¿Hay vida después de la crisis?
Platón ya decía en el 427 a.C. que «la pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos». Es verdad: nunca tenemos suficiente, la espiral materialista no tiene fin. Te compras un coche y después de estrenarlo ya estás deseando un modelo superior. Pensamientos como el de Platón y otras frases que están de moda, como la máxima «menos es más», nos ayudan a navegar por esta crisis al menos con pensamientos positivos.
Nuestra nación ha vivido una gran transformación en las últimas décadas. Como reza el informe de la Fundación Everis, recientemente publicado, España era un país aislado, pobre, rural, agrícola y analfabeto. En cambio, hoy en día es uno de los países más desarrollados del mundo, con unas infraestructuras que son la envidia de muchos estados y con una imagen respetada y alejada de los complejos del pasado. Nuestras empresas caminan por el mundo en la primera división y ocupando los primeros puestos. España está de moda: nuestra cultura gastronómica es apreciada e imitada; nuestros deportistas triunfan; nuestras empresas, financieras, de comunicación, de moda, alimentarias, etc., controlan gran parte del mercado mundial; el diseño, la imagen, nuestra historia milenaria de cruces de cultura, nos sitúan en el mundo como nunca habíamos soñado. Así estábamos cabalgando por los prados del éxito, por los paradisíacos montes del estado de bienestar, cuando llegó de pronto la crisis global de 2007 y, sobre todo, el colapso financiero mundial de 2008.
Se cortó el cordón umbilical del crédito y, mientras otros países-bebés han seguido manteniéndose solos y más o menos rollizos, nosotros nos hemos quedado huérfanos y cada vez más raquíticos. ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo pasemos del paraíso a la cruda realidad en la que nos encontramos? Las causas son muchas y los debates entre expertos economistas son tan numerosos como inútiles en muchas ocasiones. La respuesta más sencilla, como muy bien dice el informe Everis, no puede ser otra de que ya estábamos enfermos antes de ese fatídico año, ya veníamos arrastrando debilidades que, con la euforia, el crédito fácil y el creernos ricos para siempre, se difuminaban, ocultaban nuestros problemas bajo la alfombra. Por eso la crisis nos está golpeando más fuerte que a otras naciones, por eso la crisis destapó la profundidad de los cimientos de cada país; los de España, desgraciadamente, tenían poca base. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades tanto a nivel empresarial como doméstico durante muchos años, y nos hemos olvidado de la productividad que está estancada, de nuestra Administración pública que está anticuada, de que tenemos un sistema de relaciones laborales muy rígido, de que nuestra inversión en I+D es pobrísima… Esto nos sitúa en desventaja para afrontar la crisis y todo se resume en nuestra falta de competitividad, sin ser competitivos no podremos luchar en el mercado, y nuestros productos perderán la batalla en este mundo global, por mucha imaginación, tradición e historia de éxito a nuestras espaldas.
En la etapa triunfal ha habido un traspaso continuo de la economía productiva a la economía especulativa; el ladrillo se desbocó y la pesada digestión nos durará todavía muchos años. Nuestro sistema financiero está sufriendo más por este recalentamiento y exceso del sector de la construcción y, lo que es peor, esta obsesión por el negocio fácil nos ha hecho olvidar el tejido industrial. Debemos transformar la base industrial y cambiar urgentemente esta fatal tendencia a la desindustrialización. El paro, que es nuestro principal y más doloroso problema, se ve claramente disminuido en las Comunidades donde el sector industrial no ha perdido peso, como por ejemplo el País Vasco, donde el desempleo es del 9,98%, frente al casi 20% de la media nacional.
Debemos marcarnos obsesivamente el objetivo de volver a ser competitivos y desenfundar de nuevo nuestras poderosas armas de siempre: la imaginación, la dedicación, el trabajo y el perseguir tenazmente un objetivo. Nuestras industrias deben de reenfocar la actividad en función de los clientes y ganar tamaño con fusiones o compras que nos permitan ser alguien en el escenario mundial.
Todo lo anterior son datos y cifras, algunas increíblemente dolorosas y duras, en la medida en que las están sufriendo las empresas y los trabajadores de nuestro país; y, en definitiva, toda la población. Y es lo que verdaderamente importa, que detrás de esas cifras y esos datos sepamos ver a las personas y sepamos reconocer las dificultades. Y eso pasa por una necesaria concienciación por parte de nuestros responsables públicos, dirigentes políticos, empresariales, sindicales, universitarios y de otras organizaciones de la sociedad civil.
Es inadmisible e incomprensible la crispación política actual. ¿Cómo es posible que nuestros dirigentes públicos no estén concentrados en buscar soluciones y luchar para que la recuperación sea una realidad? Es hora de dejar de lado los personalismos y los partidismos y luchar todos en la misma dirección para crear un estado de confianza y de esperanza en los ciudadanos y en los empresarios. El río por el que vamos es el mismo. Si navegamos en barcas distintas nos perderemos en la inmensidad del océano. Si, aun en la misma barca, remamos en direcciones opuestas, nuestro esfuerzo será en vano. Necesitamos, pues, y ahora más que nunca, el consenso común y total y líderes fuertes con una clara guía de las cosas que tenemos que hacer para ver la luz al final del túnel.
En nuestras raíces llevamos marcado el espíritu emprendedor, en nuestra alma, en nuestra historia. Ahora es cuando tiene que brotar de nuevo con todas sus fuerzas. La luz y la vida volverán después de la crisis, por supuesto que sí, y debemos trabajar hoy con confianza y unidad para encontrarnos fuertes cuando llegue ese momento.
no se si me da mas miedo ver a ZP sin saber que hacer con la crisis, o a Rajoy con esa sonrisa de lobo que ya huele la sangre de poder y quiere mas crisis todavia….como dice el articulo esto es cosa de los ciudadanos y de estar unidos, los politicos se estan llenando de gloria que huele mal y es de color marron..
Jesús a la política, en estos momentos de crisis económica, no necesitamos políticos, necesitamos gestores que sepan hacer bien los número
Creo que sí, Jesús piensate lo de ser alcalde durante una legislatura y saca a Novelda de la crisis. Si quieres, dejate a Mariano de Teniente alcalde y despues de esos cuatro años que vuelva Mariano a encabezar la candidatura. Piensatelo Jesus
Una ‘pequeña’ objeción a la competitividad con solución (‘luchar en el mercado’)que usted propone: eso da por bueno este sistema basado en el crecimiento indefinido, con la necesidad de maximizar beneficios y reducir costes A TODA COSTA (Y COSTO), en socializar pérdidas de voraces entes privados que se siguen forrando a costa de todos, y en dejar en la cuneta a los que no puedan estar en los primeros puestos y sobrevivir a la ley de los más fuertes. En resumen, amigo Jesús, en el fondo usted sigue proponiendo como solución el sistema causante de esta debacle mundial, una huida hacia adelante, aunque ya no queda mucho ‘adelante’. Si es incambiable, desengañemonos, NO HAY SOLUCIÓN para estas crisis cíclicas cada vez más agudas y globales.
Por otra parte, soy de la opinión de que la actual crisis global no es un accidente del sistema, es una vualta de tuerca más de la poderosas élites dominantes en la sombra para ampliar su saqueo global y aumentar sus cotas de poder.
Sin diagnósticos realistas no habrá soluciones realistas. Entonces estarán bien enfocados ‘la imaginación, la dedicación, el trabajo y el perseguir tenazmente un objetivo’.
Un saludo