La noveldense Madre Concepción Gras Valero es Religiosa Concepcionista Misionera de la Enseñanza. Reside en Japón desde hace más de medio siglo, cuando partió de Madrid “por la voluntad de Dios”, en un viaje que realizó durante más de mes y medio en barco en 1953. Su padre, Jaime Gras López, nació en Novelda mientras que su madre, María Valero, procedía de Elda. Ambos fallecieron cuando Concepción no era más que una niña, por lo que sus abuelos paternos (Pedro Gras y Ana López) la acogieron en Novelda. “Recuerdo las clases en el pueblo cuando iba al colegio con doña Helena Fenoll, que tenía una escuela particular en la calle Emilio Castelar. También recuerdo a Manolita, su hermana”, apunta
Madre Concepción Gras Valero nació el 8 de diciembre de 1918, actualmente tiene 89 años, y cada dos años viaja a Novelda para reencontrarse con su familia. “Hace poco tuve una caída y me operaron. Ando un poquito coja, pero si todo va bien en septiembre del 2009 estaré allí”, señala.
Entre tanto, Concepción nos confiesa que cuando estalla la Guerra Civil, en plena adolescencia, tomó el relevo en la educación noveldense, e impartió clases a los niños de la época ante las vacantes que dejaron todos los profesores del pueblo cuando salieron al frente. Fueron tiempos especialmente oscuros, en los que incluso llegó a huir a Alicante por la persecución que sufrió como todos aquellos que colaboraban con la Iglesia.
Por entonces, la vocación y la llamada del Señor se intensificaban en su interior como la luz de una vela, y en contra de la opinión de sus tíos y de otros familiares decide ingresar en las Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza. “En 1947 viajé a Madrid e ingresé en el convento. Era la voluntad de Dios”, añade.
Antes de aquella partida, Madre Concepción Gras Valero conoció una Novelda “de muy pocos habitantes” donde lo pasaba en grande con amigas como “Rosario Pellín, Carmen Pérez, Dolores Abad y su hermano, Eustaquio Abad, en el colegio de Helena Fenoll”. Otros recuerdos que guarda en su retina y reconstruye con detalle son “las orquestas del Casino y la Bajada de la Santa”. En este sentido, destaca “la entrada de la Santa en la iglesia de San Pedro” algo que es “imborrable, una maravilla de ayer y hoy”.
Un día, en Madrid, se propuso a las religiosas un viaje Japón. “Y fui para quedarme. Porque es la voluntad de Dios, porque los misioneros tenemos una vida más sacrificada, y nada de disfrutar y venir al extranjero a gastarse el dinero. Estas personas necesitan conocer a Dios y hay que extender el Reino de Dios en todos los países del mundo, porque así lo dijo Jesús”.
Madre Concepción Gras Valero partió en 1953 a Japón en barco. Barcelona a Marsella en tren y, de ahí, a un mundo desconocido. “Íbamos en el barco 22 misioneros, sacerdotes, jesuitas, carmelitas, concepcionistas…”. Sin embargo, el viaje sufrió un largo parón que se alargó debido a un tifón en Hong Kong. Los motores quedaron deteriorados y el susto en el cuerpo no se esfumaba. Finalmente, tras mes y medio de viaje, el 19 de agosto de 1953 desembarca en Yokohama.
“Allí nos encontramos un país pobre y especialmente humillado tras la II Guerra Mundial. Nos decían que si éramos americanas y aseguraba que, aunque perdieron la guerra, eran muy fuertes. Pero son muy buenos y al final nos aceptaron y así empezamos a luchar”, comenta.
Tras varios trámites y la consecución de varias ayudas económicas, Madre Concepción Gras Valero inicia la construcción de un centro en Nagoya, a 400 kilómetros de Tokyo, con la ayuda de todas las religiosas. “Hicimos un pequeño parvulario en el que vinieron 20 niños y poco a poco fue aumentando. Ahora tenemos a 350 niños pequeños, aunque tenemos otros tres colegios en otras provincias”, matiza Madre Concepción Gras.
El idioma ha sido el principal obstáculo de Madre Concepción Gras en los más de 50 años de estancia en Japón. “Es un lenguaje muy complejo. Tardé dos años en estudiarlo y, aún así, fallo mucho en la práctica después de tanto tiempo. Al principio, para comunicarnos, utilizábamos la mímica. Pero los principios fueron duros… Ahora tenemos a religiosas japonesas que nos han ayudado muchísimo”.
Madre Concepción Gras asegura que la cocina española es muy solicitada en los fogones del centro y que, el plato más requerido por alumnos y personal, es sin duda “la paella y tortilla de patata”. “Cuando las hacemos –afirma- aquí se pone todo el mundo contentísimo”.
A ver si es verdad que te vienes para el 2009!! estamos deseando verte tia conchita!! un besazo muy fuertee!! que orgullosos estamos de ti!