Según el gerente de la Asociación del Mármol de Alicante, Juan Fernando Guillén, el vertedero se quedará en Novelda “al generar el 80% del subproducto” y, mientras técnicos de Medio Ambiente y responsables del Ayuntamiento estudian su localización final, “en uno o dos días, siempre antes de fiestas, sabremos dónde estará”. Guillén afirma que se evitará “cualquier mano especulativa” que lleve las riendas del vertedero y, aunque ya son muchos los acuerdos, sólo falta confirmar si se firmará un consorcio o convenio con el resto de poblaciones colindantes a Novelda que también trabajan en las labores y procesos del mármol
El presidente de la Asociación del Mármol de Alicante, Juan Fernando Guillén, ha confirmado que la ubicación final del vertedero será en Novelda y que, mientras técnicos de Medio Ambiente y responsables del Ayuntamiento discuten las propuestas, su localización se dará a conocer en “uno o dos días, antes de fiestas siempre”.
Esta es, sin duda, una de las principales decisiones llevadas a cabo por la actual corporación municipal puesto que es una problemática que arrastra la población varios años atrás y que, según Guillén, cubrirá económicamente el colectivo del mármol en un 100%, por lo que las arcas del Ayuntamiento no se resentirán dentro de la herida de muerte que sufre su partida presupuestaria.
La única pieza que queda pendiente en este puzzle es si, finalmente, será un convenio exclusivo para Novelda o bien un consorcio de los distintos municipios que trabajan con el mármol los que entrarán en este vertedero cuya ubicación será la de nuestra población “puesto que el 80% del subproducto lo generamos nosotros”, apuntó Juan Fernando Guillén.
Por el momento, a un lado estas cuestiones, el vertedero no lo gestionará ninguna empresa privada “para así evitar la mano especulativa, por lo que queremos que se haga sin ánimo de lucro y que se haga de la mejor manera posible”. Por otro lado, según Guillén, los residuos del mármol que se derramen en este vertedero “no contaminarán puesto que además queremos que se puedan reutilizar” aunque, sin embargo, Guillén reconoce que la única adversidad medioambiental radicará en el “impacto visual” del paisaje.