NO SE SI FUERON MILAGROS, PERO OCURRIERON
Era verano, caluroso como todos, pero a su tiempo, sin adelantarse ni atrasarse como ahora, que empiezan a confundirse hasta las estaciones, ya no se respeta nada. Se iban a celebrar las fiestas de mi barrio, el Sagrado Corazón de Jesús, éramos un grupo de chavales muy jóvenes, con toda la vida por delante, una de esas edades en que todo te parecía bello, nos compraban nuestros padres unas alpargatas, que nosotros decíamos «corredoras», y las inaugurábamos corriendo desde el barrio hasta la Plaza Vieja, y así siempre, cualquier detalle nos hacía ser felices, ahora cualquier niño por humilde que sea tiene juguetes, sin embargo nosotros nos los teníamos que inventar. Yo me hice un coche con el cepillo de la ropa de mi madre, cuatro clavos pequeños en sendas chapas de cerveza El Aguila y clavados en los laterales del cepillo, y ya tenía mi preciado coche con sus ruedas y todo, y mi imaginación ponía el resto, puertas con cristales que subían y bajaban, luces intermitentes, unos faros no alógenos por que los de antes eran de bombillas incandescentes normales, y no subía nadie si yo no quería, y mis padres contentos porque no había habido dispendio alguno.
Una de esas tardes, en la calle Covadonga en la casa de José María Alted López (“José María el del Sagrado”), como era conocido cariñosamente, iniciador de esas fiestas así como del club de futbol del mismo nombre, estábamos nuestro grupo de jóvenes amigos haciendo las banderitas de colores que teníamos luego que colgar en medio de las calles del barrio, porque esta especie de aleluyas pegadas a un hilo de cáñamo (Hilo palomar que decíamos antes), no las vendían hechas como ahora, había que cortar el papel de seda de colores y comprar el hilo, poníamos dos sillas a una distancia equivalente a la anchura de la calle, atábamos en la parte alta de las sillas los trozos de hilo, y con agua y harina hacíamos una especie de gachas que servían de cola para poder colocar esos papelitos de colores que nos alegraban la vista en las calles del barrio y para los no residentes anunciaban que las fiestas estaban ahí.
Recuerdo que por las mañanas con las ventanas de casa entreabiertas se oía el ruido de los papelitos golpeados por el suave viento de la mañana, esto acompañado de los cohetes y los pasacalles de la dulzaina y el tamboril nos hacían vibrar todos los días de alegría, pues nos anunciaban que las fiestas habían comenzado.
Esa tarde se vieron alterados todos nuestros planes por terminar de colocar aquellas guirnaldas caseras que le daban alegría y color a nuestro barrio. Repentinamente , entre el ruido infernal del corte de barras de hielo que se producía en la fábrica de Fernando Beresaluze que había junto a la casa de José María, donde estábamos, hizo su aparición traída por varias personas, la imagen de María Magdalena, encargada a un imaginero por este hombre benefactor y enamorado de su barrio “José María el del Sagrado” . Hermosa imagen, con esa cara de tristeza y angustia muy bien reflejada en su rostro ligeramente inclinado por el abatimiento el dolor y el sufrimiento por la muerte de su Jesús del alma, expresión captada y plasmada en esa imagen por ese genial artista. La podemos contemplar todos los años por Semana Santa en las procesiones, esa es ella, la misma que aquella tarde nos impactó a aquel grupo de jóvenes entusiasmados.
José María, su propietario, quería añadir al barrio, que ya tenía su imagen del Sagrado Corazón, a María Magdalena la mujer que más quiso a Jesús después de su madre, y dar con ello al barrio una nueva dimensión.
Esa tarde algo cambió en mí, la presencia tan directa de esa imagen impactó en mi corazón de joven, y a partir de ese momento su presencia me ha acompañado a lo largo de mi vida.
