ATROCIDAD JURÍDICA
Ocurrió no hace tanto. Conviene recordarlo. Era a propósito del indulto, o no, de un juez apartado de su carrera por supuesta prevaricación. Continuada, además…
No, para mí, la aplicación del indulto al juez (no ex juez) Gómez de Liaño, por un presunto delito de prevaricación. Delito absolutamente indemostrable porque la intención de hacer algo mal solo puede residir en la conciencia, no más que accesible a Dios. La prevaricación exige del voluntarismo consciente, de hacer algo mal, a sabiendas. ¿Quién, que no sea Dios, tiene acceso al alma del juez, para verificar la transgresión legal, querida, conocida y, pese a ello, llevada a cabo? Y además, de modo continuado… Presuntamente cometida, por si fuera poco, en la no instrucción, porque ni llevarla a cabo le dejaron, de un sumario contra Polanco, que quedó archivado pese a la gravedad de la denuncia (la disposición de unos fondos ajenos para un cambalache contable en distintas empresas propias).
Aquello fue un crimen judicial que avergonzará al Foro español por siglos. Un Foro vendido a la política y el poder mediático. La atrocidad, para mí, alcanzó su cumbre en la decisión del Consejo General del Poder Judicial de no devolver al juez (no ex juez) al ejercicio de su carrera, en virtud de una votación en que doce miembros de un color vencieron a nueve miembros del otro. Justicia de derechas y justicia de izquierdas. ¡Felones!
Ya es un autentico horror, que dicho Consejo se provea desde el Parlamento y según las matemáticas de los grupos en el poder. Los populares designaron a unos miembros y los socialistas a otros. ¿Cabe mayor politización, en el más ominoso grado de expresión del término, del principal Órgano de decisión de la Justicia? Licurgos de ideología a piñón fijo. Magistrados fabulosamente pagados que deben la sinecura a la política de turno. Justicia de mercado, gratitud y favor. Ley del marketing ideológico. Derecho torcido y retorcido por el poder, la influencia y el estomago agradecido. Auténtico Estado de Desecho…
La atrocidad, para mí, repito, radica en que sea la filiación política y no la técnica profesional, la que determine que de un conjunto de diecinueve vocales, doce licurgos politizados piensen de un modo instrumental presuntamente determinado por el conocimiento y práctica de su función magistral y nueve, igualmente influidos ideológicamente, de modo diametralmente opuesto, supuestamente, sobre ilustración, sabiduría y experiencia forense exactamente igual y común, porque no hay otra. Me recuerda a “El rey que rabió”. La junta de doctores. “Y de esta opinión, nadie nos sacará; el perro está rabioso o no lo está”. Doce dicen que no está rabioso. Nueve que sí. Y la medicina, muerta de risa. O de asco.
La escena es absoluta y demencialmente obscena. Unos jueces lo consideraban en condiciones inmediatas de volver a ejercer. Otros, mal indultado, si se le indultaba, y no susceptible de reincorporarse hasta que al año equis se lavasen todas sus culpas. Usaban el mismo Derecho. Partían de las mismas leyes. No hay mas que un Código. La Ley es igual para todos, menos para quienes la aplican en sus más solemnes escenarios. Todas sus herramientas son infaliblemente iguales y comunes. Lo único distinto es la filiación política de sus aplicadores y la gratitud de sus estómagos.
Un día, el Boletín Oficial, en genial error de imprenta, llamó al CGPJ, “Conejo General del Joder Judicial”. Una auténtica casa de putas, donde se fornica con la Justicia. No fue un duende de imprenta. Fue la propia Justicia asqueada de sí misma, quien, milagrosamente, quitó la P y puso la J. La J de Justicia. Abandonando por un momento la balanza y depojándose de la venda de sus ojos.
Ahora el juez Liaño, valiente y honesto, humilde pero no humillado, juez absoluto hasta la médula, ejerce de abogado. Hay mucha gente como él, necesitada de defensa. De defensa justa, es decir, en justicia. Algo tan difícil con estos Conejos salidos de la chistera política…Que Dios bendiga su dignidad, su paciencia y su dolor…Le costó la carrera ser valiente, honrado y buen juez…Y a mi no me cuesta la vida, ser español en estas calendas…Tragaderas que tiene uno…
De lo mismo acusan al juez Garzón…
El CGPJ no es un órgano jurisdiccional propiamente dicho sino el órgano de autogobierno de los jueces.Quien quiera encontrar en este Organismo la necesaria independencia o imparcialidad en la toma de decisones es que vive en otro planeta.
Resulta penoso comtemplar como los medios de comunicación se refieren a sus miembros con los calificativos de «conservadores» » progresistas» o «nacionalistas» como si de una prolongación del Parlamento se tratase.
Es cierto que no hay que confundir el órgano de gobierno de los jueces con los propios jueces que dia a dia en cualquier Juzgado de España intentan impartir Justicia pero el daño ya esta hecho y muchos ciudadanos identifican ambas cosas lo que nos lleva al más absoluto descrédito de la Administración de Justicia.
