59) ANTONIO PASTOR NAVARRO (buzo)
Ya hace unos meses, desempolvé mi admiración por el mar y contacté con alguien conocido por todos en Novelda, Vicent Pina, el Capi” (ver biografía nº 17). Mi homónimo o “tocayo” imparte clases de Náutica y entre los que van a aprender ante este “almirante, o lobo de mar” (lo de almirante va porque si sus alumnos consiguen el título de Capitán de Yate, ¿qué se merece Vicent?). Pues decía que allí, a su chalet a la subida del Santuario acude un noveldense, nuestro protagonista de hoy, junto a otros compañeros y compañeras. A todos nos une una atracción por el medio acuático y allí concerté esta entrevista.
Antonio nació (año 1958) frente al colegio Padre Dehón y comenzó a andar, jugar y correr por la Glorieta. Actualmente vive en la plaza de La Tahona. Sus padres, Antonio y Nieves tuvieron tres hijos, de los que es el segundo. No tuvo antecedentes deportivos entre sus familiares más cercanos.
Siendo vecino, acudió al colegio de los PP. Reparadores y allí practicaba el voleibol, siguiendo las instrucciones del monitor, el padre Feliciano Urbina. De chaval, alguna vez le llevaron en verano a Alicante y desde la primera vez, en La Albufereta, quedó prendado para siempre del mar. Cuando podía ir o le llevaban, con un simple conjunto de gafas y tubo para respirar que había comprado, comenzó a intentar algo de pesca submarina, siguiendo las rocas que van hacia la Cantera, o hacia el Cabo de Huertas. Pero pronto se convenció que las capturas no eran suficientes para preparar en casa un plato de sopa; por tanto, se fue inclinando a ver el fondo del mar: la fauna y flora submarina y cambió el arpón por una sencilla cámara fotográfica subacuática. Sus primeras fotos, que aún conserva, eran la admiración de otros jóvenes, pues entonces, aún no teníamos al comandante Jacques Cousteau, quien nos hizo a todos engancharnos a la tele, admirando aquello hasta entonces no tan bien detallado.
Comenzó su primer curso de buceo en el año 1981, en Alicante y las prácticas se hicieron en el Cabo de Huertas, el islote de Benidorm y el Peñón de Ifach. Ya con más prácticas en sus clases, buscaron otras zonas de Murcia, Almería, las islas Columbretes en la costa castellonense, las islas Medas en el litoral gerundense o incluso en las islas Baleares. Según Antonio, la fauna mediterránea española es prácticamente idéntica; varía en las cantidades que se ven de una determinada especie en las zonas protegidas anteriormente descritas. También buceó por Tenerife, con bastante diferencia, por tratarse ya de un océano.
El gran salto fue en el año 1997 al trasladarse al Mar Rojo y buceó en equipo por la orilla egipcia. Incluso, al quedar prendado de lo que vio, regresó dos veces; a la península del Sinaí, al Norte y a las islas Brothers, al Sur de este mar que separa los continentes africano y asiático. En este mar cálido y tropical, la fauna es muy distinta a la que había visto previamente; es un contraste tremendo, pues desde la superficie se observan arenas desérticas, pero bajo el agua hay un color y una calidad de vida impresionantes.
A nivel deportivo, ha practicado también otras facetas náuticas como la vela y el piragüismo. También existen competiciones de fotografía submarina y ha participado en algunas ocasiones; de hecho, consiguió un accésit en Tabarca (año 1998), organizado por la Federación de Actividades Subacuáticas de la Comunidad Valenciana. En el buceo hay otras modalidades competitivas, como podría ser la orientación subacuática, pero no le satisfizo mucho lo de la competición porque sí. El buceo es una actividad contemplativa, como también lo es el cicloturismo, el senderismo o subir a una montaña y contemplar la belleza de la Mater Natura. Para nuestro protagonista es un placer ver, grabar, fotografiar, etc. pero sin pescar a los peces ni alancearlos o arponearlos. Me comenta que con una foto o grabación, quizá vuelvas a ver a ese pez que también te observa como amigo, pero tras dispararle o cazarle, sería imposible; incluso espantaría a los que estén cerca.
En años posteriores, ha procurado ir a reservas marinas, como Tabarca, el cabo de Palos o las islas Columbretes, ya que al estar protegidas, se prohíbe la pesca; ni siquiera a pulmón y sólo está permitido el buceo contemplativo, o la fotografía y grabación.
