Deportistas veteranos noveldenses, por Vicente Díez

50) Manuel Toledo “Candela” (ciclista)

Para un número especial, el 50, hoy traigo a una persona especial para mí y para todos los que fuimos a su tienda/taller, donde junto a su hermano Paco, nos demostraron ser unos “manitas” de la mecánica y del buen trato hacia sus amigos y clientes.

Contacté con los hermanos “Candela” casi desde el día en que me casé y vine a vivir a esta ciudad; mi afición por el ciclismo enseguida me condujo hacia ese taller donde el ambiente era agradable. Colaboré con el Club Ciclista Noveldense y poco después, me nombraron secretario junto al entonces presidente, el inolvidable Isidro García, que como tantos otros de aquella hornada de ciclistas desinteresados, conservaron y ampliaron la siembra que hizo previamente el padre de los “Candela”, primer presidente del Club, allá por el año 1.949.

Por circunstancias laborales, sus padres Manuel y Ángela, se trasladaron a Orihuela donde en el año 1.932, nació nuestro protagonista de hoy, siendo el tercero de los cuatro vástagos que tuvo aquel matrimonio. El menor, Paco, nació ya en Novelda en el año 1.941. “Manolín” en la familia, o “Manolo Candela” entre sus amigos, vivió en la ciudad orcelitana hasta los 9 años y conoció a un joven ciclista, 7 años mayor que él, Bernardo Ruiz “el Pipa”, al que ya se le veían trazas de lo que llegó a ser posteriormente. Incluso coincidieron muchos años después, compitiendo en un Criterium en Valencia, de los que hoy llamaríamos Open; Bernardo como veterano y Manolo como aficionado. Le seleccionaron para aquella prueba, tras haber acabado 5º en una clasificación provincial.

De su niñez, recuerda haber ido al colegio en el propio Seminario, siendo sus profesores los sacerdotes y ya había aprendido a subir en bici, como algunos chavales privilegiados que disponían de ella. Su madre, doña Ángela Candela, maestra de profesión, consiguió el traslado a Novelda y su marido, abrió la tienda/taller, a la que iban acudiendo los pocos aficionados al pedaleo que por entonces había. De ese local salían, tras hacer las inscripciones, las primeras ediciones del Trofeo Santa María Magdalena, la popular “carrera de la Santa”, desde el año 1.951.

Manolo acudió en Novelda al colegio Gómez Navarro, en el que su madre ejercía la docencia con las niñas. En la tienda/taller se iba fomentando la afición y se creó el Club, siendo el tercero en antigüedad de la provincia, de los más de 80 que hay actualmente. Su primera bici “de carreras” se la regaló un tío materno, Manuel Candela, que había sido profesional y residente en Madrid. Aquella bicicleta, al quedársele algo pequeña, se la vendió a un aficionado monfortino que venía por aquí y al que conocían por el apodo de “Lavativa”. Y Manolo se reincorporó al sillín de su nueva bicicleta, algo más alta y de calidad.

Las carreras entonces eran “golfas”; denominación que siempre se aplicó a la carrera no federada, sino organizada sin cobertura oficial y en circuito urbano, sin salir a la carretera. La noticia de que se hacía una de estas carreras corría por el “boca a boca” y allí se veían las caras desde adolescentes de 15 años hasta ya bien “granados”, que alguno superaba los 25. Todos al montón y procurando no caerse, pues el problema era acudir a curarse sin tener cobertura legal. Manolo detestaba estas carreras “golfas” y consiguió su primera licencia, pero sin equipo; donde entre dos o más corredores pactaban de antemano colaborar y repartirse los premios que pudieran conseguir; en el argot, iban “a partir”.

Ya para entonces, trabajaba con su padre en el taller, por lo que la mecánica para él fue algo sumamente fácil y su padre siempre le apoyó y comprendió la ilusión que tenía por ser alguien en el mundillo del pedal. Aunque en una ocasión, había de trasladarse en tren y su padre temía algo raro para un jovencito aún inexperto y de entrada, le denegó el permiso y el dinero para el billete. Las lágrimas de Manolo, la cara triste de su hermano pequeño, Paco y la comprensión de su madre, ablandaron al patriarca, que por fin le llevó hasta la Estación, despidiéndole con sonrisas.

