Art. de opinión de Francisco J. Martínez, Portavoz de Els Verds (edición impresa)

Marchando una de Plan de Ajustes

Desde Alemania nos vienen impuestos unos deberes que básicamente están consistiendo en ajustar las cuentas de las administraciones públicas para reducir el déficit público. Es parte del dogma neoliberal que afirma que la culpa de que una economía va mal parece que son de las “ineficaces” administraciones públicas. Las grandes corporaciones, los mercados, los consejos de administración, con grandes sueldos, están a salvo de sospechas de ser los causantes de algún problema, económico o de agotamiento de los recursos naturales. En fín, se imponen a España, el gobierno central marca la pauta de déficit a las autonomías y ahora también a todos los ayuntamientos. Tenemos en pocos días que presentar un listado de todas las deudas con los proveedores para poder obtener financiación de la misma y todo ello ligado a un plan de ajuste.

Llevamos décadas los ayuntamientos reclamando una financiación más justa, una participación más alta en los ingresos del estado. Pero de eso no habla para nada esta normativa: tenemos que apañarnos con lo que recibimos para “seguir funcionando” y pagar todas las deudas anteriores. Ello va a significar, no ya un plan de ajustes sino nuestro particular Plan de Recortes. Nos parece genial que el Estado habilite una amplia financiación para que paguemos a nuestros proveedores (antes se debería haber hecho) pero si no mejoramos la financiación local o el reparto de quién presta qué servicios, mucho nos tememos que no vamos a salir de esta situación ya que iremos reduciendo los servicios, sin trabajar por una economía más verde, potenciar sectores emergentes y social y ambientalmente sostenibles.

Nos gustaría equivocarnos pero mucho nos tememos que los ayuntamientos vamos a tener que dar mucho menos (servicios) con menos (dinero) ya que los recursos se van a destinar básicamente a dos cosas: mantener lo imprescindible (pagar los suministros ineludibles, trabajadores, y no todos, y poco más) y pagar a los bancos que nos han financiado. La inversión pública desaparecerá y el mantenimiento de las infraestructuras actuales… pues ya veremos. Nos van a pedir que ajustemos las tasas que cobramos a los ciudadanos con sus costes reales: la recogida y tratamiento de la basura, los conservatorios, escuela infantil, etc. Todo a precio de coste (una ganga oiga) que eso de subvencionar servicios es cosa del siglo pasado.

Estos recortes son selectivos, no tocan a todos por igual. Una de las primeras decisiones del PP en el gobierno de España ha sido la construcción de un almacén de residuos radioactivos: 500 millones de euros que en lugar de pagarlos las empresas con centrales nucleares, los asumimos entre todos. Ello además permitirá alargar la vida de las centrales nucleares, otro favor a las grandes empresas eléctricas. Luego las subvenciones a las renovables, recortadas. Está muy claro qué y a quien se pretende primar.

Durante el pasado pleno de marzo el portavoz del PP, también quiso hacer frente a las críticas por las políticas de recortes de las consellerias y empezó negando la mayor: en educación no hay recortes pero por lo visto se olvidó del argumentario que les marca su partido y en lugar de hablar de ajustes temporales, comentó que se trataba de recortes temporales y que en educación no habían. Efectivamente, los profesores deben haber visto mal sus nóminas a pesar de que les hayan quitado los sexenios, no les pueden haber recortado nada. Y es solo temporal: puede durar un año o diez, vete tú a saber. Bajas de profesores sin cubrir, retrasos en las transferencias a los centros educativos para su normal funcionamiento tampoco deben ser recortes.

Aunque lo peor son los recortes de derechos que han venido y van a venir. Mientras o como contraposición, la primavera valenciana, una huelga general convocada y el paro creciendo. Mucho me temo que este tratamiento produce efecto contrario al deseado.

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