Otro atractivo del buceo es el compañerismo, ya que no es prudente ir solo, por la posibilidad de cualquier imprevisto a pesar de la técnica y experiencia que pueda alegar el intrépido que lo intente. Y en estos casos, es el compañero a quien se puede pedir o prestar ayuda, pues con el tiempo, dos o más buzos que hayan actuado juntos en bastantes ocasiones, conocen mutuamente los gestos e indicaciones que se hacen para saber cómo se encuentran, o que se sigan en un recoveco determinado; en resumen, los gestos propios de toda comunicación, pues bajo el agua reina “el mundo del silencio”. Su compañero por excelencia, ya que han coincidido unos 30 años, ha sido el ya mencionado Vicent Pina, “el Capi”, que en esto del mar sabe mucho; es un auténtico “lobo de mar” encima del yate, dirigiendo la maniobra o buceando. No obstante, Vicent ya practica menos el buceo, pues sus muchas ocupaciones didácticas, tanto de profesor de Educación Primaria como de temas náuticos, le han restado tiempo para ponerse las aletas y las gafas de buceo, aunque aún no se ha “cortado la coleta”.
En su día, Vicent relató en un artículo periodístico; Antonio le acompañaba aquel día y hoy me lo cuenta, que en Jávea buceaban a poca profundidad, pues el mar aquel día estaba algo “feo”. Bajo el agua se habían separado en aquel instante y al encontrarse, Vicent portaba junto a su cinturón de plomo, que llevaba casi suelto, un objeto brillante y sin óxido ni restos de algas o lapas adheridas, con forma de obús, pues era puntiagudo en uno de sus extremos y redondo en su parte opuesta, de unos 80 cms. Antonio, por gestos, le recriminó su atrevimiento, pues no sabían qué podría ser aquello y además, ¿dónde lo llevarían; al Cuartel de la Guardia Civil? Si lo hubiesen hecho así, sin duda les habrían encarcelado a ambos por imprudencia, pues aquello se supone que podría estallar. Vicent no lo dudó más y regresó al sitio en que lo encontró y lo volvió a depositar como estaba. No saben cómo llegó allí el obús y el motivo de ser visible; quizás las mareas lo desenterraron. Al día siguiente, recapacitando sobre su “heroicidad o descubrimiento”, telefonearon a la Comandancia de Marina en Alicante y dieron la ubicación exacta del hallazgo, con las coordenadas oportunas e ignoran qué fue del obús, posteriormente.
Antonio Pastor, el protagonista de hoy, trabaja como administrativo y se casó en su día con Reme. Tuvieron “la parejita” y ellos también practican otros deportes. Su esposa nunca le ha puesto impedimentos, miedos o súplicas ante su afición al buceo, lo cual ya es un gran apoyo en el hogar familiar.
Fue monitor en la Escuela de Buceo Aquaventura, en Alicante y a la que acuden varias personas de Novelda. Calcula que de la ciudad del mármol habrán pasado por allí unos 250 alumnos y alumnas, todos con su licencia federativa, pero no tiene datos de los que lo practiquen asiduamente en la actualidad. Me detalla que los Cursos de Buceo han evolucionado; en su época de alumno, sólo les enseñaban a bucear y hoy, se incluyen teorías sobre precauciones y contenidos de todo tipo: estado del mar, o cómo iniciar una inmersión si hay corriente. En una ocasión, ya hace muchos años, buceaban Antonio y Vicent en el Cabo de Huertas; había algo de corriente y al salir, la zodiac que contenía sus pertenencias se había apartado mucho de ellos y seguía mar adentro. Tuvieron que ir nadando, cargados de botellas, aletas y demás artilugios, tardando en alcanzarla, pues nadaban contra corriente.
En cuanto a la inmersión, le pregunto en qué consiste aquello de la descompresión y me aclara que el nitrógeno, uno de los componentes del aire que respiramos y que les suministra la botella, es un gas que se disuelve en las células de nuestro organismo. Al intentar salir y volver donde existe este gas, hemos de hacerlo paulatinamente y según la profundidad y el tiempo que hayamos estado sumergidos, es adecuado hacerlo a unos 9 metros por minuto; incluso haciendo alguna parada si fuese necesario. Personalmente, yo desconocía este dato y a mis 20 años (1968) iba a veces a pescar pulpos entre las rocas que hay frente al barrio de San Gabriel. Acabé con una otitis pultácea, de la que me operaron años más tarde, pues el problema iba en aumento.
Como ya se dijo, también está dispuesto a conseguir el título de Capitán de Yate y qué mejor profesor que “el Capi”. En su chalet reciben clases teóricas de las cinco asignaturas: Astronomía Náutica; Construcción Naval y Teoría del Buque; Meteorología; Ingles y Radiocomunicaciones. Quizá la más compleja sea la primera, Astronomía Náutica, en la que se practica mucho con la Trigonometría para saber medir las declinaciones y los grados Azimut de cualquier astro; de día o de noche y saber ubicarse en alta mar.