Ese mismo verano mi colegio Gómez Navarro, hizo una excursión a La Romana a bañarnos en una balsa, que no piscina, pues entonces ese era su nombre coloquial, esa balsa se situaba en la finca de la familia del mismo nombre que el del colegio, benefactores del mismo. Todos nos metimos con apresuramiento dentro de esa agua que iba a calmar nuestros calores, mi poca destreza en el baño y mi deseo de imitar a los que sabían nadar me llevaron a hundirme en el agua sin saber como salir, empecé a tragar agua y en ese momento de confusión, mientras que con los ojos abiertos veía esas burbujas verdosas de agua no demasiado limpia , mi mente recordó esa imagen de La Santa, en ese preciso instante alguien me cogió del pelo y me arrastró fuera del agua. Instantes de conmoción de todo el grupo, pero yo estaba bien y a salvo. ( ¿ Fue un milagro? )
A partir de aquel momento, y a pesar de mi juventud mi pasión por Jesús y mi Santa se consolidaron en mi corazón y siempre, en el transcurso de mi vida, mis visitas al Santuario de La Mola han sido periódicas pero siempre en soledad con mi novia entonces, esposa ahora. Mi boda fue en ese Santuario y la de algunos de mis hijos, acompañados de nuestra Santa, esa era nuestra pretensión que Magdalena fuera testigo de nuestro amor.
Pasa el tiempo, mi esposa tiene a los 44 años su último embarazo, todo transcurre con total normalidad, empiezan los dolores de parto, traslado a mi mujer al Hospital General de Alicante a dar a luz, y la recibe el ginecólogo que me comunica que todo transcurre con normalidad, aunque la edad era un factor de riesgo. En la sala de espera y a pesar de ser yo un veterano en esas lides, puesto que era nuestro séptimo hijo, los nervios de la espera no te los quita nadie, y entre nervios el corazón agitado y la propia intranquilidad del momento, aparece una enfermera a decirme que la niña no puede salir porque al cordón umbilical se le había enrollado por el cuello y la posición de salida había variado por tanto tenía que firmar un documento para que pudieran hacerle la cesárea.
La situación era dramática, mi futura hija teniendo ya fallos cardiacos, mi esposa en la cama llorando, ya se la llevaban al quirófano, y yo acompañándola y firmando al mismo tiempo el documento de autorización, me acerqué al oído y le dije “Cariño, ten fe en Jesús y en la Santa que ellos te acompañarán en este momento, y verás como todo saldrá bien”.
En aquella sala de espera el tiempo no pasaba, me centré en pedir a todos los que sé, que espiritualmente nos acompañan en nuestra vida, y especialmente en Jesús, y volví a recordar aquella imagen de María Magdalena que de muy joven me impresionó en aquella casa de mi barrio, y que seguro influyó para que alguien me sacara de aquella agua verdosa, y le pedí que iluminara a los médicos en aquellos momentos de tribulación, para que estuvieran acertados en su trabajo, momento ese en que las lágrimas brotaron de mis ojos.
Pasaron dos horas interminables, me avisaron que por favor subiera a quirófanos, sin explicación alguna, no por que no quisieran decirme nada, sino por que el mensajero no tenía conocimiento del resultado de la operación. Las piernas me temblaban porque yo pensé que algo había pasado, al salir del ascensor cuya puerta estaba frente a la salida de quirófanos, había una enfermera con un bebé en brazos que me estaba esperando y la buena nueva era que las dos estaban bien, se había llegado a tiempo, mi sangre volvió a fluir con calor y mi cuerpo reaccionó con alegría, mi corazón volvió a su ritmo normal y dí gracias a Jesús y a María Magdalena por haber escuchado mis plegarias, era un 22 de septiembre y por ello y en agradecimiento a los que fueron, seguro, colaboradores del feliz acontecimiento, a esa niña nacida del amor le pusimos de nombre Magdalena,(¿ Fue un milagro ?).
Jose,permiteme que te tute tengo la misma edad que tu ,estos son los relatos que me gustan los vividos esos que te marcan para toda la vida ,aunque no vivo en Novelda pero por ser hijo de una NOVELDERA de lo que me siento orgullosisimo,entiendo tu escrito y tu mensaje ,creo que la SANTETA va fe que mamare aguantara tanto en esta vida gracias por el escrito,de corazon…
Aunque yo no comparta demasido, todo lo que tenga que ver con el misticismo, he de reconocer que anoche no necesité tomarme la pastilla para dormir.Leyéndole me transmitió una gran serenidad a pesar de todas las vicisitudes que tuvo que pasar.
