Tras 84 años en el olvido, Francisco Monés Cantó vuelve a casa

El emotivo acto en el cementerio de Alicante reúne a más de 250 personas para entregar los restos de 14 represaliados del franquismo, entre ellos, Francisco Monés Cantó, vecino de Novelda.

Bajo un sol abrasador y un silencio lleno de respeto, el cementerio de Alicante se convirtió este domingo en un lugar de memoria, justicia y emoción. Por primera vez, en sus caminos transitados por el olvido, se escucharon palabras de despedida y notas de violín en honor a los 14 represaliados del franquismo cuyas familias, tras décadas de espera, pudieron por fin recoger sus restos. Uno de ellos fue Francisco Monés Cantó, vecino de Novelda, cuyos restos permanecieron 84 años en la fosa número 19 del cuadro 12.

Ana María Lledó y su hijo José María Aldeguer, nieta y biznieto de Monés, fueron los encargados de recibir los restos. “Hemos venido a recoger a mi bisabuelo y cumplir un acto de justicia al recuperar sus restos después de 84 años en la fosa común”, declaró José María, conteniendo la emoción. Un momento que no fue sólo íntimo y familiar, sino colectivo, porque la memoria también se construye entre todos.

El acto, organizado por la Asociación de Familiares de los Represaliados por el Franquismo del Cementerio de Alicante, reunió a más de 250 personas. La música del violinista ucraniano Jorge Sokolov y la voz de la compositora María Ruiz, que interpretó su canción “Sin Rosas”, conmovieron a los presentes. Una pieza escrita, según explicó la artista, “inspirada en vuestras heridas y en vuestras historias”.

La teniente de alcalde de Novelda, Geno Micó, y el técnico de Cultura, José Luis Pellín, estuvieron presentes acompañando a la familia. Micó recordó con firmeza: “Paco tenía 51 años cuando lo asesinaron un 5 de diciembre de 1941. Hoy asistimos a un acto muy emotivo, lleno de sentimiento, y de justicia social”.

Francisco Monés Cantó fue uno de los aproximadamente 400 represaliados enterrados en las fosas del cementerio alicantino. De ellos, unos 300 ya han sido identificados y entregados a sus familias, aunque aún quedan cerca de 100 esperando su nombre, su historia, su despedida. La Asociación recuerda que el proceso es lento y costoso, requiere arqueólogos, pruebas genéticas, recursos, pero, sobre todo, exige voluntad política.

Con los restos en brazos y el corazón latiendo con fuerza, Ana María y José María iniciaron su camino de regreso a Novelda. Antes, se detuvieron un momento frente a la tumba del poeta Miguel Hernández. Un gesto de respeto, de memoria compartida. Porque como escribió el poeta, “aunque el otoño de la historia cubra sus tumbas con el aparente polvo del olvido, nunca habrá silencio para los que murieron por la justicia”.

Hoy, Francisco Monés Cantó vuelve a casa. No como desaparecido, sino como memoria viva.

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