Tribuna de opinión de Luis Soler
En el oscuro teatro político local, ciertos líderes de la izquierda han adoptado el papel de “señores de la noche”, ejerciendo un control desproporcionado sobre su partido y municipio, actuando más como Batman que como servidor público.
Esta falta de transparencia y democracia interna no solo sofoca el debate político, sino que también oscurece los principios fundamentales de libertad y diversidad de pensamiento. Es hora de iluminar este callejón oscuro y promover un enfoque más inclusivo y democrático dentro de la izquierda política.
Esta nueva izquierda, que se pavonea con una pretendida superioridad moral, a menudo se encuentra atrapada en su propia cueva de ética dudosa. Pues mientras algunos de sus miembros intentan ocultar sus acciones detrás de títulos académicos, otros demuestran una educación ejemplar en su comportamiento, sin necesidad de capas ni máscaras, recordando que la verdadera grandeza no se encuentra en los disfraces, sino en la honestidad y el respeto hacia los demás.
En el mercado, donde la luz de la verdad arroja sombras sobre la tiranía, es vital que el equipo de gobierno actúe como un verdadero guardián de la justicia. La falta de higiene, la obsolescencia de la infraestructura y las prácticas comerciales cuestionables son, para éstos, “los villanos” que deben ser enfrentados sin vacilación, pues intentan retratar a los comerciantes como una “mafia”. Pero recordemos que la verdadera batalla es contra la injusticia y la opresión, no contra aquellos que buscan ganarse la vida honestamente.
La ciudadanía merece líderes que no teman mostrar sus rostros y que estén comprometidos con la transparencia y la igualdad para todos, sin necesidad de ocultarse detrás de una capa de arrogancia o de una máscara de hipocresía.
La oposición, esa que llaman “los que se muestran de perfil”, SÍ quiere un proyecto acorde a las necesidades del pueblo, SÍ quiere apostar por el progreso; pero con un mercado provisional y adecuado. Con una política honesta y transparente, aunque según algunos “blandita”, pero discúlpennos sus señorías porque queramos ser sensatos y dejar los cómics y superhéroes para otros menesteres.
Y como colofón a este triste cuento de pretendidos superhéroes, sólo me queda pedir disculpas, en primera persona, por haber hecho uso de unas instalaciones municipales para dar una rueda de prensa con mis compañeros de partido, cuando su uso sólo está permitido a los concejales.