¡Como flor de primavera!
Fraudes y corrupciones aparecen por todas las partes.
De la vegetación sale la semilla. Cada especie tiene la suya.
El viento las esparce por doquier y cuando en primavera, el cielo riega la tierra; la flor adorna el campo, y entre ellas las malas hierbas también brotan más de lo deseado estropeando la belleza del paisaje.
Así mismo, del corazón del hombre salen las buenas o las malas intenciones. Este no necesita que el aire le transporte ni que el agua le riegue. Allá donde ve tajada se basta y se sobra para sumergirse en lo de todos, y así como el agua corroe el acero, el dinero corroe el corazón del indigno.
Todo el que administra los bienes del Prójimo, sea en lo público o en lo privado, a las puertas de la corrupción y del fraude está.
NO entrar en ellas, depende del honor, de la dignidad y de la nobleza del administrador y de sus colaboradores.
Y es que si miramos hacia atrás, veremos innumerables casos de corrupción que vienen por todas las partes: por la derecha, por la izquierda, por arriba, por abajo, por delante y por detrás; ¡y no se!, si en el centro de este cubo, quedará hueco suficiente para quien esté libre de sufrir esa enfermedad.
Caso Nóos… Gurtel… Ideas… Trajes de Camps… Eres Andalucía… Preferentes… Malaya… Palau… Brugal… Campeón de José Blanco… Operación crucero de Diaz Herranz… y muchos más. Y los que todavía no han salido a la luz.
Entrar en esa dinámica de la corrupción debe ser fácil. Quizás solo sea necesario dejarse llevar por la avaricia y el despotismo, y más fácil es, si hay falta de vergüenza y de escrúpulo.
Por el contrario, parece que se necesita hacer un gran esfuerzo para escapar de la tentación; se necesita entereza para ser honrado. Se necesita ser honesto para respetar lo de todos.
Que el ser humano tenga los mismos defectos que el vegetal habrá que soportarlo, no en vano, los dos son cosa natural. Ahora bien, las malas hierbas que estorban, se arrancan y se echan a la hoguera para desaparecerlas, sin embargo, al hombre, ¡¡NO DIGO QUE HAYA QUE EXTERMINARLO COMO A LAS MALAS HIERBAS, por Dios!!, pero como ya apunté en mi artículo “A todos y entre todos” habría que encerrarlo hasta que devuelva el botín, de esa manera, muchos pensarán antes si merece la pena tal aventura sin tener amigos que le protejan.
Y otra cosa.
Me despierta gran curiosidad por qué razón, cuando la oposición (cualquiera que sea) denuncia la corrupción y aparenta rasgarse las vestiduras ante el pueblo por tal delito, cuando pasa a gobernar no persigue al que lo cometió.
¿Por qué será?
¿Será solo cuestión de hipocresía o habrá algo más?
¿Se podrá confiar en alguien en lo sucesivo?
El pueblo (que es en quien reside la SOBERANÍA) debe tomar cartas en el asunto de una vez.
Gracias por escucharme.
Señor Sellés, yo cambiaría el enuncuado por: ¡Como malas hierbas en primavera y todas las épòcas del año!!
Enhorabuena por su artículo.
Ya lo dije en otra ocasión. Para poner un impedimento (quizá no sea la mejor idea; espero otras) a los corruptos, hay que anteponer entre éstos y la caja de cualquier Administración, a una comisión auditora de vecinos.
Del mismo modo que en unas elecciones, el juez nombra a unos vecinos para juez y vocal en las mesas, de la misma manera se debería nombrar a tres vecinos en cada ciudad, elegidos por el juez y renovables cada trimestre (no vaya a ser que se corrompan también esos tres vecinos), y esta comisión auditora (mejor entre jubilados con cierta cultura) sería la que recibiría las propuestas de cualquier gasto que vaya a realizarse en ese Ayuntamiento, Diputación, Gobierno Autonómico, etc.
Si lo consideran aprobado, serían estos tres vecinos con sus firmas, los que aprobasen ese pago. En caso contrario, o se modifica, o se anula ese pago y que lo abone el corrupto o político que se pasó de listo.
Sería como esas sociedades deportivas, o de vecinos en que ha de haber dos o más firmas para que se pague algo.
Y para el autor de este artículo, me ha gustado la exposición.
Animan Uds. a decir lo que se piensa.
Muchas gracias.