Inmediatamente retrocedes al pasado y empieza la película, en el que usted es el principal personaje. Ese personaje, que en la rueda de la vida se ha encontrado con muchos escollos. Y, que visto lo leido,siempre ha superado. No sé si será por que se aferra a su fe y salva todos los obstáculos, o es pura coincidencia. Me gustaría tener esa fe que algunos de los articulistas profesan, para poder agarrarme a algo…pero la fe en Dios, o se tiene o no se tiene.
Le felicito de todo corazón, por su escrito. Un cordial saludo.
Amigo Penalva los miilagros existirán solo en el corazón del autor de este relato costumbrista que nos evoca la viejas andanzas de barrio con un tono añejo y nostágilco de juventud solo en la medida en que usted crea firmemente en ellos.
Dicen que el más indestructible de los milagros es la fe humana de que existen. Su profundo amor y pasión por Jesús y la santeta en el texto lo explica todo.
Dice un viejo aforismo religioso que para quien cree de verdad los milagros no son necesarios y para quien no cree los milagros no resultan suficientes.
Es absurdo amigo Penalva andar buscando en la realidades y causalidades de la vida o en los acontecimientos más dramáticos de nuestra propia existencia contínuos milagros para fundamentar en ellos nuestra profunda fe. A veces las cosas que ocurren a nuestro alrededor tienen una más fácil explicación y no requieren de interpretaciones e intervenciones sobrenaturales.
Entonces sería el tiempo y la Fe en si mismo y en lo que desea las que se encargarían de obrar los milagros. Esos que a la razón le cuesta tanto entenderlos. Un cordial saludo.
No suelo contestar vuestro comentarios, aunque si los agradezco siempre, pero esta vez voy a hacer una excepción con Juan, al que como le dije en una ocasión, de vez en cuando le acompañaba el trueno, y es bueno sentir una sacudida que te haga bajar a la realidad de esta vida y ver que hay otra que no es la del ( Mas Allá).
Juan, Luis Beresaluze tiene escrito un libro sobre San Juan de La Cruz (Espárragos y Margaritas) y en la primera hoja, dando razón del título del libro, dice a propósito de una parte de los versos de San Juan de La Cruz (Muero por que no muero) Luis añade….. (Que vivo por que te leo). Me paso algo parecido, mi fe la tengo porque la siento en mi corazón, porque creo existe el mas allá de esta vida. Todos hemos tenido alguna experiencia, o bien nosotros o entre nuestra familia o amigos, de que no estamos solos, además basándonos en la razón, sería irracional pensar que todo termina aquí siendo tan grande el Universo, y no estoy hablándote de teología, que si comprendo pero no entiendo, sino razonando algunas de las cosas que nos pasan en la vida que no entendemos, pero que pasan.
Las religiones muchas veces nos han apartado, más que acercado, a la trascendencia de la vida, porque siempre se repite la misma historia, al igual que en las ideologías políticas, siempre es el otro el malo y el que quiere manipularnos, pero no es así, el corazón de los hombres es el que clama en este desierto de las incomprensiones y maldades, intentando y necesitando urgentemente explicaciones a las situaciones tan peregrinas que se producen, por tanto hay de todo, y en todas partes, al final los mismos hombres que crean las cosas las adulteran por intereses de todo tipo, tapando lo bueno que hay en esas creaciones.
Nuestros conocimientos y educación, están basados entre otras cosas, en historias pasadas escritas por hombres, y ya sabemos lo que ha podido pasar con ellas, pues a pesar de ello, se tiene fe, aunque sea temporal en esos personajes que nos han deslumbrado con sus mensajes y teorías sobre la vida y como tenemos que vivirla para poder hacer una sociedad más justa y solidaria, pero esa fe se derrumba en nosotros cuando ellos mismos no han cumplido las doctrinas impartidas, incluso se han servido de guerras crueles para imponer sus ideas, y ahí la izquierda y la derecha política tienen experiencias suficientes incluso con las bendiciones de todo tipo de religiones, que han apoyado de una forma u otra esas guerras interesadas políticamente.
