EL AMOR DE LOS VIEJOS
El amor es la energía de la vida. La naturaleza se ama y procura. Desde la ameba hasta Dios.
Todo en la vida es amor. Amor que se reproduce en nuevas vidas. Y vidas que se producen mas altas, por medio del amor. Reproducción y producto. Génesis y culminación. Todo lo vivo, ama. Toda la naturaleza quiere, obedece a querencias. Y cuando lo natural asciende de grado, cuando se sublima, cuando potencia su energía, precisamente, coincidiendo con su declive físico, alcanza caracteres casi sobrenaturales. Cuando lo menos, llega a lo mas. O viceversa.
El amor de los viejos es un amor casi superviviente. Ha superado pruebas y vicisitudes y se mantiene intacto, fiel, leal, en virtud de un prurito de correspondencia que linda con la gracia, ese estado superior del espíritu, de manera suma.
El amor de los viejos es un amor que fue joven y que, dejando de serlo, (joven), no ha dejado de ser amor. No solo ha persistido. Se ha perfeccionado, añadiendo a la pasión, compañerismo, respeto, habitualidad, que no rutina y experiencia, en la entrega generosa y doble, de sí.
En el amor de los viejos se me representa las mas fuerte y poderosa expresión del amor. Un fuego que ya no crepita, que no quema como antes, pero arde mejor, rescoldo de una atenuada realidad que procura más cálido calor. Mas atemperado y confortable. La tibieza, donde fulguró el ardor.
La vida es sabia y conoce bien sus ciclos. El apasionamiento es propio de sus primeras expresiones enamoradas. La sosegada pasión, cosecha de las últimas. Cuando el oro ardiente se torna plata atenuada, cuando el viejo licor sube los mismos grados de afinidad que baja de violento impulso, casi telúrico, experimenta el alma sensaciones de estrenada cosecha jamás disfrutada. Cuando el celo se hace de la misma naturaleza que el cielo y las hormonas, hermanas, en un protocolo familiar que encadena pasados y futuros. Cuando las ganas se tiñen de canas, la turgencia ya no es urgencia y el instinto clama sin aparente clamor alguno. Cuando se vive al borde de dejar de hacerlo, cuando no se hace el amor porque el amor está hecho. Cuando a la lidia erótica sucede el dulce abrazo. Cuando las miradas cruzan sus protésicos cristales.
Como el crepúsculo es mas bello que el día, el amor de los viejos se hace, de nuevo, flor. Después de haber sido, tantas veces, fruto. Y un desconocido perfume anímico llamado cariño, inunda las instancias más íntimas del hombre. Del hombre y la mujer, que aquí es exigible la fórmula progre del “compañeros y compañeras”, poco gramatical pero, en este único caso, evidentemente propia.
El amor de los viejos es amor en estado puro. En el más pulcro de los estados. Pureza, respeto, compañía generosa, entrega sin límites, donación de alma y comunión comunicada del corazón. Entre el paréntesis de las arrugas, bajo las quiebras resentidas de la salud, sustituidas las juveniles gracias por las torpezas de la menos rica gestualidad y expresión corporal, el amor de los viejos recoge en su inestable sostenibilidad (ahora, todo lo importante, ha de ser “sostenible”), una relación de amistad absoluta que linda con los mas altos márgenes de la generosidad y el altruismo, un altruismo sin otro, valga la paradoja, porque el binomio personal se perfecciona hasta la casi unidad amorosa, el paulino dos en uno.
¡Que hermosura tan profunda, qué relación consumada hasta el limite, qué comunión espiritual tan exactamente común y propia, qué perfume de Dios en el amor de los viejos!
