¿Por qué nos sentimos mejor en verano?
Parece claro que en la época estival nuestro estado de ánimo mejora, aunque no llegamos a comprender el porqué de este hecho. Lo cierto es que no se terminan de encontrar las razones de esta realidad, pero si parecen relacionadas con la exposición a la luz. Durante los meses de invierno esta exposición disminuye, por lo que nuestro estado de ánimo también puede verse afectado.
Además de esto, existen algunos trastornos que empeoran en la temporada de invierno y mejoran en los meses de más luz.
El trastorno afectivo estacional sería el trastorno que más sufre estas consecuencias y se caracteriza por una caída del estado de ánimo durante el invierno, coincidiendo con una disminución de la luz ambiental, y una mayor dificultad para realizar distintas funciones, como más lentitud, un bajo estado de ánimo y menos vida social. Los síntomas pueden incluir sentimientos de tristeza, perdida de la energía y trastornos del sueño.
Pero, cuando cambia la luminosidad, a finales de la primavera y principios del verano, ocurre el efecto contrario. La persona que lo padece es capaz de moverse más y siente más euforia. No es infrecuente que en el invierno tenga más apetito y aumente de peso y que, cuando llegue el verano, baje de peso.
Existe una técnica que aprovecha la exposición a la luz para mejorar los síntomas de este trastorno que se llama fototerapia. La idea de utilizar la fototerapia para tratar la depresión surgió de estudios que investigaron el comportamiento animal y sus cambios conforme se suceden las diferentes estaciones del año. Los investigadores concluyeron que cuando la luz entra en los ojos estimula el área cerebral que regula el reloj biológico, y que los niveles en sangre de una hormona denominada melatonina, se reducen cuando los ojos se exponen a la luz brillante. De manera que la melatonina parece directamente implicada en el estado de ánimo, puesto que ayuda a controlar el ritmo interno del cuerpo, como por ejemplo los niveles de temperatura, los patrones de sueño y la liberación de hormonas.
Hay que tener en cuenta que no cualquier tipo de luz funciona. El sentarse enfrente de una luz convencional en casa, no disminuirá los síntomas del Trastorno afectivo estacional. Las luces en el interior del hogar no proporcionan el tipo de intensidad luminosa necesarias para tratar la enfermedad. Para ello existen unas cajas de luces especializadas que proporcionan una luz que es comparable a la intensidad de la luz de día observada durante un amanecer.
De la evolución y mejoría de los síntomas de algunos trastornos podemos llegar a comprender el normal funcionamiento de nuestro organismo. Por eso, de lo anteriormente comentado se puede concluir que la exposición a la luz nos facilita un adecuado estado de ánimo.
Rosa Mary Rizo Martínez
Psicóloga
Nº col.: PV-6025
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