Art. de opinión de Luís Fernando Berenguer Sánchez

A propósito de los incendios forestales

No pretendía ser uno más de los que criticase, pública y vehementemente, la vorágine de medidas recortadoras con las que nos abofetean día sí y día también nuestros gobernantes, tanto a nivel nacional como autonómico o local.

Llevaba bastantes días, la verdad, intentando darme un respiro noticiero, incluso aconsejando a algunos amigos una temporal desconexión. Hasta hoy, domingo diecinueve de agosto. Me he despertado temprano y me apetecía tomar un café con tranquilidad vacacional y como quiera que tenía el periódico a mano, ¡maldita la hora! Estos tíos, este año, no descansan ni en agosto. Ya pensaba, ingenuo de mí, que agosto sería un mes inhábil, eso me dijo en una ocasión un abogado que necesité.

Oiga, que he leído el periódico de atrás hacia delante, siendo fiel a mi absurda manía, y me ha sorprendido no encontrar ninguna noticia positiva y agradable en el ámbito político o económico. Bueno sí, baja la familiar “prima de riesgo” ante la certeza de la inminente petición de rescate por parte del gobierno español al Banco Central Europeo, eso dicen los que se atreven a justificar el hecho. El gobierno no lo haría hasta mediados de septiembre a la espera de las condiciones que impusiera el susodicho BCE.

Eso sí, en cuestión de fiestas, a pesar de la difícil situación económica por la que atraviesan muchas familias, la gente se lo sigue montando bien. ¡Ah!, y llegan Cristiano Ronaldo y Messi, el opio perfecto para adormecer a las sumisas masas futboleras que tendrán que aguantar hasta la una de la madrugada del martes si quieren ver fútbol; o pagar, que todavía quedará alguno por ahí que se lo pueda permitir. Por lo demás, indignación progresiva a medida que me impregnaba de nuevas noticias.

Será porque uno recuerda mejor lo último que lee, pero lo cierto es que me ha preocupado sobremanera la relación de parajes naturales de la Comunidad Valenciana que están en nivel 3 de alerta por incendios forestales, riesgo máximo. Encima, he pasado el día en uno de esos parajes tan detalladamente descritos en las primeras páginas del periódico. Es cierto, el monte, con tupidas pinadas, amarillea en sus laderas pobladas de matorrales secos amenazando un infierno devorador.

La irresponsabilidad ciudadana ha de tener un castigo serio. No debe ocurrir que haya juicios pendientes a pirómanos desde hace siete años en algunos casos. Tampoco se puede pasar por alto la irresponsabilidad política, habrá que tener en cuenta que está en juego, no solo la naturaleza, sino la vida de un colectivo de funcionarios, que arriesgan la suya por salvar la nuestra, con la misión de evitar un desastre ecológico mayor una vez propagado el incendio. Una vez más, se demuestran equivocadas las prioridades a la hora de utilizar los escasos recursos de los que disponen los gobiernos autonómicos en este caso. Si se han demostrado eficaces en otros inviernos los trabajos de limpieza de las cunetas de los caminos del monte y del mantenimiento de las zonas cortafuegos, es una insensatez cortar esta labor de raíz. Las ramas secas de los matojos se metían por las ventanillas del coche ascendiendo por los caminos de la sierra del Cid.

Por otra parte, no podemos seguir viviendo con una mentalidad absolutamente subsidiaria. Se puede empezar ya, agosto va acabando y llegará otro otoño, otro invierno y otra primavera; y de presentarse igualmente secos, volveremos a echarnos las manos a la cabeza ante los descontrolados incendios que volverán a arrasar miles de hectáreas de monte.

Planteo una opción, debatible por supuesto. De entre los cientos de parados que cobran el subsidio de desempleo (los polémicos cuatrocientos y pico euros), en los pueblos enclavados en parajes naturales o ciudades cercanas, seguro que se puede llegar a un acuerdo con ellos, para que, cada mes, por ejemplo, una brigada distinta realice esa labor necesaria de prevención de incendios forestales, adecuando la jornada al subsidio. La labor la realizarían al mando de los técnicos que seguro que todavía mantienen su puesto de trabajo, solo que no tienen cuadrilla con la que trabajar. Aclaro que me refiero a aquéllos que ya han agotado el desempleo y que lo que cobran es “subsidio” (ayuda), y que como contraprestación realicen esas tareas.

No es criticar por criticar, aporto una solución, seguro que existe varias decenas más de medidas que se pueden tomar. Las defendería igualmente con tal de que, ante un incendio, el daño fuera el menor posible.

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