Por tanto teniendo yo fe en una vida distinta a esta, por muchas cosas que me han pasado y conociendo a otras personas con circunstancias parecidas, y leyendo parecidas historias en muchas otras, tengo claro que no estamos solos y nos escuchan. Yo no tengo la respuesta a todas las cosas que nos pasan, pero si creo que estamos entrelazados unas vidas y otras por alguna circunstancia, y que nuestra educación y conocimientos nos llevan por un camino u otro y en esto el Creador no tiene nada que ver (creo) por que somos libres de tomar los caminos distintos que se nos ofrece esta vida, si nos dejan, que ese es otro cantar, por tanto la responsabilidad en todo lo que nos pasa es nuestra, incluso las enfermedades, quien no ha ido a un entierro por la muerte de cáncer de pulmón de algún conocido, y los hijos del fallecido están fuera en la calle fumando, ¿por que se declaran las guerras, sabiendo que van a ver muertes de niños ancianos etc., y luego le echamos la culpa a Dios?, ¿por que edificamos en sitios inundables y en terrenos con poca consistencia y además con materiales deficientes sabiendo que podemos estar facilitando muertes futuras?, y con todos estos mimbres los que deciden estas cosas acuden muy compungidos con sus respectivos familiares a los actos religiosos, de todas las que se profesan, a pedirle a su Dios respectivo, (NO SE QUE).
Por ello y para terminar quiero tener fe en Jesús y en mi Santa, aunque se que no siempre me escuchan, porque yo también tengo mis faltas que tengo que enmendar por que no soy perfecto, pero si tengo fe en lo que Jesús nos dijo en sus Bienaventuranzas, donde sobresale sobre todas las cosas, el amor a los demás, la ayuda incondicional a los que sufren, y por ello hacer una sociedad mas justa para que los que no tienen nada puedan tener opción a vivir con dignidad, sin guerras, sin violencia, solo con el mismo amor que tu, Juan, y todos nosotros tenemos por nuestros hijos.
Un cordial saludo.
señor Penalva, me gustaba usted como politico, pero me gusta más como articulista, bonitos e interesantes todos sus srtúculos. FELICIDADES
QUE SI -d. José, que los milagros existen, seguro
Precioso relato. ¿Conservas el coche todavía? ¿No es un milagro que un cepillo se convierta en un coche y lleve a tus amigos? Le solemos llamar magia, imaginación infantil, pero el reino de los cielos pertenece a los niños se dijo una vez. Si observas la vida detenidamente, verás que toda ella es un milagro, aunque siempre habrá algunos que nos sorprendan más y otros que no entendamos.
Yo no lo se señor Penalva. Pero me parece muy triste y muy cruel ese dios que a cambio de sus monedas, unas plegarias, salvó su vida de morir ahogado. Lástima que no hubiera nadie con plegarias para pagar sus servicios en tantos y tantos casos de niños ahogados en piscinas, tan inocentes como todos los niños .
No le sorprendo a usted con este comentario y, sobre todo, no le quiero ofender. Sí le agradezco sus letras y su reflexión compartida. Muchas gracias.
Entrañable relato con el que hoy nos deleitas, amigo Pepe. Yo, cerca de tu edad, también viví esa preciosa Novelda, más que por la realidad, sí por la nostalgia que nos producen nuestros años mozos. Describes muy bien aquella época que no volverá, como no volverá nuestra infancia por más que nos empeñemos. Pero, repito, nos haces recordarla con mucha nostalgia. Y asólo por eso, te lo agradezco.
En cuanto a «tus milagros», pues sí lo fueron. Es algo tan subjetivo, tan tuyo, que sí tu crees que lo fueron, pues estoy seguro que lo fueron.
Sigue creyendo en nuestra Santeta, y que ella nos proteja. Todo sigue siendo muy subjetivo, y todo lo subjetivo es «nuestra» verdad y no hay porque ponerla en duda.
Gracias, Pepe y un abrazo.
A ver Penalva, permíteme el tuteo. ¿Como llamas trueno a la palmada que he dado para sacarte del ensimismamiento?
No.
Echo de menos un agradecimiento a aquel adulto vigilante de sus niños que te tiró del pelo en la balsa. Unas muchas gracias a los médicos que , pese a la iglesia católica, que lleva siglos intentando impedir esos avances, estudió ciencias para practicar cesáreas sin muertos. A esa cirujana que se dejó los ojos estudiando herejías para poder salvarle la vida a tu mujer.
