DEPORTISTAS VETERANOS NOVELDENSES
2) Ramón Moreno Alberola, “el Cañón” (arquero)
Gracias a la pintura rupestre, sabemos que el homo sapiens practicó el tiro con arco desde la Edad de Piedra, para cazar y guerrear. Con el paso de los milenios, hay constancia de torneos o campeonatos de arqueros en la Inglaterra medieval (¿recuerdan a Robin Hood?), desde el siglo XII y en la Italia renacentista.
En el apartado de las Olimpiadas de la Grecia clásica, unos 750 años a.d.C., el tiro con arco fue una de las pruebas a disputar y en la era contemporánea, las primeras medallas de oro, plata y bronce se entregaron en la II Olimpiada (París, 1.900) y así, hasta la actualidad, en que lo veremos el inmediato año 2.012, en Londres.
Hoy vuelvo a presentarles, pues ya lo hice hace unos años, a un ex deportista ya nonagenario, Ramón “el Cañón”: “Visent, ya tinc 92 anys y estic fet una castanya”, me confesaba hace pocos días en su domicilio, con amabilidad y confianza. Como es lógico, su salud ya no es perfecta y la memoria tiene sus lagunas, pero los triunfos, los amores, las anécdotas o batallitas de la juventud… eso, nadie lo olvida.
Y ya metidos en preguntas al protagonista, me cuenta que el apodo “Cañón” le viene desde su abuelo y aunque Ramón no tiene hijos, sí tiene familiares y hay “Cañones” por medio mundo: Francia, Argentina, Australia…
Este noveldense compitió en el deporte del tiro con arco. De niño jugaba al fútbol, pero comprendió que lo suyo no era emular a Ricardo Zamora, sino a Guillermo Tell, mítico arquero suizo. Recuerda a su amigo Antonio Serrano, quien con 14 años, ya jugaba en 3ª división. Al respecto y esto lo añado yo, el motivo por el que alguien se inclina de por vida hacia un determinado deporte, que luego ve que es minoritario, o “de alpargata” es que, al ver y practicar las primeras veces ese deporte concreto, uno se queda prendado para siempre, algo así como un flechazo a primera vista y lo de “flechazo” se le ajusta a Ramón con exactitud.
Su afición al arco y las flechas comenzó al ver películas mudas del Oeste y él mismo se confeccionaba su propio material, de artesanía total. Y su padre, temiendo alguna desgracia (“Un día le vas a sacar un ojo, a alguien”), le ocultaba e incluso, le rompía el arco y las flechas, hechos con trozos de varilla flexible que sobraban en una carpintería.
En cierta ocasión, fue con un grupo local a cazar con flechas a Salinas. Les acompañaba Antonio Corno, hijo de un dirigente del consulado italiano. Éste propuso al más “echao p´alante” (Ramón), fundar la Federación Alicantina de Tiro con Arco. Ya le tenemos incluso con ideas para extender esta afición y ser cofundador federativo. Se pusieron en contacto con la Federación Española, en Madrid y les aprobaron la iniciativa, animándoles ¡Manos a la obra, arqueros!
Ya federados, se celebraron concursos y torneos provinciales en Alicante y regionales en Valencia. Al respecto, Ramón nos detalla sus numerosos trofeos. El más antiguo que conserva es del año 1.954 (que no es el primero que consiguió; simplemente, los anteriores no recuerda a quién los dejó, o el lugar en que los expuso) y conserva los últimos trofeos conseguidos, hasta mediados de los año 70.
A nivel de Campeonatos Nacionales, fue a competir por toda España: Madrid, Barcelona, Valencia, Oviedo, Santander, Cáceres,… incluso un año, en Cocentaina. Se hacían preselecciones por cada Federación Regional, que sólo aportaba tres arqueros. Ramón era fijo, o titular en el equipo levantino, excepto en una ocasión que, por problemas laborales, no pudo acudir a Sevilla. Y es que Ramón no vivió del deporte; no fue profesional, tarea harto difícil de conseguir, incluso hoy. Su “modus vivendi” o profesión, fue la de pescatero en el mercado local. El mover las cajas de pescado le sirvió de preparación física para los brazos.
La Federación Española adjudicaba para los tres seleccionados, una cantidad en metálico en la que se incluían todos los gastos: desplazamiento, hospedaje, etc. Uno de estos campeonatos se celebró en Santander y decidieron los tres arqueros levantinos ir en un Seat 600. Tras 16 horas de viaje, con poco descanso y sueño, al acabar la competición, un paseo por la ciudad y de regreso con el 600. Al volante iba otro noveldense, Antonio Torregrosa, vecino de la Plaça Vella.