No obstante Sr Galbis aunque se cambiase el sistema de elección de sus miembros( quizás por un sistema mixto) paliando en lo posible su dependencia política, tengo serias dudas de que los jueces pudieran abstraerse de sus propias convicciones personales en el ámbito político .Los españoles somo demasiados viscerales para esas cosas.
¿De modo, Wifredo, que es usted capaz de afirmar que cuestionar a la justicia es como hacerlo con la democracia? No me refiero a la Justicia, pilar de toda democracia? Lo hago con la justicia española y lo extiendo, por tanto a la democracia española, lastimosamente, dignas ambas, una de la otra. Si amdmite usted que es lamentable la politización del CGPJ, no comprendo ni sus palabras anteriores ni las posteriores. Dentro de lo malo, NADA. NADA DE NADA. Lo malo no puede ser lo mejor que hay. No lo comprendo, Wifredo. Lo lamentable, hay que lamentarlo. E intentar sustituirlo por lo bueno, lo honesto, LO JUSTO.
No estamos de acuerdo, desde luego. Ni mucho menos.
Con mi leal amistad de siempre.
Luis
«La atrocidad, para mí, repito, radica en que sea la filiación política y no la técnica profesional, la que determine que de un conjunto de diecinueve vocales…»
Sabias palabras, señor Galbis, solo que ha olvidado comentar que ese fue el mismo método que se empleó para nombrar a Liaño.
Hasta que no superemos la lacra que supone la politización de la justicia y la burla a Montesquieu que supone, no tendremos justicia real en España. Y de ahí provienen la torpeza, la ineptitud y los sangrantes casos que nos merendamos día si y día también en este país.
Parece que se extiende la costumbre de denominarle por el segundo apellido Señor Galbis, espero que le sea grato.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, no comparto su opinión, Luis. Eso sí, magníficamente redactada, tan bien que me apetece coincidir con Ud. Pero no puedo.
El caso del Juez Gómez de Liaño no quiero cuestionarla, por el mismo motivo que no cuestiono la de Baltasar Garzón.
Podemos cuestionar la politización de la Justicia. Son personas y, como Ud. y yo, tiene su ideología, que no pueden dejar de trasladar a sus autos.
Pero cuestionar la clase judicial es como custionar la democracia. Estoy de acuerdo con la opinión de «el observatore romano»cuando dice que no se puede encontrar independencia o imparcialidad en el CGPJ. Realmente es penoso que los partidos políticos alarguen sus tentáculos hasta el CGPJ.
Pero es lo que hay, y, dentro de lo malo, es lo mejor que hay.
Mis felicitaciones, Luis, como siempre, por su impecable redacción.
QUERIDO LUIS:
Te felicito por tu objetividad, sinceridad y valentia…….Este es el autentico camino, si queremos alcanzar un ESTADO con DEMOCRACIA…….Que solo se conseguira, con la oposicion y suma de esfuerzos de los democratas, ante todo aquello ,que afecte ,negativamente, a la convivencia de TODOS LOS CIUDADANOS,en sus pilares fundamentales, de : JUSTICIA, IGUALDAD Y LIBERTAD………
Lamentablemente, tengo una mala opinion de la » ADMINISTRACION DE JUSTICIA» y del C.G.P.J, segun mi experiencia personal; que he publicado y puesto en conocimiento del PUEBLO SOBERANO…….Y no he conseguido NINGUNA RESPUESTA..Solo mantener mi autoestima y DIGNIDAD; que es MUCHO…Un abrazo!.
Estimado Luis, insisto en que cuestionar la Justicia es como cuestionar la Democracia.
El Sr. Gómez de Liaño, con todo su derecho, imputó a Sogecable( del Grupo Prisa) un delito de apropiación indebida. Sabía perfectamente que el ya fallecido Jesus de Polanco, con todo su poder mediático, no iba a quedarse quieto. Y no se quedó. Lo acusó de prevaricación y ganó. Lo inhabilitaron hasta que el gobierno de Aznar, en el año 2000, lo indultó, con la condición de no incorporarse a la Audiencia Nacional durante 25 años. es decir, para toda su vida.
Podremos coincidir en la justicia o no de este Auto, como también podremos coincidir en la inhabilitación de Baltasar Garzón (que Ud. no cita), pero yo no quiero cuestionar a la Justicia.
En cuanto a su opinión de la democracia española, como Ud. la hago extensiva a la Justicia, pero no en el sentido que Ud. lo hace. Dentro de lo malo, insisto,es el mejor sistema que hay. Mejoremóslo, pero no lo cuestionemos. Es mi opinión.
Por cierto, me alegro mucho de verlo bajar al ruedo a defender sus tesis. Enhorabuena.
Reciba un sincero abrazo y toda mi admiración. Wifredo.