia catolica, o a alguna ONG.
El problema es que como necesitan mas dinero, lo quieren todo poara ellos, estos politicos nuestros, no tienen bastante, y quieren una sociedad empobrecida, donde una mano de obra baratisima y super preparada, hagan de España un pais muy productivo para los capitalistas, entre los que se encuentran todos ellos.
Gracias Padre Javier, usted es una autoridad en el asunto. Que Dios le siga iluminando. Lo admiro y estoy de acuerdo con todo lo que Nuestra Santa Iglesia decida en pro de La Paz y la fraternidad. Un cálido abrazo. Bendecida y alegre NAVIDAD, para usted y los suyos. Feliz y bendecido 2014 !
Para Jesús: sin duda es mi opinión; si no, no la haría mía. No sé qué tiene que ver la denuncia de los Acuerdos Santa Sede-Estado Español con «enfundarse una sotana.
¡Ch é, padre! da gusto leer a paisanos tan clarividentes como usted. ¿Ha pensado alguna vez meterse en política? Pienselo.
Pater – los estados deben de ser laicos y no favorecer a una religión sobre otra, eso lo tiene que hacer el ciudadano a título personal apoyando cada uno y desde su conciencia a su religión
No sé nada sobre Derecho, ni cosas afines. Pero tampoco creo que la cosa tenga más relevancia, más allá de un titular de periódico, una pose, una ocurrencia …. . El partido en cuestión ha mantenido el poder suficientes años como para haberlo hecho. No lo ha hecho. Con estos precedentes, no tengo ningún indicio para pensar que haya intención alguna, o voluntad de hacerlo. Tiendo a pensar que no son más que ganas de salir en los papeles. Eso lo que hace constantemente, y para eso lo mejor es lo que hace, constantes salidas de \»pata de banco\», es decir, constantes estridencias que generen titulares, y encima se los damos. Me da por pensar, que todos estos \»abracadabras\», estos sinsentidos habría que ignorarlos por completos. A palabras necias, oídos sordos. Si, sin dudas, esto sigue siendo lo de siempre, esencia de estulticia.
Gracias P. Javier por su artículo, hacía tiempo que no sabía nada de usted.
El ex portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino, ha asegurado que los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede «no son una anomalía ni un privilegio sino el modo habitual en que la mayoría de estados en el mundo se relacionan con la Iglesia católica»
muy bien padre – como siempre genial
que ganas tenía de volverlo a leer padre Javier. Conincido plenamente con todo lo que usted dice en este artículo. Feliz Navidad
Padre, usted es voz y parte y ve la situación desde el punto de vista de enfundarse una sotana. Es su opinión
Paz y Bien, estimado Padre Javier y hermanos en Cristo Jesús.
Aunque en esta casión, soy algo ignorante en este artículo, por fe, y porque reconozco su excelente cultura, reciba mi apoyo absoluto y el agradecimiento por la cátedra. Fue Cristóbal Colón, quien desde España y con todos los embajadores de la Santa Iglesia, nos trajeron la Santa Palabra.
Aprovecho para expresarle la alegría inmensa de poder volver a leer en su página y de que haya compartido con esta humilde servidora.
Le envío, con el cariño y el respeto que se merece, mi más sincera felicitación para este hermoso tiempo de Adviento y también, para la Fiesta de Navidad. De igual manera para todos los cristianos, que tienen a bien comentar en su página, a los hermanos llamados protestantes y/o ateos; TODOS, amados por Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Desde San Juan, Puerto Rico, isla en el Mar Caribe….
Candy…..
Mat. 1, 23 «Le pondrán por nombre Emmanuel, que significa:
realmente lo hacen para quedar bien con su electorado, pero a la hora de la verdad saben que sin la ayuda que realiza la Iglesia catolica muchas familias estarian aun peor de lo que estan.
Este es nuestro gran privilegio: hacer un mundo mejor compartiendo lo poco o lo mucho que recibimos, multiplicandolo, para favorecer a todos, sean quienes sean, porque jamas en caritas preguntamos quien es quien, o de que religion eso, porque todos somos iguales e hijos de Dios.
Realmente no quitaran las ayudas, porque si lo hacen, mas gente sin comer, y saben que se les puede ir de las manos, ¿o los politicos piensan que la gente que no come puede estarse quieta mienytras ellos lo malgastan y viven de categoria?
Que hagan un referendum a ver que quiere la mayoria, aunque realmente se hace cuando en la declaracion de la renta se pone la X.
Muchas gracias Don Javier por aportar un sereno y exacto anális jurídico -sé que es usted además de sacerdote, doctor en Derecho- a esta cuestión.
Un fuerte abrazo.
GRACIAS PADRE JAVIER,ME ENCANTA VOLVER A SABER DE USTED!!, MUY BUENO EL ARTICULO,MUY BIEN DETALLADO Y ESCLARECEDOR.SIEMPRE VA A VER PERSONAS, O LLÁMESE » ESTADO » QUE ESTÉN EN CONTRA DE LO QUE HACE O DEJE DE HACER LA IGLESIA.LO IMPORTANTE ES SEGUIR ADELANTE CON NUESTRAS IDEAS Y PRINCIPIOS..DIOS LO BENDIGA PADRE!!!!!!!!!
muy bien D. Javier – estoy con usted en todo el contenido del artículo. Lo explica perfectamente
Conclusión;
Por favor,dejen en Paz a la Iglesia !
No dejemos que la clase política negligente en su gestión,utilice este tema para distraer el foco de atención de los temas principales que asolan España y diezman a los españoles.
Gracias Padre por compartir este artículo.Cariños de siempre.
Giselle
Muchas gracias Don Javier por este impecable trabajo.
Yo le animo a seguir escribiendo porque necesitamos opiniones fundadas.
Excelente su artículo de opinión Padre, como todos los que emite. No sé porqué ese Sr. dice lo de «enfundarse en una sotana». ésto está fuera de lugar y no tiene relación alguna con el tema. Adelante Padrecito, «ladran Sancho, señal que cabalgamos».
Me encantan sus escritos usted no «impone», sólo «expone»… Saludos en Xto María Rosa Elías Peretti de Naggi
Sabia y razonada reflexión. Aqui lo que pretenden algunos es quitar las clases de religión de las escuelas e institutos. No hay nada mas.