Como ya se detalló, Ramón de niño, se fabricaba su propio material. Con el paso de los años y la experiencia, su artesanía fue muy apreciada por sus compañeros y alumnos (sí; ya había logrado extender esta hermosa actividad en Novelda.) Pero nadie colaboraba con él en la confección del material. Las flechas las hacía de madera y el culatín, con plumas de pavo y sólo compraba la punta metálica. Posteriormente, las flechas fueron de duraluminio, pero se las suministraba una tienda ovetense especializada en este deporte, con importación desde los EE.UU. (¿acaso, tenían como asesor a Sitting Bull?). Actualmente, los arcos tienen un visor graduable, que sirve para ajustar el punto de mira. Ramón aún conserva el carcaj (bosa o cartucho, para las flechas) y algunas flechas. Pero su último y más querido arco lo regaló a un sobrino. Es evidente que al mirar la pared, donde están colgadas las flechas, la añoranza le delata. Para él, es como su poster de fotos en su memoria.
Los campeonatos aglutinaban arqueros de todas las profesiones y en el grupo noveldense eran todos trabajadores, como la mayoría a nivel internacional. Aquí, en Novelda, en tiempos del alcalde D. Joaquín Payá, había durante las fiestas de Julio, un Torneo de Arco y se celebraba en el Campo de Deportes. Para practicar, los arqueros locales debían ponerse de acuerdo con el entrenador de fútbol para coordinar horarios, lo cual no era muy del agrado del “míster balompédico”. Venían también arqueros foráneos, pero los de Novelda solían destacar en resultados en su Torneo. Ya se dejaba sentir la preparación y la técnica recibidas del maestro “Cañón”.
Ramón era “el manitas” del grupo. Además de confeccionar flechas y arcos, los encordaba, tensaba, reparaba… Para practicar este deporte, lo principal es el cerebro, que ha de coordinar, apuntar, tensar, medir la distancia y calcular la parábola. Asimismo, se necesita fuerza en los brazos (hay que hacer algo de pesas) y nervios de acero. “Quedar hecho una estatua con el arco tensado y no respirar hasta el disparo”, era su norma o instrucción a los alumnos. Este prototipo de arquero perfecto lo daba otro joven noveldense, amigo y rival de Ramón “Cañón”, Tomás Pérez Navarro. Las distancias oficiales en competición van desde los 30 a los 90 metros y las dianas varían de 80 a 120 cm. de diámetro, en función de la distancia a la que se dispara.
Cuando Ramón llegó a una edad en que notó que sus cualidades técnicas y físicas disminuían, dejó la competición y desgraciadamente, sus compañeros y alumnos abandonaron casi de inmediato, acostumbrados a que él les hiciera de artesano, reparador, entrenador, técnico e, incluso a veces, de conductor. Una lástima, pues este espectáculo desapareció de Novelda y la belleza del deporte en general, está en su amplísima diversidad.
Hoy, Ramón, ya nonagenario y con problemas de audición y memoria, reside en su casa de siempre, relajado, con su esposa y hasta hace pocos años, dedicaba el tiempo libre a su segunda pasión, el tango. Posee un arsenal de cintas grabadas, con su voz y acompañado entonces, por dos colegas: Rovira y Pujalte, ambos a la guitarra, imitando a Gardel, de quien guarda un poster en su almacén. En su día, me regaló una cinta en la que se oye “La Cumparsita”, “Volver” y “Mi Buenos Aires querido”. Este precioso estilo de música dejó huella entre personas ya ancianas, actualmente.
Es evidente que Novelda tuvo y tiene, diversos deportistas que pueden servir de ejemplo a la generación actual.
P.D.- La próxima biografía será para Paco Falcó Iñesta, (judoka). Si conoce Vd., amigo/a lector/a, algún caso de deportista para biografía, contacte conmigo; (Vicente, tfno.. móvil 633 25 25 00) Gracias.
bonito y merecido homneaje a los desportistas de antaño, hay muchos, buen trabajo
Muy buenos artículos vicente, tanto el de la recordada Carrmina como éste. ºseguimos esperando otros protagonistas del deporte noveldenswe- Felicidades
Vicente, nuevamente tus magníficos relatos de personajes que fueron buenos deportistas en su juventud, me hacen recordarles a ellos y a tantos otros que nos hicieron vibrar de emoción, y Cañón es uno de ellos, recuerdo que cuando el se entrenaba en el campo de futbol salíamos de allí con la idea de hacernos un arco y recordando la película de Robin Hood., éramos felices, tenemos que recordar nuestro pasado para ser felices en el presente.
Un saludo Vicente.
Gracias a todos por vuestros piropos, inmerecidos. Intentaré hacerlo bien en próxima extrevistas. Hasta pronto.