Y así llegó a los 16 años (1.948, precisamente el año en que Bernardo Ruiz venció en la Vuelta a España) y Manolo logró su primera victoria en Petrer; para cada uno, su primera victoria es “de las que no se olvidan”. Y fue, poco a poco, adquiriendo más prestigio entre los aficionados locales; entre los cuales, estaban el que sería su cuñado, Ramón Belda, así como Jaime Risueño y Carlos Muñoz. A estos tres señores, les conocí años después en la Directiva y aún les quedaban ganas para colaborar en lo más difícil para el organizador, recoger dinero de los donantes.

Entre otras pruebas de importancia posteriores, Manolo participó en un Critérium de Ases en el Retiro madrileño, así como en las vueltas de aficionados a la provincias de Albacete; o a la de Ciudad Real; incluso a la de Andalucía (año 1.952), en la que fue coequipier en el equipo Telefunken, de un toledano que a continuación fue muy conocido en toda España, Federico Martín Bahamontes. Asimismo, en aquellos años corrió en cinco ocasiones la Vuelta a Valencia, organizada por el Frente de Juventudes. De aquella época, me contó que tenía una ventaja sobre la mayoría de rivales y era su conocimiento de la mecánica. Él mismo se arreglaba los pinchazos en los tubulares, tarea difícil y que tiene algo de imitar a un cirujano cuando se usa la aguja de coser para juntar las dos caras de la cubierta del tubular. Había que ponerle de nuevo pegamento (“Mastic”) a la llanta, para que el tubular no se saliese en cualquier curva y todo esto, quitando horas al descanso en carreras por etapas. El resto de corredores, si los pinchazos les agotaban la goma de recambio, casi estaban condenados al abandono. Eran otros tiempos y además, en categoría de aficionados no tenían coche de equipo que les proporcionase una rueda de recambio, como vemos hoy en la TV a los profesionales. Entonces se corría con los tubulares “a la espalda”.

Fue llamado a filas (1.953) y su cuartel fue el de Rabasa, en Alicante. En cuanto hizo amistad con un sargento aficionado, se trasladaba allí y volvía en bicicleta con los permisos y la “burra” la guardaba en una caseta cercana. Tras la “mili” conoció a su futura esposa y había retomado las herramientas en el taller. Apenas corrió ninguna carrera, hasta que se casó en el año 1.958, pues las posibilidades de llegar al profesionalismo eran prácticamente nulas, debido a la escasez de equipo entonces, a pesar de ser un corredor bastante completo.

Como ya se dijo, su padre había fundado el Club Ciclista Noveldense y Manolo siempre colaboró, hasta el punto que fue tesorero incluso con el siguiente presidente, Isidro García.

Pero el gusanillo o la añoranza de los calapiés y ponerse la chichonera, o la gorra de tela, le hizo querer volver a competir y esperó a cumplir los 40 años (1.972) para conseguir la licencia de Veterano. Ya la capacidad adquisitiva en España había mejorado y su situación entonces era muy distinta a la que tuvo que soportar siendo más joven.

Su primer equipo fue David, Transportes Internacionales y tuvo como compañeros a su cuñado Ramón Belda y a Luis Navarro, entre otros veteranos noveldenses. Corrieron un Campeonato de España para Veteranos, en Sevilla y él hizo de chofer hasta la ciudad del Guadalquivir. También participó en otro Campeonato Nacional en Tolosa (Guipúzcoa) acabando segundo en la meta, lo que le supuso una gran satisfacción: subir al podio.

A continuación se formó por aquí otro equipo, MarmolSpain, a cuyo frente estaba el señor Belló Alenda, quien les proporcionó vestimenta completa (dos mudas, así como un chándal, a cada uno), algo no muy habitual entonces, para los veteranos. Corrieron por las provincias de Murcia, Alicante y Valencia, con veteranos de estas zonas, los cuales formaban casi un grupo de amigos o conocidos, pues se veían casi todos los fines de semana en la carrera del día. Por tanto, ya sabía cada uno cómo era y actuaba cualquiera de sus rivales

Con los mismos compañeros de fatigas estuvo encuadrado en un nuevo equipo, Anis Tenis, con sede en Monforte. Normalmente, los equipos no solían duran más allá de 3 años, de promedio. En otro equipo de esta ciudad, el Zeus Candela, ya entraba su tienda/taller como parte del patrocinio y coincidió aquí, además de con Luis Navarro, con otro ciclista veterano local, Manolo “el Pecas”. Iban a toda velocidad tras darse la salida y no era habitual tener contacto con los compañeros en medio del pelotón y menos aún, si te has quedado atrás o tu compañero se ha rezagado.