Sería horrible que se rompiese el fuerte y dinámico amor de los jóvenes. Cuando todo en la naturaleza obliga y mueve a él. Cuando se tiene toda una vida por delante. Y trágicamente injusta la quiebra del de los viejos, tan natural y esperable, por simples razones vegetativas. Cuando se tiene toda la muerte por delante. Un viejo enterrando a su amor, destroza todos los esquemas de justicia de la existencia. Nadie puede quedarse mas solo. Se le va todo lo que tenía. La vida está organizada así. La vida es muerte desde que comienza. El hombre viejo que pierde a su vieja amada, se pierde a sí mismo, y queda en una situación de orfandad que nada ni nadie puede compensar. Solo el amor, que aún roto, sigue operando como un milagro de supervivencia. Con una sola orilla, el río del amor continúa su curso.
Solo me horroriza tener que morir, porque me parece una traición a mi amor de siempre. Mi viejo amor. Nada puede justificar que la deje sola. Menos ahora, que tanto me necesita.
El amor de nino,es el amor inocente y despreocupado amor sin manchas.
El amor de joven,impetuoso fogoso el descubrir de muchas cosas ..
El amor del el que comiensa una nueva vida,amor de pareja,amor por los hijos ,amor a una vida compartida y para todos..
Amor de viejo,amor sabio,amor cosechado tras muchos anos de dar y recibir amor,y el mas importante el amor de saber que tu vida se esta apagando y quieres silenciosamente dejarlo todo sembrado de amor para que nunca les falte alos que se quedan por ti..
Gracias …
Amigo luis,verdadero amor.
El verdadero amor hace sufrir.
Jesus,para darnos una muestra de su amor,
murio en la Cruz. Una madre para dar a luz a su hijo,tiene que sufrir.
Si de verdad os amais unos a otros, no podreis evitar tener que sacrificaros.
(Madre teresa de calcuta)
Un abrazo para UD.y para Charo,que El Señor les bendiga.
Muy pero que muy emotivo este texto, Luis, tanto que te aseguro que tus palabras han removido algo en mis adentros. Porque así es, efectivamente, el amor más puro, y que acontece en ese instante, diríamos postrero… un amor que lo es estable, dependiente, entregado y sin condiciones. Éste sí.
Me ha encantado cómo lo has presentado; absolutamente todo.
Mis felicitaciones, de todo corazón. Desde un emocionado corazón. Hoy, el mío tras leerte.
Un abrazo, Luis.
Suelo emocionarme y este relato lo ha conseguido. Precioso, Luis.
amar a alguien significa decir: tu no morira nunca (gabriel marcel)
Emotivo paseo por el amor y la muerte. La edad del amor, su intensidad, la frase “cuando se vive al borde de dejar de hacerlo” me han tocado, pero los dos últimos párrafos me han conmovido.
Nadie nos enseña cómo hacer frente a semejante tragedia. Tenemos la vida y la vida del amor que, aunque de morir se libre, le espera la muerte. El amor, más fuerte que la vida, tiene muertes a medida; aunque solo una, injusta y cruel, acaba con el amor con el de los viejos. El único consuelo es saber que no se puede aspirar a más: alcanzar un amor del tamaño de una vida.
Precioso texto Sr Galbis para recordarnos que no existe edad para amar. Me gusta especialmente que haya reivindicado en su texto la palabra «viejo» sin temores de ningun tipo, y no haya caido en la tentación literaria de hablarnos de personas mayores, longevos ancianos o abuelos o lo que es peor al estandarte linguístico del proteccionismo social contemporáneo que es la expresión «tercera edad».
No, simplemente viejos que aman, y lo hacen a su ritmo, como una forma de mutuo apoyo,de amistad, de una felicidad lograda por el tiempo, la sabiduría y la experiencia que les dá el haberlo hecho durante tantos años. Esos viejos que ven la vida desde la distancia como un paseo largo, prolongado y complaciente que les lleva cada día más cerca de su destino final.
Lejos quedó la locura de la adolecencia donde surgió el amor, la impetuosidad de la juventud ,la irrefrenable competitividad del sexo,el ansia o la frustración ante los amores incomprendidos. Ahora todo eso queda atrás, el tiempo pasa más lento y navegan sin prisas por los años como en un mar en calma con una suave brisa del viento que les lleva tranquilamente hacia la orilla de la vida. Viejos con la piel arrugada y con las cicatrices de la experiencia que aun pueden experimentar el placer de una caricia,de un beso ,del abrazo, del contacto de la piel con la piel. Viejos que aman y necesitan ser amados, llenos de deseo y afecto por los demás. Viejos a los que les debemos mucho,entre otras cosas la propia vida.
