UNO TIENE SUS NO SE QUÉS…
A mi cerebro debo y no a ninguna otra cosa, lo que el neurólogo Damasio llamaba “la contextura nocional” de Dios. Me sobran la fe, la ciencia, la religiosidad, la mentalización ideológica, la superstición, la magia y el misterio. Lo único que necesito es el amor. “Amar es afán de engendrar en la belleza”, decía Platón. Amando, amándole, engendro fe, engendro a Dios. Y el Dios que me sale no es un engendro. La creencia es una idea del corazón. Creer es como cerrar los ojos y ver. Es una trascendencia que me forra y recubre. Que da piel a mi inmanencia. Una noción, hija de mi mente. Y una sensación, hija de mi corazón. Como un hábito familiar y doméstico. En absoluto, un mimetismo social. Ni siquiera una cuestión de buen gusto moral, del buen gusto mas alto de que se pudiera participar. Es mi mismo yo. Mi yo participado en Él y participando en Él. Un sosegado dinamismo, una dulce energía, un fluido armonioso. Una continuidad que no pasa, sin mas futuro que su divino presente. Un equilibrio sin tensión. Una fuerza suave. Dios horizonte, profundidad y potencia. Infinito finito para adecuarse a mí, inmensidad discreta que no aplasta, ligera densidad. Una afectuosa simpatía, por decirlo con palabras pequeñitas y usuales. Un talento del talante.
Se le percibe, en un intento, en realidad, innecesario, al menos para mi, de hacerlo prueba y experimentación, de introducirse en su propia ciencia, en el laboratorio de la mas profunda intimidad, en el taller de la necesidad sobrenatural, tan natural, por otra parte, que nada hay mas natural que la urgencia de sobrenaturalidad, en el ensayo mas plásticamente moral y hasta artístico de la piedad, en el prurito mas elemental de su comunicación. El arte es sentimiento mentalizado. Todo ello contenido en la sencilla simpleza de pensarlo, de ponerse a pensar en Él y con Él.
Sobre Dios no se opina. Se puede opinar sobre filosofía, o política, o moral, o arte. No sobre matemáticas. Las matemáticas no se palpan, no tienen materia, no existen, pero son una realidad y, además, rigurosamente infalible. Tienen la piel de la certeza. El rigor de lo correctamente pensado. Una realidad mental. “Las matemáticas me gustan porque no son humanas”, decía Bertrand Rusell. La matemática es el lenguaje de lo creado. La física, su ley. La energía, su alma. La química, su estilo. Y el azar, su encanto. Todo ello, presidido por la gracia. Dios, la mas importante de las realidades, la realidad de todas las realidades, no es opinable. Y es, en mí, lo mas humano de lo humano, eso que no le gustaba a Rusell, al parecer. Es, simplemente. Es Dios dimensión, Dios magnitud, Dios unidad, universo doméstico e individual. Creación criatural, Criatura increada y creadora, Absoluto que por aproximárseme hermanado, cristificado y hasta crucificado, se relativiza, se me pone en relación, se relaciona conmigo, se viene a mi talla, se adapta a mi medida y posibilidad. Dios se desendiosa para mí. Me endiosa respecto de Él. Se me hace sentir desde el menor endiosamiento, queriéndome igualar en una ebriedad de auténtico despilfarrado Amor, por su parte. Dios amor. Amor de Dios. Por el amor de Dios que exclamamos los hombres, cuando algo nos sorprende. Por eso lo digo yo aquí, absolutamente sorprendido. Me gustaría adentrarme en una ciencia del Amor. Estudiar el Amor como disciplina, como materia científica. Sería como “hacer el amor a distancia”, según la bella metáfora de mi amigo Cándido, a propósito de las flores. Dios, con perspectiva para poder estudiarlo mejor. Y cuanto mas capaz de Amor, de estudiarlo y conocerlo científicamente llegase a ser, mas sabría de Dios, más lo amaría y seria amado por Él. Me acuerdo de San Juan de la Cruz en su carta a aquella madre superiora, recomendándole poner amor donde ya lo hubiese, para recoger mucho más. El autor del endecasílabo mas extrañamente sugestivo, a propósito de su torpeza verbal, casi infantil, en la presencia ascética de Dios. Dice así de lo que quieren y no pueden decir sus palabras: “UN NO SE QUÉ QUE QUEDAN BALBUCIENDO.” Adviértase la musicalidad tonal del perfecto endecasílabo: Igual que el quevediano “POLVO SERÉ, MAS POLVO ENAMORADO”… Tatatatá-tatáta-tatatáta….Las tres qués sucesivas. Un “no se qué” que le viene a Yepes del divino Petrarca (“non se che”, canz 2L5), a través de Boscán. Del mismo Boscán, es este otro verso, casi tan bello: “ EL NO SE QUÉ DE NO SE QUÉ MANERA”. Dos no se qués. Se ve también la fórmula en 1580, en las coplas de Pedro Padilla y en el siglo XX en Juan Ramón Jiménez, “NO SE QUÉ INTACTO Y MATE TRAJE DE DESPOSADA”, y “ NO SE QUÉ PLACIDADEZ NOS ENVUELVE EN PENUMBRA”. Decía Julio Cerón, de San Juan de la Cruz, que “era imposible que sus versos fuesen suyos. Por lo menos, del Espíritu Santo”. Pero dejémonos de literaturas. De no se qués. En las que está, como en todo, Dios, por otra parte.
