Art. de opinión de Armando Esteve, portavoz grupo municipal UPyD Novelda

Soberanos

“La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, dice el artículo primero de nuestra Constitución. El conjunto de los ciudadanos españoles somos “soberanos”, es decir, los que ejercen o poseen la autoridad suprema e independiente. Por tanto, tenemos el derecho y la responsabilidad de organizarnos y darnos las normas para construir nuestro futuro.

En 1978 aprobamos la actual Constitución e iniciamos una aventura democrática, aceptando que esa soberanía quedaba en nuestras manos.

Hoy es más evidente que nunca que toca afrontar cambios políticos muy importantes y estos han de llegar mediante los cauces previstos en esa Constitución. Por tanto, debemos plantearnos ineludiblemente su reforma o sustitución, porque si no respetamos la actual, incluso para reformarla profundamente, ¿qué nos obligará a respetar otra distinta?

Las responsabilidades, incluso esta que es compartida por casi cuarenta millones de ciudadanos, a veces son difíciles de asumir. Pero no hay otra alternativa, la parte de responsabilidad que eludamos la ejercerán otros por nosotros.

El final de la actual etapa política, en el que ya estábamos inmersos desde el inicio de la tremenda crisis económica e institucional que padecemos, que empezó allá por el 2007, se ha puesto de manifiesto definitivamente ?para los que no lo querían ver? con los resultados de las elecciones europeas y la abdicación del rey. Empezamos por tanto una nueva aventura colectiva en la que nadie debería dejar de ejercer su trocito de soberanía, muchos por primera vez. Ahora más que nunca hemos de reivindicar que el futuro empieza hoy.

Probablemente se avecinen tiempos revueltos. El proceso va a resultar muy complicado. Pero tendremos que encontrar una fórmula que recoja en unas pocas normas básicas, la opinión mayoritaria de millones de personas. Y lo primero que debemos asumir es que tendremos que aceptar lo que vote la mayoría, porque eso es la democracia.

Como pueblo soberano que somos, debemos decidir sobre las reformas a emprender, que no son solo las de elegir entre Monarquía o República, es decir, si deseamos o nos conviene seguir manteniendo como modelo de Estado la actual monarquía parlamentaria. Pero además de eso, urge afrontar otras que a mi entender son incluso de mayor calado y repercusión en nuestra vida diaria.

Elegir si queremos que continúe la monarquía es solo una parte de nuestra responsabilidad, que debe valorarse junto con otros posibles (a mi entender necesarios) cambios que están en el candelero y que necesitan ser resueltos.

Ante los retos separatistas hay que optar por seguir manteniendo como único soberano al pueblo español o, como piden los secesionistas, que puedan decidir soberanamente los ciudadanos de cada autonomía o porción territorial. Personalmente soy defensor de mantener la soberanía en los términos actuales, pero me parece conveniente para cerrar este debate que se pronuncie el conjunto de los españoles.

Es el momento de aclarar el modelo territorial que queremos. Tenemos la opción de seguir como hasta ahora, tal y como propone el PP; plantear un Estado federal asimétrico con privilegios competenciales para algunas autonomías, como pretende el PSOE; un Estado federal con las mismas competencias para todos sus miembros, y manteniendo el Estado como mínimo las de educación y sanidad, como proponemos desde UPyD; o bien la ruptura final, como plantean los nacionalistas. Es el momento, como proponemos algunos, de reformar la ley electoral; para que todos los votos valgan lo mismo sin depender del territorio desde donde se vota; de las listas abiertas, con mayor independencia de los electos respecto a sus partidos; o dejarlo todo igual, como pretenden PP, PSOE y los nacionalistas para seguir amparando la corrupción. Es necesario dar mayor independencia al poder judicial, impidiendo que los partidos sean quienes designen los miembros de sus órganos rectores, o seguir con el actual modelo tal y como proponen PP, PSOE y nacionalistas.

El pueblo español debe decidir si se deben mantener los privilegios de algunos, las pensiones vitalicias, los aforamientos, los tratos de favor, los indultos, el Senado, etc. o suprimirlos de cuajo como proponemos desde nuestro nacimiento en Unión Progreso y Democracia.

Porque ser soberano requiere ejercer nuestra responsabilidad, abrir esta nueva etapa facilitando las consultas necesarias, respetando la legalidad vigente y, si somos mayoría los que apoyamos estos cambios frente a los que no les conviene moverse, refundar el Estado. Hay que ganarle la partida al hastío, convirtiendo nuestra rabia en ilusión y trabajando juntos para construir el futuro.

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2 COMENTARIOS

  1. En gramática, sujeto, verbo y predicado. En filosofía, premisa mayor, menor y conclusión.
    Respetar la legalidad y «conviene moverse», carecen de precedente gramatical y filosófico en este artículo.
    Atentamente.

  2. La soberania popular reside en el pueblo (aunque no sabemos quien es el pueblo) y la soberanía nacional reside en el parlamento y la soberanía real reside en la zarzuela… Y a cada vez más gente empieza a costarle comulgar con ruedas de molino.
    La soberanía, simplemente, es el poder supremo, aquel que no admite recurso por encima de él. Y hoy el que tiene la última palabra es el gobierno si tiene la mayoría absoluta, y si no, el consenso entre los 2 partidos mayoritarios.
    Ahora a estos 2 partidos tradicionales se les ha gripado el motor, aprovecha, aprovcecha para ver si podeis meter la cabeza en el nuevo consenso «multilateral» que va a ser necesario para que «los de siempre» sigan disfrutando de este cortijo llamado España. ¿O quizá prefieras Estados Unidos de Ibérica?. Por favor…

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