La representación de los juegos de azar en el arte

Los eventos más comunes de la vida cotidiana siempre han sido fuente de inspiración en la creación de grandes obras artísticas: desde las representaciones del día a día de los niños en Niños comiendo uvas y melón de Murillo, hasta la ilustración de las tareas domésticas en La Lechera de Vermeer. Hoy, venimos a hablar de cómo los juegos de azar, especialmente los de cartas, han sido el tema central de muchas pinturas.

 

Los perros de Coolidge

Una de las obras más destacadas en la que se refleja un juego de cartas, concretamente el póker, es Perros jugando al póker. En esta, Cassius Marcellus Coolidge representa a perros jugando totalmente personificados en una partida de póker donde sus expresiones no se alejan en absoluto de la que tendrían personas jugando una partida de verdad. La afición de Coolidge por los perros se puede apreciar en los numerosos cuadros en los que plasma a estos animalillos en las situaciones cotidianas de la vida de los humanos. De hecho, pintó un total de 16 cuadros al óleo en los que los perros practicaban lo que podrían ser juegos de póker.

 

Uno de ellos, el titulado Waterloo, muestra a la perfección las expresiones personificadas de los animales tras los resultados de la partida: tristeza, rabia, felicidad y sorpresa. Y es que tal y como ocurriría en una partida de póker en la realidad, las técnicas del juego precisan de astucia y mucha paciencia, que parece que estos animalillos no tuvieron.

 

Los tramposos de Caravaggio

Coolidge no fue el único interesado en representar juegos de cartas en sus obras; Caravaggio creó en 1594 la obra conocida como Jugadores de cartas. En esta, se representa una partida de cartas de un juego que aún no se identifica del todo. Mientras dos juegan, un tercero que no participa en la partida, le comenta al oído a uno de ellos las cartas que tiene su oponente. Caravaggio usó esta obra para representar las experiencias de su propia vida, que a veces incluyeron alguna que otra trampa.

 

Soldados jugando a las cartas y a los dados de Valentín de Boulogne

Inspirado por Caravaggio, de Boulogne plasmó una escena similar en la que en un primer plano se aprecia a dos soldados jugando a las cartas y, en un segundo, a otros dos probando su suerte a los dados. De forma similar a la que se representó en la obra de Caravaggio, de Boulogne representa a un jugador inexperto que oculta sus cartas de la mejor manera para evitar que su oponente las vea. De poco parece servirle, ya que el personaje de pie detrás de él está chivando las cartas a su oponente.

 

Más trampas, de Georges de La Tour

El artista francés también se inspiró en este tipo de escena cotidiana para crear una de sus obras más populares: El tahúr del as de diamantes. Esta pintura al óleo sobre lienzo descubre la situación en un burdel, donde un tahúr, una prostituta y un joven rico juegan a las cartas. Entretanto, una criada cómplice ayuda a la prostituta y el tahúr saca de su cinturón un as de diamantes, todo mientras el joven ingenuo no se percata de que saldrá del burdel con los bolsillos vacíos.

 

Los jugadores de cartas de Cézanne

La obra, que fue adquirida por la familia real de Qatar por 250 millones de dólares, ha sido la más cara hasta ahora en la historia del arte. El cuadro forma parte de una colección creada entre 1890 y 1895. En estas, la temática principal se centra en campesinos jugando a las cartas. En esta obra en concreto, los hombres eran trabajadores del hogar de Cézanne: el jardinero y el granjero de su propiedad en Aix-en-Provence.

Los personajes están centrados únicamente en sus cartas, no se observan mutuamente. Como se ha comentado, la astucia y la paciencia son clave en los juegos de cartas, y parece que los trabajadores de la hacienda de Cézanne lo tenían claro.

 

El jugador de cartas II de Pablo Picasso

El malagueño realizó esta obra en su última etapa. Se representa a sí mismo con formas totalmente cubistas. El personaje, con un sombrero, personifica, a su vez, las figuras del mosquetero y el torero e incluye elementos representativos del cubismo como son el vaso, el jarro y los naipes.

Como se ha podido apreciar a lo largo de este artículo, las representaciones de escenas de la vida cotidiana son elementales en el arte. Los formatos y estilos son muy variados y los significados de las obras van más allá que la mera imagen de una partida de cartas. Desde las expresiones de perros que parecen humanos, a conceptos trascendentales de las injusticias de la vida, el arte toma elementos del día a día para convertirlos en algo mágico.

 

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