Artículo de opinión de Luis Soria Navarro
Esperaba bastante más. Los malvados pusieron el despertado a las seis menos cinco de la mañana para asistir el triunfo y liofilizado de los Judas, hemos omitido sus nombres con el fin de no afectar a nuestros lectores en su sensibilidad, les llamaremos “el Cantamañanas”, “el Chaqueta” y “el Cambiazo”. La verdad es que me quedé con las ganas de ir y ver sus caras tan sonrientes. En cuatro horas de soflama en bucle lo más fuerte que dijo “el Cantamañanas” sobre los premiados con una medalla al mérito del sufrimiento. El haber llevado una vida profesional intachable en sus veinticinco años de continuo medrar a costa de sus propios semejantes, siendo una variante de la garrapata amnésica que afecta a los futbolistas, algunos perdieron la memoria “frase que coronó con un templado – por fin lo he conseguido- “¡allá ellos con su conciencia!” Ni siquiera un “arrieritos somos”.
Para asombro de los que le hemos visto convertir en serrín a quien le había hecho bastante menos, “el Cantamañanas” mantuvo la misma actitud casi zen que en su blog personal, donde, aún caliente, escribió el miércoles en alusión a los que había abandonado por el camino, mejor dicho los que forzosamente tuvieron que marcharse a otros cuarteles, no sería liberal, después de todo nunca se lamentó de los juicios que amañó, quedando entretanto la imagen de la deserción que dejó en la hoja de ruta de los liberales ante ambiciones que sin duda salió fortalecido de la “heroica actuación frente a sus presuntos enemigos políticos”.
Conclusión: de momento, los traidores se puede dar con sus cantos en los diente de un momento a otro…..aunque no debería fiarse, pues una de las señales de identidad del “fatigador” es el rencor. Pregúntaselo a tú más fiel perro pastor del despacho continuo de color blanco desatinado, que hace unos años cometió el atrevimiento de dejarle un apartamento, en una ciudad cerca del mar. Ayer, “el Cantamañanas” llevó asociada la consideración de leguminosa y de molusco: Hoy lo hemos visto sentado en el banquillo a mí, porque no ha podido sentar a todos los que hemos escrito o hablado de él….bueno, menos algunos “lamelíbranquios” que le hacen entrevistas mientras mantienen las causas contra sus colegas. Siempre hay algún garbanzo negro o rubio.
Y “el Chaqueta” y “el Cambiazo”, porque tienen causas mejores en las que postularse como Agustina de Aragón. La penúltima es la defensa del concejal marmolista en las tomas de posesión de cargos oficiales. Ante la propuesta de “el Cantamañana” para dar los nombres de sus más allegados que han estado a su lado en la lucha infrantecida “Miomedallón”. Por cosas como estas hubo ya una guerra aquí: porque hubo quien se empeño en que en quitarle el uniforme azul sin más. Debate que en su día salió a la calle como si fuera una tempestad y que iba de boca en boca.
Vuelvan a leer la frase y dígame si no les parece que hay una justificación bastante explícita de alzamiento: Tan serio se tomó la versión moderna de los “enamorados arrepentidos”. Hubo un tirón de orejas por la “derechota” arrepentida que hubo de votar a favor de la proposición no de ley. Después de sacar bajo palio a “el Cantamañanas” y hasta de arengar a los descontentos sindicatos dirigidos por “el Chaqueta” y cargar todas las mentiras contra un amable segundo con estos términos: “Sorprende ahora su defensa de la retirada de todos los derechos constitucionales propios de un ciudadano libre, debatieron que ni mucho menos está en la sociedad y que parece utilizar “el Cantamañanas” para distinguirse políticamente “.
¿Tendrá algo que ver esa pulla con el hecho de que “el Cambiazo” se haya convertido en colaborador fijo de “el Cantamañanas” que sostendría seguramente esa tesis y tirando del hilo, demostraría que todo lo habían previsto los autores de las grabaciones y seguimiento, en cuyo ánimo ya estaba estudiado provocar la expulsión de agárrate y no te menees.
“El Cantamañanas” no sólo debía garantizar la expulsión de la P.L., sino que debía asumir al pobre infeliz en un estado de postración suficiente como para que se volviera loco y que esa mitad aún de creyentes del bien y del mal no tuvieran otro remedio que aceptar, que había hecho un buen trabajo de detectivismo policial al servicio propio de ganarse unos simples galones en los hombros. Pues ya ven.
Al final la decisión de la “derechota” fue ascender a “sargentillo”, lo que supone, como mínimo, recompensar la incompetencia y la falta de profesionalidad, pues su ascenso supone también premiar el engaño. La historia de “el Cantamañana” es el paradigma del funcionario que asciende moviéndose en las cloacas del poder y que progresa en el escalafón independientemente de quién esté en el Gobierno municipal. El Ejecutivo del señor X le puso al frente de la Tía pese a su implicación en el encubrimiento de la guerra sucia contra los sindicatos. Ascender a “el Catamañanas”, es por último desmotivar a los demás que hace su trabajo con honradez.
¿Qué estarán pensando esos honorables servidores de los sindicatos que desvelaron las mentiras de este “Catamañana”, aún a riesgo de exponerse a represalias? Lamentablemente, el caso de este traidor no es único. Esa derecha “centrista, liberal y democrática” es la responsable de la P.L., donde tuvo lugar la mayor traición y que ahora trata de borrar cualquier relación entre “el Cantamañanas” y los centristas, liberales y demócratas. ¿Se le ha recompensado acaso por lo que sabe y calla?