El amor es la mas grande expresión de la elegancia de Dios. En todos mis no se qués esta su qué, el qué de Dios, su definitivo por qué, que es el por qué de todo. El por qué de Dios. Yo no necesito más. Querer mas sería como enviar misioneros al Vaticano…
El amor, querido Luis, es el motor de nuestra vida. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Sin amor, no somos nada.
Tu lo atribuyes a Dios. Yo no lo niego, pero discrepo. El amor, para mí, es cosa de los hombres. Yo amo con locura a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos, pero Dios, no tiene que ver nada en este amor. O quizá sí, no lo sé.
Yo, con todo el respeto del mundo, sí opino sobre Dios. Cada día, y que me perdone, me cuesta más ceer en Él. O en él, que ya no sé si emplear la mayúscula.
Tus formas, querido Luis, son, como siempre, exquisitas. Sólo por eso, merece la pena coincidir contigo.
Me alegro mucho, tu sabes bien el motivo, de leerte otra vez en N.D.
Un abrazo, amigo.
Di que si,todos tenemos nuestros nos se ques….
¿Veis? Nunca se puede jurar fidelidad. Esta vez estoy de acuerdo con el señor Galbis. Sobre dios no se puede opinar. O se cree o no se cree.
Ustedes no hablan de una opinión sobre si dios existe o no, sino de su forma de interpretarlo. Unos son más leves y flexibles con la doctrina que maneja al dios que les ha tocado por disponibilidad geográfica y otros son inflexibles y siguen esta con el máximo rigor.
Ciertamente (pienso en Plácido), si yo creyera que dios existe también lo haría como él, con integridad, ya que están todos condenados por no vivir consecuentemente a sus creencias y por no respetar la ley de dios. Si, ¡todos!, hasta el señor Galbis que sigue a pies juntillas lo que su iglesia le enseñó y a la vista está,(lean los artículos de Plácido), que son teológicamente incongruentes.
Yo más, por supuesto, pero tampoco es opinable la no existencia de dios, porque , oigan ustedes, si no me lo creo, no me lo creo, no hay más.
Me pregunto que hacemos mal los hombres en la sociedad que tantas y tantas personas necesitan de invenciones para poder disfrutar lo único que tenemos, ni más ni menos que de la vida.
Luis, la espiritualidad se desborda en ti,
tus definiciones son sustanciales,
las adjetivaciones, sensuales,
y por ello tus pensamientos
son para el amor, cruciales.
El amor lleva potencia en su nombre,
por que es concorde a ordenar,
y a que fraternicemos más la vida
y vivirla con firmeza y voluntad
esparciendo a todos amor y bondad.
Todos somos hijos de Dios,
y como tales debemos apreciarnos más,
porque semillas de amor llevamos
para esparcirlas con caridad.
Las personas debemos rodearnos
no solo de cultura
también debemos amar,
comprender y ayudar
al hermano caído y sin ternura.
Por tanto, Luis,
sigue siendo pregonero del amor
que este mandamiento
es el más sustancial
por ser este el que manifiesta
la esencia más potencial.
por ello te deseo que tengas,
Paz y Amor en tu umbral.
Dios está en todas partes, en todos nuestros actos y pensamientos, buen artículo señor Beresaluze
¿Sabéis? Como de Dios todo el mundo sabe, y a ver quién con más firmeza y verdad, yo callo. Desde ya. Para siempre. La verdad es vuestra. Os la regalo. Con celofán, si hace falta.
Yo me quedaré con la mía. En silencio. Errónea o no, me importa un rábano. No quiero convencer a nadie. Ni que nadie me convenza. Se acabó. Me agoto.
Debatiré acerca de lo humano, si me aclaro… pero de algo que al menos me toque a nivel justito de raciocinio: Rajoy, Rubalcaba, Messi, ETA, la crisis, el cine, la música, el amor, el rencor o lo que diablos sea. Incluso de la Patiño, si me da. ¿Superficial seré? Seguramente sí. ¡Pues me lo quedo!, que diría el anuncio.
Ventilaos el más allá vosotros. Que yo me apeo en esta parada. Toc, toc, quiero bajar, señor conductor.
Eso…
Que me retiro de estos pagos.
¡Todo vuestro!
La vida pasa ultrarapida: cuando apenas nos damos cuenta tenemos un porron de años. Mas de los que nos quedan por vivir; fijo!
Y entonces me pregunto que es lo que realmente ha valido la pena y me respondo: que aquello que he vivido por Dios y para los demas, que equivale a lo mismo.
