Cristina fue asesinada por su pareja tras recibir más de una treintena de puñaladas con tres armas blancas diferentes
Miembros de la corporación municipal han llevado a cabo un minuto de silencio en los soportales del Ayuntamiento de Novelda para expresar las condolencias por el último asesinato machista en España.
Cristina, valenciana de 30 años fue asesinada por su pareja el pasado 4 de diciembre tras recibir más de una treintena de puñaladas. La joven era vivaz y trabajaba como promotora inmobiliaria especializada en el mercado internacional.
El agresor utilizó hasta tres armas blancas distintas para acabar con su vida, e ingresará en prisión provisional por orden de la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número dos de Valencia.
El presunto asesino permanece ingresado en la unidad de judiciales del Hospital General de Valencia, ya que sufrió diversos traumatismos al caer del deslunado del ático, escena del crimen, del que estaba tratando de escapar.
La pareja apenas llevaba tres meses saliendo. El agresor, abogado y docente, fue despedido de un despacho especializado en derecho familiar hace dos meses por bajo rendimiento y cancelaba continuamente sus clases de Filología del Derecho y Deontología en la Universitat de València.
Totalmente de acuerdo con la muestra de condolencia y minuto de silencio llevada a cabo por la Corporación Municipal. Se trata de una vecina de Valencia asesinada por su pareja, una víctima más de la violencia de género. Sin embargo, este mismo Ayuntamiento de Novelda, ni cuando se produjo el asesinato del noveldense Antonio Navarro, ni cuando se dictó sentencia condenando a los asesinos, uno de ellos la esposa de la víctima, realizó acto alguno de repulsa ni se guardó ese minuto de silencio. Si de verdad queremos la igualdad, por qué se discrimina de esa forma a la víctima cuando se trata de un varón. Si Antonio se hubiera llamado Antonia y el asesino fuera Jesús, todo el pueblo se hubiera echado a la calle y el Ayuntamiento hubiera guardado no sólo un minuto de silencio sino un día entero de luto.
Como en todos los casos de asesinatos, lamento la pérdida de una vida humana y deseo que la justicia, perdón la ley, (que justicia no hay mucha a pesar de estar un país sobresaturado de leyes), se aplique con el máximo rigor y dureza al asesino y por supuesto, que este personaje no vuelva a salir a la calle hasta que lo lleven a bordo de un coche fúnebre como protagonista de la función.
Y ya puestos a hacer actos de repulsa, aún estoy esperando ver cuándo el equipo de gobierno sale a los soportales del Ayuntamiento a condenar los actos de acoso, hostigamiento, violencia y presión criminal que se están cometiendo contra una familia de Canet (niños incluidos) por querer hablar y estudiar en español en España. Vaya ocurrencia, ¿verdad? Igual es que atenta contra lo de la normalización lingüística y no nos hemos enterado.
Se nos debería caer la cara de vergüenza. A todos. A unos por hacer y a otros por callar y consentir estas canalladas. Es muy triste, pero ya no reconozco ni a mi tierra ni a mi gente.