Sobre todo, echo de menos sentido común.
Llámalo milagro, yo te digo, desde ya, que todo lo que a ti te haga feliz a mi me lo hace un poco, pero recuerda que aquí se opina desde cualquier punto de vista, y el punto de vista de la imaginación es un cuento, más o menos bonito, pero un simple cuento. ¿Qué hubiera hecho tu Magdalena hace un siglo? Nada, ver morir a tu mujer desangrada. Dá las gracias a los médicos , a los donantes de su cuerpo para la investigación, a quienes se opusierón a la cerrazón de la iglesia aunque les costara la vida. Es más justo, no te llevara al «cielo», pero es más justo. Además se lo merecen, aunque a lo mejor prefieres dedicarles un segundo plano.
Perdona si te he despertado.
Muy buen relato y muy buenos recuerdos: sin duda fue un milagro, como tu lo creiste cuando tuviste al bebé en tus brazos.
No Penalva, no he dicho que no dieras las gracias a los médicos, sino que en este articulo las gracias y el milagro, de haberlo, lo habrían hecho ellos. Ya ves, en los dos comentarios te he indicado que respeto tu opción e incluso que si te hace feliz a ti , a mi también. Es el problema cuando se hablan de estas cosas.Los que no creemos tenemos que andar de puntillas y pedir permiso para opinar, y aun así, a veces ofendemos.
Es sencillo. Según mi opinión todas estas elucubraciones son fruto de una manipulación mental que sufriste de pequeño. Se que puede parecer ofensivo, pero ten en cuenta que yo te lo digo como si te dijera que esos dolores de rodilla te vienen de un golpe que te pegaste algún día.
Ni pretendo ofender ni menospreciar, es que yo lo veo así de simple. Ahora , con permiso, pido perdón y me retiro, aunque , porqué no, quizá desarrolle el tema.
Y negar los cuentos no es de machotes, es , simplemente, de realidades, porque los cuentos, son eso, cuentos.
Juan, mi ensimismamiento lo tienes solo en tu cabeza, no estoy recogido en mi intimidad ni he estado ni estoy ni estaré al margen de los acontecimientos terrenales, pero si tengo una interpretación de la vida distinta a la tuya, por mis vivencias, por haber conocido a personas más inteligentes que yo que me han hecho ver la vida desde otros puntos de vista y mi materialismo en todos los sentidos, después de haberlo vivido en carne mortal, con los materialistas que tienen una fe más ciega en su concepción de la vida y que son muchos más radicales que los ortodoxos católicos, por todo ello mi materialismo y mi ortodoxia de cualquier tipo es cero patatero, prefiero ir por los caminos de la “infantilidad” y de los “cuentos”.
Para que digas, que por que no le di las gracias a los médicos, se nota que no me conoces en absoluto, la historia de mi mujer es muchos más larga, estuvo dos meses hospitalizada de ese embarazo, y llegó a estar desahuciada por multitud de complicaciones, los médicos ya no podían hacer más, pero mi esposa salió adelante, y más cosas que no te voy a contar.
María Magdalena, en otras épocas estaría en el corazón de muchísimas otras personas, en las circunstancias de entonces y con los medios de entonces.
Tu tienes tu fe en unas cosas y yo en otras, tú tienes un sentido de la vida y yo tengo otro, tu crees que después de la muerte no hay nada, y yo creo que volvemos al sitio de partida, yo creo que no estamos solos, y tú seguro habrás tenido o tienes algún familiar o persona conocida que ha tenido alguna experiencia de que no estamos solos, pero eso no se lleva, no se da a conocer por que una parte del mundo piensa que los que creemos en otra vida, estamos más o menos locos y somos unos infantiles de creernos esos cuentos, como tu dices, y los que como tu, que no tienen ninguna duda y que dominan todos los secretos de la vida, creen que negar los “cuentos” es de machotes, y yo ya estoy curado de espanto de que me digan de todo, por tanto déjame refugiarme en mi fe infantil que me hace ser feliz sin odiar a nadie.