Decía el cineasta Ingmar Bergman que la vejez era como escalar una gran montaña.Mientras se sube las fuerzas disminuyen pero la mirada es más libre y la vista más amplia y serena.
El hombre no debería estar nunca solo Sr Galbis aunque se tenga toda la muerte por delante. Un saludo cordial.
Que sorpresa, querido Luis, encontrarte por aquí un jueves. Si lo hubiera sabido anoche, ya te huebiera dicho algo. Ya sabes, mi manía de intentar ser el primero.
Que hermoso relato nos haces del amor y que verdadero. Efectivamente, la vida es muy sabia y conoce los ciclos. No tiene nada que ver el amor temprano, juvenil con el sosegado, pero mucho más consistente, no ya de la vejez, que tu sólo eres viejo en edad, sino de los que ya entramos en el ciclo de «mayores», preámbulo al de la vejez.
El amor, ahora, es mucho más consistente, sin ataduras físicas, completamente verdadero, entregado como me consta que es el tuyo.
Y no temas, querido amigo, que te queda cuerda para rato y para atender a tu querida Charo.
Luis, me ha pasado como al amigo Wifredo, recibirte este Jueves en casa inesperadamente, ha sido una satisfacción, he recordado tu artículo “El amigo inoportuno” en este caso ese amigo es oportunísimo, diga lo que diga San Lucas, y por esa agradable sorpresa te dedico estas letras salidas de mi corazón esperanzado por ese amor puro que yo también siento:
Amor hermoso
el que tiene tu alma,
el que siente tu espíritu,
el que acumula tu corazón,
tenido y ofrecido,
y bien recibido,
por los que te quieren,
ellos solo te ven cansado,
pero sereno y pausado
como los bellos recuerdos,
que están en tu corazón
y fluyen suavemente,
para darte vida y sosiego,
y poder compartir con ellos,
ese sentimiento tan bello.
Todo esto lo reflejas
con toda nitidez,
en tu escrito de hoy,
ese amor puro,
despojado de todo interés,
y solo ofrecido
sin esperar nada a cambio,
y con total sensatez.
Tus reflexiones son para mi
sentimientos de amor fraterno,
son como faros de luz
que alumbran el camino,
ellos engrandecen las almas,
y ese amor puro tenido,
ayuda a los seres queridos
a allanar el camino de la gloria,
camino que se debe seguir
con fe y esperanza,
en el despertar glorioso,
que necesita el espíritu,
para sosegar su tristeza,
y seguir con Jesús el caminar
por la senda de la entrega,
de la congratulación y del amor
que inspira ese pensar
y también ese sentir.
Tu escrito es,
como un ramo de flores,
que transmite perfume
y embriaga la mente enseguida,
y flota en el aire una suave brisa
que tiene sentimiento puro,
y consolación merecida,
y Jesús nuestro Maestro y tutor
será el que con ese amor,
nos acompañe en esta vida.
Un abrazo, Luis.
Abuelo eres fantástico y grandioso, te quiero viejo!!!
Me siento muy orgulloso de ti!!!!
Que bonito ,padre.Que suerte tienes de amar a quien amas y tenerla a tu lado cada dia y cada hora. Todas las mañanas os veo dormir abrazados y me vibra el corazon, pero tambien muero de envidia.
Disfruta de lo mucho que te ha durado ese maravilloso amor .
De todos modos era de justicia no podia ser de otro modo , teneis el amor que osmereceis ,vosotros lo construisreis con empeño , lo cuidasteis con esmero y por eso ha durado y es asi de intenso . Es merito vuestro.
Os quiero viejitos del alma.
Hasta siempre ,( Hasta cada mañana )