SAN MARCOS
La Iglesia Católica celebra el día 25 de abril la festividad de San Marcos, Evangelista. He querido escribir este artículo para que se conozca más la personalidad de este discípulo del Señor, tan desconocido.
Según tradición eclesiástica, Marcos, llamado también Juan Marcos o simplemente Juan, es el autor de un Evangelio y el intérprete que traducía a Pedro en sus predicaciones frente a auditorios de habla griega. Era hijo de una cierta María, cuya casa de Jerusalén estaba abierta a la primitiva comunidad Cristiana. Primo de Bernabé. Posiblemente, la de María y Marcos, fuera la casa en la que tuvo lugar la Última Cena.
Su primera intervención en favor de Jesús fue en la entrada del Señor en Jerusalén; Marcos fue uno de los que llevó el borrico a Jesús
Afirma por una parte la tradición que Marcos nunca habría oído personalmente la predicación del Señor, pero por otra muchos han querido descubrirlo en aquel muchacho que huyó desnudo en el huerto de Getsemaní, episodio que sólo el evangelio a él atribuido refiere. Esta sería la segunda intervención de Marcos. Tal vez haya conocido al grupo de seguidores sin llegar a ser propiamente discípulo.
Al comenzar la expansión del evangelio, Pablo y Bernabé salieron de Jerusalén hacia Antioquía llevando con ellos a Marcos; éste los acompañó en sus primeras empresas misionales, a Chipre y Perge, de donde regresó a su casa por causas desconocidas (dudas, miedo, tibieza, amor a la comodidad).
Bernabé, deseoso de llevar nuevamente a Marcos con ellos –y darle una nueva oportunidad- le animó mucho haciéndole ver la maravilla de una vida de apostolado siguiendo las huellas del Señor. Cuando el apóstol Bernabé planeaba su segundo viaje, encontró la oposición de Pablo, que partió solo.
Tenía Pablo una razón para no confiar en Marcos: su cobarde retirada en el primer viaje.
Marcos siguió, pues, a Bernabé una vez más hasta Chipre. Es la maravilla de tener amistades profundas. Bernabé creyó en Marcos, le dio oportunidades, por eso, Marcos reaparece junto a Pablo en Roma, pero es creencia que fue más bien discípulo de Pedro, quien confirma esta suposición al llamarlo «hijo» suyo en su primera carta. El evangelio que se le atribuye, además, sigue muy de cerca el esquema de los discursos de Pedro que nos ha conservado el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Nada sabemos de su existencia posterior. La segunda carta a Timoteo lo señala entre los compañeros de los discípulos de Pablo; la Iglesia de Alejandría lo habría tenido por fundador. Sus últimos años y el lugar de su muerte nos son desconocidos.
El breve relato (Evangelio) que lleva su nombre descubre un espíritu observador y ágil. Sólo Marcos, por ejemplo, destaca el verdor de la hierba sobre la que Jesús hizo sentar a la muchedumbre hambrienta antes de multiplicar los panes y los pescados por primera vez.
Las grandes líneas de su evangelio, trasmiten una profunda credibilidad histórica y demuestran su singular valor teológico. Marcos comienza por presentar a Jesús bien recibido por la gente, pero pronto su humilde mesianismo, tan alejado de las reivindicatorias expectativas populares de los judíos, ocasiona la decepción de la masa; apagado el entusiasmo primerizo, el Señor se retira de Galilea para dedicarse de lleno a la instrucción de los discípulos, quienes por boca de Pedro confiesan la divinidad de su Maestro.
A partir de este reconocimiento de San Pedro en Cesarea: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, todo el relato se orienta a Jerusalén; en la ciudad santa, finalmente, la oposición crece y culmina en el juicio inicuo y la pasión, que alcanza su victoriosa respuesta cuando Cristo abandona su tumba, de acuerdo con lo que había profetizado de si mismo.
El secreto mesiánico, del que Marcos hace un tema central, da así todo su fruto: Jesús, siervo humillado por la maldad y la ignorancia de los hombres que él había venido a rescatar, es exaltado por Dios, como ha de serlo todo el que a él se una de corazón y lo siga en el camino, el único que permite comprender esa «Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios» que Marcos nos ha trasmitido en suavidad en la forma, pero vivaz y lleno de encanto.
Interesante tu relato de la vida de San Marcos, y sobre todo la parte donde, según la tradición, el niño o jovencito Marcos estaba en el Huerto de los Olivos escuchando a Jesús cuando este fue apresado y Marcos huyó desnudo o envuelto en una sábana. Parece ser que Jesús era amigo de los padres de Marcos y a este le gustaban las enseñanzas de Jesús y fue uno de los primeros que bautizó San Pedro.
Fabuloso artículo sobre la vida de San Marcos. Gracias padre Javier por compartirlo.
¡Muchas gracias, Padre, por su comentario! Estos «pequeños grandes» relatos son los que nos ayudan a ir conociendo cada vez más a nuestra querida religión y sus enormes riquezas.
Don Javier:
además de darnos una lección histórica gratuita nos transmite en su artículo un cariño tremendo hacia este discípulo y, cómo no, hacia Jesús, el Maestro. Muchas gracias de parte de todos nosotros y esperamos leerle pronto. Un fuerte abrazo
Buen artículo. siempre es agradable recordar cómo eran los primeros apóstoles.
Gracias por recordarnos la vida de Marcos, esa parte humana y cercana a cada uno de nosotros. Seguramente la próxima vez que lo lea será con una visión mucho más amplia y como usted dice: vivaz y llena de encanto.
Saludos desde México.
Gracias padre Javier por su gran contribución de su conocimiento.
Son dones de Dios y gracias de su sacrificio al transcurso de su vida.
gracias por enseñarnos un poco de mas nuestra religion
Muchas gracias , P. Javier. Muy interesante reseña de San Marcos. Saludos
Muchas gracias Padre por su gran catequesis que nos ayudará a adentrar cada vez más en nuestra religión.
Un saludo.