Deportistas noveldenses, por Vicente Díez

DEPORTISTAS VETERANOS NOVELDENSES
4) Antonio Cremades Azorín “el Bañero” (nadador)

Esta biografía es la de un nadador que se hizo a sí mismo, ya que en Novelda no había nadadores, previamente. Conocidos en toda Novelda, tanto él como sus familiares, con el sobrenombre de “los Bañeros”, hoy les traigo el recuerdo de un hombre entrañable, ya jubilado.

Nació en el año 1.928 y su padre compró las instalaciones de Los Baños de Novelda en el año 1.935. Había entonces una balsa para señoras con varias casetas y pilas de agua caliente y otro tanto para los caballeros. El agua salada fluía continuamente al seguir su curso y llegaba a Los Baños con 12 ºC de temperatura, algo fresquita. Acudían personas de todas partes a bañarse e incluso, a tratar sus problemas dermatológicos y de otro tipo. Las balsas tenían una superficie aproximada de 20 x 10 m. Pronto vino la cruel Guerra Civil. Antonio me contó en su día que incluso venían soldados que tenían problemas en la piel, derivados hasta Los Baños desde el Casino de Novelda, el cual fue usado como hospital de campaña.

Tras la guerra y el reingreso en “el cole”, Antonio aprendió a nadar (sin estilo deportivo; o sea, a flotar y avanzar) y le cogió el gusto al dejar atrás a otros niños contemporáneos. En aquellos años y con escasez de alimentos, había al lado de Los Baños un bancal en el que sus padres plantaron olivos y algo de trigo, para compensar la exigua cartilla del racionamiento.

Pronto vino la necesidad de ampliar la superficie de las piscinas y se sustrajo al bancal, llegándose a los 25 x 10 m., unas medidas casi oficiales para soñar con futuras competiciones. En vacaciones, su faena en Los Baños consistía en recoger los bañadores que asomaban por debajo de las puertas de las casetas y ponerlos a secar, tendidos sobre un cordel, atado entre los árboles. Todo artesanía pura.

A los 12 años (1.940), intuyó Antonio “el Bañero” que lo suyo sería imitar a Johnny Weissmüller (Tarzán) en la piscina, tras observar a otro muchacho noveldense, ya fallecido, al que vio nadar con estilo crawl.

De su pandilla de amigos, también acudían otros noveldenses: “el Quelo” y Antonio Gómez Tejedor, que fue quien le animó a inscribirse en la prueba Travesía Tabarca – Alicante. “Los Baños” de Novelda era el lugar de reunión y planificación para todo aquel que le gustase la natación deportiva. Hicieron un equipo, a modo de selección del Vinalopó, para participar en la Travesía del Puerto de Alicante. Era el año 1.949 (con 21 años, ya) y sólo acudieron “el Quelo” y “el Bañero”; el resto, se arrepintió o se excusaron “pues habían llegado tarde a subir al tren en La Estación”. Allí, ya puestos de bañador, les dieron un gorro negro de tela, con un número grabado. Los señoritos de élite, o nadadores del Club de Regatas iban con gorro de goma, visible en el mar y ¡Al agua, patos! A mitad del recorrido, Antonio observó que sólo iban delante de él dos “gorros de goma”, los cuales le salpicaban con la espuma. De momento, “el Bañero” casi se conformaba con ser tercero en su primera tentativa, pero ya que nadie se conforma en el deporte, sino que todos aspiramos a más, al poder seguirles con toda naturalidad (se lo veía hecho), decidió apretar el ritmo de brazadas. Buceando les adelantó a unos 500 m. de la meta; se quedaron asombrados al perderle de vista durante unos instantes. El pasillo de la llegada lo formaba una serie de barcas. Aplausos en los metros finales y… por fin, la llegada que estaba situada en las Escaleritas de la Reina, donde hoy comienza la Explanada y el Paseo del Puerto en Alicante. Allí se planta actualmente una Hoguera flotante, por San Juan, en Junio.

Pero, ¿qué fue del “Quelo”? Éste, más prudente y viendo la posibilidad de que les robasen, decidió repartir la faena del refrán “nadar y guardar la ropa”. Cuando Antonio “el Bañero” llegó a la meta, como avituallamiento le dieron un líquido en una botella; era coñac de garrafón; “para entrar en calor, pues en Septiembre el agua ya refresca”, le aconsejaron los organizadores. “El Bañero” no veía a “Quelo” por ninguna parte. Antonio se fue por la Explanada, vestido como Tarzán, con el bañador chorreando y le llamó, sin éxito, Acudió un policía, que le recriminó por ir con esa vestimenta provocadora. Milagrosamente, apareció “el Quelo” y todo se aclaró, pues ya empezaba a pensar que acabaría en Comisaría y devuelto a Novelda, sin ropa. El final fue más feliz, pues se publicó esta proeza en el diario Marca.

