Todos y Todas somos responsables
Otro año más sigue siendo necesario conmemorar el Día Internacional Contra la Violencia de Género. La realidad es que el número de muertes de mujeres a manos de sus parejas sigue en aumento y se hace necesario intensificar las estrategias para eliminar tanto horror y dolor.
Para erradicar la violencia de género hace falta tiempo, esfuerzo, decisión y compromiso y esto es algo en lo que no podemos plantear ninguna duda, porque ésas son las que utilizan los agresores para seguir ejerciendo la violencia. Por ello, la unión de todos los partidos políticos y de las administraciones es necesaria para acabar con esta lacra que nos acompaña desde siglos.
De ahí la necesidad de que la violencia doméstica no se considere parte de la vida privada de las parejas. De hecho, la consideración de la supuesta “privacidad” de la violencia de género es uno de los factores por los que las víctimas no denuncian y que éste continúe, en muchos casos, siendo un problema “oculto” cuyas cifras reales son casi imposibles de conocer.
En este sentido es necesario romper el silencio y visualizar la violencia en todas sus formas y no percibirla solamente en los graves casos que salen en los medios de comunicación. Por el contrario, el reconocimiento público nos hace cuestionar y luchar para transformar las estructuras desigualitarias y autoritarias que son desfavorables a las mujeres. Y en esa lucha contra el maltrato uno de los principales fallos es que estamos todavía en una sociedad desigual y machista, hecho que utilizan los maltratadores para continuar con su conducta agresiva. De ahí la necesidad de un cambio más profundo que parta de la educación en igualdad, generando actividades educativas, preventivas y de sensibilización dirigidas a nuestros hijos y a los jóvenes, para que les permita tener toda la información necesaria sobre la violencia de género, sus causas, los orígenes, etc.
Hemos de educar en la no violencia, teniendo en cuenta a las otras personas, enseñando a expresar sus propias ideas y emociones, a escuchar las ajenas y a saber compartirlas. Desvelar el lenguaje de la violencia es tarea de una enseñanza basada en la igualdad, que siente las bases para acabar con todo tipo de violencia.
Y por otra parte crear la motivación necesaria para comprometer a los hombres a romper el silencio corporativo. Evitar que miren para otro lado porque ellos no sean las víctimas ni se consideren agresores, y estimularlos para que trabajen junto a las mujeres en la lucha contra la violencia. Muchos hombres ya se han dado cuenta y se cuestionan que la sociedad en la que vivimos la construimos día a día, que somos responsables de lo bueno y de lo malo, que hay cosas que es preciso transformar, empezando por nosotros mismos; ya existen hombres que admiten que el machismo tampoco les hace felices, porque sienten que les impide vivir su vida, porque también les pertenecen otros valores, sentimientos y emociones que les ha costado reconocer y aceptar. Por todo lo cual se impone la necesidad de establecer entre hombres y mujeres relaciones de igualdad, de respeto a las diferencias, de buen trato y de paz. La cultura machista nos perjudica a todas y a todos, nos separa y acrecienta las heridas.
Todos somos responsables de lo que ocurre en nuestra sociedad. Cada persona o Institución tenemos un compromiso en la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Tan solo asumiendo una responsabilidad individual podremos forzar su desaparición y tan solo asumiendo una responsabilidad compartida podremos hacer desaparecer la violencia de género.
Con el deseo de que en un futuro no haya ningún motivo para conmemorar el 25 de noviembre “Día Internacional de la VIOLENCIA DE GENERO” y con el convencimiento personal de que no existen barreras ideológicas ni políticas que pongan freno a una lucha en común, seguiremos al lado de las mujeres denunciando, exigiendo y reclamando lo que por justicia nos corresponde.
Por fin vemos a la concejala moverse, durante años he pensado que era de cera viendo los plenos, ni chicha ni limona.