El colegio Carmelitas de Novelda ha finalizado buena parte de la celebración que ha ido llevando a cabo a lo largo del año con motivo de su centenario (1907-2007). El reencuentro de ex alumnos congregó a multitud de antiguos estudiantes en el salón de actos del colegio, donde las organizadoras prepararon un recital de poemas, relatos de las vivencias de las diferentes generaciones de alumnos y por último, una merienda en el hall
El colegio Carmelitas de Novelda despidió parte de la celebración que ha llevado a cabo a lo largo del año con motivo de su centenario (1907-2007) con varias mini-jornadas y encuentros de alumnos.
El reencuentro de ex alumnos congregó el sábado tarde a multitud de antiguos estudiantes en el salón de actos del colegio, donde las organizadoras prepararon un recital de poemas, relatos de las vivencias de las diferentes generaciones de alumnos y por último, una merienda en el hall.
Me pareció genial la idea que tuvieron de reunirnos a todas las exalumnas de las Carmelitas, pero en los relatos que se contaron sobre vivencias, considero que hubo saltos muy grandes. No se habló de la tuna, que incluso fue a Madrid a tocar en un programa que era famoso en aquella época. Incluso yo misma tocaba el triángulo en la tuna. Tampoco se habló de los niños que fueron al colegio y de la época en que dejaron de hacerlo porque era un colegio para niñas, mi hermano fue uno de ellos.
Tampoco comentaron nada sobre la casa antigua llena de dibujos egipcios que había en lo que hoy es el hall de secundaria, ni de los ataúdes que a veces nos encontramos cuando , a escondidas, nos metíamos en aquella casa en ruínas.
Ni de los cacheos a los que nos sometía la hermana Laura a la entrada del colegio ni el depósito de chuces que nos confiscaba. Ni de los sábados que nos hacían ir castigadas al cole. Ni del gimnasio antiguo, que hoy es parte de las depencias de las hermanas, y donde sólo había una colchoneta, un plinton y un potro.
Ni del pequeño teatro donde nos hacían las fotos para el día del padre, y donde posteriormente se daba clases de música con Alberto.
En fin, yo sé que son vicencias mías, pero muchas de las que estábamos allí lamentamos que no fueran nombradas.
Pero sobre todo, me quejo de la falta de información y propaganda que se dió al acto. No hubo manera de que la gente acudiera a un acto del que no tenía conocimiento. Mal por las hermanas.