Y eso es lo unico que voy a llevarme-
Por ejemplo: cuando tome la Primera comunión, me reagalaron lo tipico de esa epoca : los patines, un niñito Jesus y un reloj: de todo eso no me queda nada. Pero el regalo mas importante : recibir a Jesus, ese sigue ahi, cada dia mas vivo.
Por tanto de todas las epocas de nuestra vida: lo unico que perdura por siempre es Dios.
Decía hace poco Sr Galbis otro comentarista en este foro que sus artículos siempre desprenden un aire evangelizador.Yo añadiría que además expresan una espritualidad contenida y una obsesión compulsiva por presentarnos ese Dios propio que dirige los destinos de una vida enraizada en una profunda Fe religiosa.
Un concepto de Dios sublime al que llega desde el Amor como fuente de vida y que le hace transmitir la idea constante de la necesidad de encontrar a Dios por encima de todo hasta el punto de defender que quienes no alcanzan esa gracia divina porque no ven claro el camino, y ponen en duda su inquebrantable Fe a lo largo del mismo, no merecen ni siquiera su propia existencia.
Hoy nos dice que Dios es la realidad de todas las realidades y que sobre Dios no se opina.
¿Por qué Sr Galbis? ¿ Por qué le niega usted al ser humano lo que Dios le dió, la capacidad de pensamiento y por tanto la de opinar?.
Como le he dicho en otros comentarios usted siempre se situa en un plano agustiniano, es decir Dios es la realidad suprema de todo, es la verdad de todas las cosas y la bondad suprema, y a partir de ahí llegamos a la conclusión de que el hombre es incapaz de hacer algo bien o pensar algo verdadero sin el auxilio divino.
Dios se nos presenta ante la razón humana como una existencia evidente. Es inamovible y algo trascendente para su propia vida y asi nos lo transmite semana a semana a través de una bella prosa poética.
Pues muy bien Sr Galbis, esa es su forma de creer,la que le sale de un corazón que ama y que engendra a su propio Dios cada día. Yo le respeto e incluso le admiro por ello, pero tan dificil le es aceptar desde su tribuna epistolar que para el no creyente Dios no es ninguna realidad sino más bien una esperanza en el camino,incluso que para algunos que se denominan ateos no es nada porque no creen que exista nada al final del camino.
Eso les quita el derecho a estas gentes a opinar sobre lo divino y lo humano?. No les dotó también Dios de conocimiento?.
Quizás sea usted de los que piensa que solo los representantes de Cristo pueden desde un púlpito opinar sobre politica,filosofía o moralidad mientras el resto del rebaño ha de permanecer sordo y ciego ante lo que escuchan y ven sin poder opinar. No recuerda usted que el propio Descartes llegaba a afirmar la existencia de Dios desde la propia duda.Dudo luego existo,Pienso luego existo.
Creo Sr Galbis que debería ser más humilde en sus planteamientos porque negando la capacidad de opinar está anulando la capacidad de pensar y la posibilidad de llegar a Dios a través del conocimiento si esto se considera posible.
Puede que las creencias sean ideas que nacen del corazón pero la opiniones nacen de la mente y creer no es solo profesar deteminada Fe religiosa, pueder ser tambien intuir algo,adherise intelectualmente al pensamiento de otro o simplemente confiar en algo o alguien. Tengamos una mente más abierta y ampliemos el campo semántico de la palabra creer y seguro que descubriremos nuevas acepciones de esta bella palabra
Puede que crer en Dios no sea lo mismo que formular opiniones sobre EL. pero como dice Wifredo Rizo, yo con todo respeto si opino sobre Dios , sin necesidad de ninguna urgencia de sobrenaturalidad, y sin que nadie me pueda quitar ese derecho.
Un cordial saludo
Luis, yo sí que considero que Dios sea «materia» opinable. Incluso necesariamente opinable. Es un ejercicio de salud mental, el hacerlo. De no serlo, opinable, no habrían preguntas, ni cuestiones acerca de uno mismo ni del más allá. Solo aquello que es valorable y susceptible de duda, es verdaderamente humano. Su grandeza reside quizá en esa capacidad de mostrarse, especialmente mediante el amor, como indicas, pero sin que devenga indubitada esa presencia o intervención en nosotros. Provoca dudas, como digo más arriba, sí, en determinados episodios incomprensibles, y creo que eso es bueno.
Es como lo veo, y en el fondo intuyo que no estamos tan alejados.
Gracias, Luis, por esta nueva entrega.
Literariamente, impecable.
Un abrazo.
«En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados» (1Juan 4:10).
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sin que tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, porque sus obras eran malas» (Juan 3:16-19).
Comparto la opinión de Claudio. Una nueva entrega de Luis, literariamente impecable, pero yo también me apeo de las cuestiones de Dios.
Se me hacen interminables las razones y verdades que cada cual impone sobre las demás.
Siempre me he preguntado lo siguiente: Si sólo existe un Dios ¿Por qué hay tantas religiones? Contestar vosotros mismos …
Sobre la Metafísica no se opina. El ente es aquello que es y que no es otra cosa. La esencia aquello por lo que uno es y no es otra cosa. Es imposible opinar sobre el Ipsum Esse Subsistens.