Llega la época de “la mili” (año 1.950) y por entonces, había otro muchacho alicantino, Luis Asensi “el Tragamillas”, contemporáneo de nuestro protagonista local e hicieron “la mili” juntos. Practicaban cuando podían, la natación. Asensi, años después, fue Campeón de España de Salvamento y Socorrismo y fundó su propio club de natación, que hoy está situado ceca de Busot. En Novelda había otro amigo, Gaspar Vicent, escultor, y coincidieron en Paterna todos ellos de uniforme. Allí, los oficiales querían componer un equipo de natación, pues se promovían Campeonatos Intermilitares. Un sargento le observó y a pesar del deseo de Antonio de pasar desapercibido, fue seleccionado “por decreto” a través de un capitán coordinador, quien como suplemento alimenticio le asignó, además del rancho, diariamente un chusco de pan y una lata de sardinas. “A sus órdenes, mi capitán” ¿qué remedio?

Este capitán sugirió a Antonio que hiciese de seleccionador, u ojeador entre los reclutas; necesitaban doce en el equipo, para competir entre los distintos cuarteles ubicados en la III Región Militar, las actuales comunidades Valenciana y de Murcia. La criba para pasar a los Campeonatos Nacionales Intermilitares se hizo en Bétera y nuestro “Bañero” venció en tres distancias: 1.500 m; 100 m. libres y los 4 x 100 m. Ya no tenía excusa ante el capitán para ir seleccionado a Toledo, lugar de celebración de aquel Campeonato y en los 1.500 m. iba como reserva, Luis Asensi “el Tragamillas”. Las concentraciones se hacían en tiendas de campaña. Por supuesto, no disponían de gimnasios, saunas o jacuzzi, como los actuales. En el año 1.951, antes de licenciarse, acabó 2º en los 1.500 m. preliminares y se celebraron de nuevo en Toledo (si hubiese vencido, quizá le reengancharían, pensó él)

Tras “la mili”, regreso a casa y vinieron a buscarle desde el Frente de Juventudes para algo así como una mini olimpiada provincial (año 1.952, con 24 años). De nuestra ciudad seleccionaron para nadar al “Bañero”; como atleta para correr a pie fue “Marianet” Beltrá y para correr en bicicleta, le correspondió a Manolo Toledo “Candela”.

Y de nuevo en Los Baños, la faena aumentaba en verano y el trabajo le dificultaba los entrenamientos, por lo que decidió dejar la competición. En otras épocas del año, ayudaba a su padre en la venta ambulante de especias, por los alrededores de Elche. Salía en bicicleta el lunes y regresaba a pedal, el sábado; la bici era su único medio de transporte. En la ciudad de las palmeras se enteró que en las fiestas de Santa Pola había aquella misma tarde una carrera de natación, a donde se desplazó a pedal y pidió prestado un bañador. Iba algo “pasado” de tanto pedaleo en los días previos, además de poco entrenado en natación, por lo que tuvo que conformarse con acabar segundo.

Años después (en 1.969, con 41 años), se celebraron en Los Baños de Novelda las XXIV Horas de Natación, en las que ejerció como monitor – árbitro. Participaron entre otros muchos, su hermano menor José Luis y sus hijas, Pilar y Magdalena; Mariano Beltrá, nuestro anterior alcalde e hijo del atleta “Marianet”; la conocida médico dentista Atala Crespo y un muchacho que hoy es juez y ejerce en otra ciudad.

A Los Baños vinieron a aprender infinidad de personas. Tuvo su época entrañable, pero poco a poco, cada chalet en la huerta tenía su balsa y abundaban los autos, para irse a las playas del litoral, por lo que decreció la clientela inexorablemente. Igualmente le sucedió al Balneario de Aguas de Busot, donde se lee en la biografía de Jorge Juan que acudió allí para tratar sus problemas de salud. Yo mismo, alicantino de origen, recuerdo haber usado Los Baños a finales de los años 70. El punto triste y final lo puso la temible riada del año 1.982, en que los desperfectos costaban mucho y el Ayuntamiento siempre se desentendió de su mantenimiento.

Transcurrido el tiempo y ya inauguradas las piscinas del Polideportivo Municipal, el entonces concejal de Deportes, Mariano Beltrá, le invitó a celebrar una nueva edición de las XXIV Horas de Natación, junto al abogado Manuel Torregrosa “el Besó”, quien aportó la idea como organizador.

Hoy, superados los 80 años, goza nuestro entrañable Antonio “el Bañero” de la tranquilidad, rodeado de sus familiares y el grato recuerdo de sus años nadando. La natación apenas ha evolucionado en su estilo o técnica, pues se sigue practicando sobre el agua, como desde que el ser humano aprendiera a nadar, a diferencia de otros deportes, que han evolucionado al usar medios ajenos al cuerpo humano. La mínima evolución natatoria se debe a unos bañadores confeccionados con un tejido sofisticado, que permite reducir los records en alguna centésima de segundo.

