José Penalva Navarro
Un niño Nació en Belén,
Jesús el Mesías era,
y el mensaje que nos trajo,
fue, que la paz y el amor
fueran su legado.
Aquella noche hermosa,
el sosiego y la armonía,
se respiraba en el ambiente,
por que el hijo de Dios
se había hecho presente.
La alegría se desbordada,
los ángeles estaban con él,
los pastores le contemplaban,
y en el silencio del pesebre
unos Reyes le adoraban.
Su padre Celestial,
le puso un trono humilde
para enseñarnos con él,
como sería su reino,
fraterno, de amor y paz,
de suave armonía,
y ser guiados por él.
y sentir su cercanía.
El momento fue hermoso,
el firmamento brillaba,
las estrellas estrenaban nueva luz,
y la más reluciente de ellas
iba guiando al lugar,
donde a Jesús adorar.
Dios quedó contento,
su hijo se hizo hombre,
ofreciéndonos su cercanía
y su voluntad quedó
en perfecta armonía.
Aprendamos el mensaje,
humildad y dulce amor,
fue lo que nos enseñó Dios
con esa flor enviada,
deseada y esperada,
y muy sentida,
y al final, ese amor extremado,
le llevó al martirio,
por nosotros consumado.