Hago un inciso para detallar precisamente mis visitas a las clases de Vicent Pina. Es sobre un proyecto de asociación de navegantes a vela. Yo, de soltero, trabajé durante 5 años en la marina mercante como engrasador en la sección de máquinas y un oficial de puente me enseñó a orientarme de manera básica con un “astrolabio” artesanal, que construimos entre los dos. Se trataba de un trozo de chapa de madera, atravesado por un lapicero. Con este artefacto; de día y con sol (no vale para nada en días nublados, o de noche), viendo la sombra que proyectaba el lapicero sobre la chapa y teniendo en cuenta la hora que era, podía aproximadamente saber si íbamos hacia un punto cardinal determinado (por ejemplo, hacia el Oeste), o a las intersecciones entre un ángulo recto (por ejemplo, al Sureste), pero nada de intentar calcular grados, minutos ni segundos. Para eso, era imprescindible conocer declinaciones y otras charlas que me dio aquel oficial y comprendió que no me enteraba de nada, pues siempre fui mejor lector que matemático.
Hoy, como todo en la vida, la técnica de la orientación en el mar ha avanzado hasta el GPS (Sistema de Posición Global), similar a una calculadora que nos libera de realizar operaciones matemáticas. Desde que el ser humano aprendió a navegar, para orientarse iba costeando de día; echaba el ancla y plegaba velas al anochecer. Así lograron llegar a nuestras costas navegantes antiguos como los fenicios o los griegos. Tiempo después, de origen chino es el astrolabio, aparato metálico y redondo que orientaba sólo el Norte y el Sur incluso sin ver la costa, siempre que hubiese luz solar; aunque tampoco se apartaban mucho, por los temores a lo desconocido y a las leyendas de dragones y otros monstruos marinos que se conservaron en la mente de los navegantes hasta la época de Cristóbal Colón. Hacia el siglo XII, los árabes mejoraron la brújula y se difundió por Europa, bastante distinta a la que hemos visto después, pero ya era posible orientarse hacia los cuatro puntos cardinales; si bien el marinero de entonces no se aventuraba por los océanos, alejándose en demasía de las costas. A la brújula, que también sirve en tierra, la superó el sextante, ya disponible en la época de Jorge Juan. Este instrumento aún se usa hoy en las clases de Astronomía Náutica; incluso se conserva en cualquier buque, pues el GPS, derivado de la informática y la electrónica, puede sufrir una avería de cualquier tipo, por ejemplo, debido a un golpe o a quedarse sin batería y el sextante es manual y no necesita electricidad, aunque para poder usarlo ha de poseerse la carrera universitaria de Náutica.
Y volviendo a Antonio Pastor, nuestro buzo, aclarar que actualmente practica menos el buceo; lo hace para seguir en el ambiente y para conservarse a gusto. También mantiene su forma física con la bici y con la montaña, para ver preciosos paisajes.
P.D.- La próxima biografía será la de Cándida García Tejero, “Candi” (atleta). Si conoces la vida de algún/a deportista local, incluso de persona fallecida; o los datos históricos de algún club, telefonéame al 633 252 500. (Vicente) Gracias.
Preciosas fotos y bonita historia. Me han gustado.
bonitas biografías que son sobre todo muy didácticas y divulgadoras de nuestros deportistas – un abrazo para vicent pina (EL CAPI)
Y a mi me gustan los reportajes que veo en la tele sobre el mundo submarino y sobre la navegación a vela, como las regatas.Incluso el piragüismo. Es una gozada leer la vida de alguien que observa y nos muestra a los peces y las paredes de las profundidades.
Felicidades, Antonio, por tus vivencias y al comentarista, por su constancia todas las semanas.
Estas biografías de deportistas me enganchan los fines de semana. Y de paso, conozco más a los que lo practican y algo de los secretos de los deportes minoritarios.
Este en concreto, sobre submarinismo es aleccionador, por imaginarte cómo es el fondo del mar y lo que se puede ver.
Asi es que Antonio debe estar contento porque se conozca su vida y su faceta deportiva. Y para Vicente, que siga escribiendo.
Le acompañé en algún curso, junto a Vicent «el Capi». Un muy buen compañero y monitor. Te mereces que se cuenten tus logros, buceando. Un abrazo, Antonio y para el resto del grupo en la foto.
Maravillada estoy al ver las fotos. A ver si se convoca en Novelda algún curso de buceo y me apuntaré. Y buen escrito, también.
en novelda tenemos muy buenos buceadores que no estan lo suficientemente reconocidos por el pueblo, hay que agradecer al autor del artículo que nos lo recuerde
Como siempre, agradezco los comentarios que dejais escritos. Este artículo en concreto, sobre el buceo y el mar, se agradece en estas fechas en que se acerca el verano. A ver si localizo a algún/a nadador/a y os lo traeré. Hasta la próxima.
De antonio puedo decir que se rompio el molde cuando nacio.
es una persona excelente.
Es mejor buzo que persona.
Y mejor amigo que buzo.
En todos los mares no hay un compañero como el.
Paciente,comprensivo,( me faltan adjetivos para hablar sobre el)
Despues de muchos años puedo afirmar que no hay nadie como Antonioy que si yo sigo amando la mar es gracias a que el tambien esta cerca
Gracies Toni per soportar-me tants anys
vicent pina