Como entretenimiento y siguiendo una idea para beneficiar a la Ecología, Antonio “fabricó” durante años, tacos de madera para su cocina baja. Todos sabemos que de la madera se obtiene la materia prima para el papel. Antonio lo hizo en sentido inverso; de papel usado, conseguir “madera”. Vio el proyecto en un diario y lo llevó a la práctica: en una caja metálica con pequeños agujeros, introducía periódicos usados y previamente empapados de agua, doblados y atados con alambre. Tapaba la caja mediante una palanca que presionaba a los periódicos, saliendo el agua sobrante por los agujeros. Al estar mojado, el papel tiende a pegarse y la palanca lo compacta y se deja así hasta que acaba de escapar toda el agua. Después, almacenaba los fardos de papel prensado y se secaban al sol, hasta el siguiente invierno en que estaría seco y compacto, dando un calor similar al que darían los tacos de madera y evitando consumir esta materia prima natural. Pero ya dejó el “invento”. Personalmente, colaboré con Antonio, proporcionándole periódicos usados, pues me enteré de esta actividad por su hija Magda, mi compañera de trabajo.

Hoy, la edad le ha restado parte de su memoria y pasa el tiempo relajado, viendo la tele y alegrándose de recibir alguna visita. Cuídate, Antonio y un saludo.

P.D.- La próxima biografía será para Antonio Alfonso Gran, “Toni” (atleta y boxeador). Si conoces, amigo/a lector/a, algún caso de deportista para biografía, incluso de persona fallecida, contacta conmigo; (Vicente, tfno. móvil 633 25 25 00) Gracias.

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4 COMENTARIOS

  1. Tambien te doy las gracias Vicente ,leyendo tu articulo te puedo decir que me he emocionado recordando aquellos tiempos de los baños y de Antonio, cuantas tardes ablabamos, y me contaba anecdotas de el y de mi padre eran amigos, me alegro mucho que aun este con nosotros,una cosa tambien quiero decirte tu padre fue maestro mio en los padres. Don Fernando, en fin Vicente, te animo a que siguas contandonos esas historias de novelda que tanto nos gustan,

    un saludo, y cuando te vea por la calle te saludare.

  2. Vicente, me ha emocionado tu relato del amigo Antonio El Bañero, al que desde aquí le envío un fuerte abrazo. Recuerdo cuando me alquilaba los bañadores, te los ponías y te sobraba de todo por todas partes, y además de los chanchullos sensacionales a los que se refiere Wifredo, me gustaban los platos de pulpo seco que servía su padre, y los baños solo tuvieron un problema, y es que no nos dejaban entrar a ver a las chicas en la otra balsa, estábamos solos en la nuestra, aunque alguna vez nos escapábamos cuando su hermana se despistaba.

    Muy bueno el recuerdo de este hombre y amigo entrañable.

  3. Gracias, Vicente, por esta maravillosa recopilación de deportistas noveldenses.

    Los que tenemos ya cierta edad, recordamos con mucha nostalgia este estupendo recopilatorio que estás haciendo y que, una vez finalizado, me encantaría que reunieras en un libro para darlo a conocer a generaciones venideras o simplemente más jóvenes.

    Conocía una pequeña parte de la vida deportiva del bañero. Todos le debemos mucho a esa familia. Nuestra generación y anteriores disfrutó de las excelencias del Los Baños. ünica piscina, que yo sepa, de agua salada, terapeútica y donde mi juventud disfrutó enormemente. Recuerdo con mucho cariño los chachullos y los canarios que te tomabas después de una gran baño. Era, en verano, punto de encuentro de nustra generación.

    Gracias, de nuevo, Vicente, por esta excelente colección de relatos de novelderos deportistas.

  4. A vosotros, lectores incondicionales y habituales, os agradezco vuestros piropos. Como ya os dije, aún me quedan más deportistas noveldenses. Confío en que os agraden.
    En cuanto al nº 2 (José Mª Castelló), en el anterior artículo (Paco Falcó, judoka) escribí que MI SUEGRO ejerció de maestro en La Romana entre 1948 y 1960. MI PADRE ejerció de Guardia Urbano en Alicante, la actual Policía Local, entre 1939 y 1975, y quizá confundiste este detalle, ya que también se llamaba Vicente y nunca fue maestro. A veces me han preguntado si soy familiar de Vicente Díez Clemente «el Pianista», a quien no conocí, pero sí a un nieto, Fernando Díez, compañero de fatigas del pedal. Simplemente entre aquel compositor y yo, sólo se da la coincidencia del nombre y apellido, pero yo tengo raíces burgalesas, nací en Alicante y actualmente soy noveldense (y a gusto), desde que me casé hace 35 años.

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