El último equipo en que se encuadró era el NESA (Nuevas Estructuras) de Alfaz del Pi, en el que figuró como director deportivo otro noveldense, Adrián Pérez, patriarca de una familia de ciclistas. De este equipo, aporta una foto en la que se le ve junto a dos miembros del equipo Kelme, de veteranos: al ex profesional ilicitano, José Quesada y al alicantino Andrés Aracil “el Coppi”. En otra foto en blanco y negro que aporta, se ve a Manolo de paisano y más joven y a tres ciclistas locales con la vestimenta “Zeus y Candela”, ya desaparecidos actualmente y en el otro extremo, un aficionado local, Fernando Torregrosa “El Churro”.

Y así, continuó matando el gusanillo hasta los 63 años (1.995) en que la carrera disputada en el Verdegás, cerca de San Vicente del Raspeig, le hizo colgar definitívamente el dorsal. Siguió trabajando hasta su jubilación y su local, actualmente está ocupado por sus dos hija,s Felicidad y Manuela, quienes llevan adelante una agencia denominada Viajes Travessíamar. Ahora, Manolo vive en “la Huerta” en la zona del Pla, donde hace “de todo un poco”, según sus palabras y le visitan también su parejita de nietos. A este chalet acudió a veces, por pura amistad, un ciclista en ciernes que prometía llegar alto y del que ya hice su biografía (nº 7 y 39), Juan Carlos Escámez, para que le pusiese a punto la bici y al que llevó en su propio coche a las carreras, en su época de cadete, junto a sus padres.

Manolo, fue para mí un gran placer volver a verte de nuevo. Ya nos han salido canas; los años no pasan en balde (dicen) y acepté con agrado tus indicaciones cuando te hacía las preguntas, en que me contestabas: ”Che, Vicent, no me atosigues con la memoria”. Sí, la memoria nos va dando algún que otro lapsus, pero en mi interior te recuerdo como un buen amigo y un ciclista que rebosaba veteranía. No obstante, como se ve en una fotografía, lo que no nos abandona es “el baúl de los recuerdos”, aquella vitrina rebosante de trofeos en casa; además de los que tiene en la agencia de sus hijas y otro puñado de ellos en la playa. Un abrazo, Manolo Toledo “Candela”.

P.D.- La próxima semana será para el Club Padelcoca Novelda. Si conoces la vida de algún/a deportista local, incluso de persona fallecida; o los datos históricos de algún Club, telefonéame al 633 252 500. (Vicente). Gracias.

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5 COMENTARIOS

  1. Buen ciclista, que hacía para que los aficionados estuvieramos en el ambiente, en su taller. Le recuerdo como un gran mecánico y buena persona.

  2. Sr.VICENTE MUY BUENOS RECUERDOS DE MI ETAPA JUVENIL ME TRAE ESTE ARTICULO

    MANOLO TOLEDO, buen Cilista y mejor Persona,tuve la ocasión de disfrutar viendole correr en su época de VETERANO,ademàs como el Sr Vicente sabe,mi primer deporte fue la práctica del CILISMO. (Antes de pasarme al ATLETISMO).Pude disfrutar junto a su hermano PACO,de las clásicas salidas para ENTRENAR en aquellos años,formábamos un grupo muy numeroso de Cilistas de todas las Categorias,escuchando los sabios consejos de los HERMANOS CANDELA,fruto de sus años de experiencia. Tambien guardo gratos recuerdos del desaparecido Sr ADRIAN PEREZ,que fue Director Deportivo del equipo NESA,y uno de los muchos colaboradores aque tuvo el histórico CLUB CICLISTA NOVELDENSE. El Sr Adrian y un servidor en muchas ocasiones y despues de nuestras jornadas laborales,dedicamos con sumo gusto nuestro tiempo para llevar las VALLAS,a las distintas carreras que se organizaban en Novelda,con el Furgon de mi Sr. Suegro, Antonio Gran, de Cristaleria Victoria.

    Todavia conservo con cariño,mi primer Carnet de Socio del Club Ciclista con el Nº63,asi como mi primera Licencia de la Federacion Española de Ciiclismo Nº V-25 del año 1.996 y de Categoria JUVENIL-B.

  3. Yo le vi correr en veteranos y a veces, salí con él en alguna carrera y se notaba que era un experto. Y en el taller nos atendía y reparaba a todos. Buena persona.

  4. Como siempre, gracias a todos por vuestros ánimos. Los tres próximos tratarán sobre: padel; senderismo y ajedrez. Confío en que os agraden. Hasta la próxima.

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