Santiago Posteguillo presentó su última novelda, La Legión Perdida.
Santiago Posteguillo ha sabido innovar con esta soberbia novela, la narración de una historia que ha durado seis años. A través de miles de páginas escritas con pulso formidable, ha dado a conocer en unos casos, y acercando en otros, la figura de Trajano revestida de la dignidad imperial que engrandeció a Roma como nunca nadie ha hecho a lo largo de su historia.
Igualmente, Posteguillo, se ha adentrado en el hombre con profunda minuciosidad, sin ocultar nada, humanizándolo al interiorizar sus pensamientos y reacciones.
La legión perdida está construida con los mejores mimbres de la novela histórica, entrelazada con el suspense del misterio, y la memoria de las escenas esculpidas en la columna Trajana. Es, sin duda, una historia para no olvidar nunca.
Esta última obra de Posteguillo es una novela de espejos en el espacio, porque contempla al imperio romano, el parto, el imperio Kushan del norte de la India, y el Gran imperio Han de la China Clásica.
Es también La legión perdida, una aventura continua donde varios de los protagonistas principales y secundarios de la trilogía, como Alana y Marcio, junto a su hija Tamura, y otros personajes iniciarán un peligroso viaje al otro extremo de la tierra con una misión secreta encomendada por el emperador.
Esta novela rinde homenaje igualmente al conocimiento de lenguas y su importancia en el transcurrir de la historia. No solo por acortar distancias entre los pueblos propiciando el entendimiento, sino en ampliar las posibilidades de salvar también la propia vida.
La documentación histórica es exhaustiva, como en toda la obra de Santiago Posteguillo. Por eso, es perfectamente normal que tanto los reinos de Asia central y la China de ambas épocas, la del siglo I a.C. y la de principios del siglo II d.C., sean descritos de forma fidedigna a los datos que se tienen.
El autor no descuida nada ni a nadie de importancia, así los cristianos vuelven a aparecer en este final de la trilogía.
Esta novela no defrauda. A través de ella asistimos al emocionante discurso pronunciado por Lucio Quieto, legatus, jefe de la caballería imperial y amigo personal de Trajano, en el invierno de 116 d.C. en Cesifonte ante sesenta mil romanos, en un momento en donde la pesadilla parece vencer al sueño y convertir la batalla en otro desastre como el protagonizado por Craso. Las tropas enardecidas se lanzan contra el ejército parto, con el orgullo recuperado y el brío de siempre, como homenaje a su emperador que permanece enfermo en su tienda.
La legión perdida, es el final de un hermoso reto literario convertido en realidad, a través de tres novelas creadas con el espíritu de un arquitecto de lo imposible, como Apolodoro de Damasco, la disciplina del mejor legionario, y el valor creativo de un autor que combate siempre por la gloria.
Al finalizar la presentación, el autor firmó ejemplares de su nueva obra que cierra la trilogía sobre el emperador Trajano.