Aunque algunas voces quieran silenciarlo, un tercio de las mujeres españolas ha sufrido violencia por parte de sus parejas o exparejas, y eso es una realidad. Una realidad que es aún más alarmante cuando los estudios revelan que cuatro de cada diez mujeres afirman haber sufrido acoso sexual a lo largo de su vida.
Es preocupante que estas cifras se disparen entre los más jóvenes, pero esto no nos debe hacer olvidar que las mujeres mayores son igualmente vulnerables a la violencia machista. La violencia contra las mujeres no es una cuestión de edad.
Son muchas las mujeres mayores que sufren violencia, en muchos casos, sostenida en el tiempo a lo largo de toda una vida de agresiones, vejaciones, control y sometimiento. Así lo ponen de manifiesto diferentes estudios sobre violencia de género en mujeres mayores de 65 años; el 40% de las víctimas ha sufrido violencia durante más de cuarenta años y el 27% la padeció entre dos y tres décadas. Sin olvidar a las mujeres de las zonas rurales, donde la violencia se endurece por el aislamiento que sufren las víctimas.
Con la pandemia del Covid-19 no han hecho más que empeorar las condiciones de aquellas víctimas que se han visto obligadas a confinarse con su agresor. Las llamadas al teléfono 016 se incrementaron de forma alarmante en todo el país.
En 2021, ya son 36 las mujeres a las que les ha arrancado la vida la violencia de género. Además, 21 menores han quedado huérfanos como consecuencia de estos crímenes y dos menores han sido asesinados por sus padres.
Desde 2003, cuando empezaron a elaborarse los registros, ya son 1.114 las víctimas mortales de la violencia de género. Tras estas cifras hay vidas truncadas, nombres y rostros. Son las caras de la desigualdad, del sufrimiento, del miedo y el responsable es el machismo criminal.
Sobre la violencia contra las mujeres se ha construido el patriarcado y las sociedades machistas y sexistas que no respetan ni reconocen a la inmensa mayoría de esa sociedad, más de la mitad, que somos las mujeres.
Es la cara más atroz de la desigualdad. Por este motivo, la lucha contra la violencia de género es un deber democrático, es una cuestión de justicia social, de derechos humanos.
El Partido Socialista ha luchado siempre y seguirá luchando para que ningún interés partidista esté por encima del reconocimiento de esta violencia.
Son dos años y medio de medidas de un Gobierno que sitúa el combate por atajar la violencia machista y la lucha por igualdad y el reconocimiento a los derechos de las mujeres en el centro de todas las políticas.
Lo hacemos con toda convicción y firmeza, porque los socialistas siempre hemos estado del lado de las mujeres, de la lucha feminista y peleando contra los maltratadores. Una violencia estructural que sufren miles de mujeres y niñas en el mundo, por ser mujeres, por ser niñas.