Art. de opinión de Francisco Penalva Aracil

LOS NIÑOS Y NOSOTROS

Quien no ha querido volver a ser en el transcurrir de su existencia, aquella niña o niño que fue. Incluso los hay, que en su edad adulta las cualidades propias de ellos, como la delicada candidez e inocencia, así como la dulzura blanca expresión de la pureza; no las han perdido, son los menos pero afortunadamente aún quedan.

Sin embargo en esta necia realidad con la que tropezamos todos los días, resulta cada vez más difícil conservar estas virtudes. Que incluso el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, de forma absurda cita con menosprecio; dice de quienes las poseen: “Personas fáciles de engañar, dóciles, simples, y poco experimentadas”. Quizá sea, porque dicha academia está compuesta por señores con una mentalidad retrograda.

Volviendo al tema del artículo, hay que decir que las citadas virtudes están repletas de bondad son limpias y como esponja virgen ese animal marino absorbente, esperan llenarse -metafóricamente hablando-, de buenas sensaciones y vivencias. Aunque también sin poderlo evitar de desgracias y desengaños, que alteran y a veces rompen, esa percepción llena de candor que tienes de la vida.
Estas actitudes tan positivas del comportamiento humano son objeto de burla, desprecio, y abuso de forma perversa, por individuos/as, a los que la vileza nubla los pensamientos y se sienten incapaces de comprenderlas. Y en ocasiones esa misma incapacidad de ternura les lleva a cometer actos violentos con niños/as, maltratándolos abusando de ellos, e incluso matándolos.

Una buena terapia de rehabilitación de estos casos, seria intentar que los padres que maltratan sus hijos, recuperasen en su memoria tiempos felices que seguro que han vivido, aunque fueran breves. Retroceder en su pensamiento a sus tiempos de juegos infantiles, o recuperar con añoranza vivencias de juventud. Además de recordar muestras de afecto que nos emocionaron. Como cuando nuestra madre despierta hasta las tantas, mirando el reloj nos esperaba, y al percatarse en el silencio de las madrugadas del ruido de la puerta al abrirse, y después de escuchar para ella los inconfundibles pasos de sus hijos, intentar conciliar el sueño, diciéndole nuestro padre cuando estaba despierto; “Ves como no ha pasado nada”.

Recuperar aquellas emotivas atenciones de los padres con sus hijos, que nunca se deben perder. Volver a revivirlas con ellos.

P&A

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6 COMENTARIOS

  1. Sr Penalva,casi siempre los padres que abusan de sus hijos de alguna manera tambien fueron abusados y asi sigue la rueda es como un gene que se forma y cuesta mucho sanar….

  2. Amigo Penalva,con la sencillez habitual que caracteriza su prosa pone con gran sutileza sobre la mesa el grave problema que significa el maltrato infantil en la sociedad actual.

    Es indudable que la niñez es la etapa de la vida más inocente donde todo es fantástico y honesto.Es ese periodo vital al que todos de alguna manera quisieramos volver tan pronto llegamos a la edad adulta y nos damos cuenta de las servidumbres que ello comporta, cuando perdemos nuestra capacidad para sorprendernos por las cosas que nos pasan alrededor y cuando el pasado no es más que un albúm de recuerdos agradables que se aleja de nosotros con el paso del tiempo.
    Los niños a diferencia de nosotros no les importa el futuro,viven el día a día, disfrutan el momento,lo lloran, aprenden y desconocen al menos en sus primeras etapas el sentido del engaño y la falsedad.Solo necesitan encontrar amor y cariño de sus progenitores ,la prueba de esto es que quienes no lo tienen o no lo consiguen por la razón que sea quedan marcados de por vida.

    El abuso o maltratro infantil ha sido por desgracia una constante a lo largo de la Historia, ya la Biblia nos cuenta que Herodes se cargaba a los niños sin el menor empacho o en la civilización china el infanticidio era un simple método de control de la natalidad. Siempre han existido y existirán seres humanos con un comportamiento aberrrante con quienes se encuentran más indefensos y débiles. De ahí que la Convención de los Derechos del Niiño de 1959 propugnase la obligación de los Estados de proteger a los niños de todas las formas de violencia o maltrato.

    Los niños provocan la mayoría de las veces ternura y compasión , los adultos son en cambio en muchos casos simple niños que han crecido un poco , y no me refiero a los que sufren el síndrome de Peter Pan y se siguen comportando como niños y adolescentes sino aquellos otros que han alcanzado la madurez sin perder la ilusión y la fantasía por el mundo que les rodea. Sin perder el ansia de conocimiento que resulta imprescindible para sobrevivir.

    Un cordial saludo.

  3. No siempre mirar atrás te concede la candidez de los sentimientos puros e inocentes.

    Cuando no puedes edificar tus cimientos sobre un pasado feliz, suelen ocurrir dos cosas; que continúes trasmitiendo malquerencia a tu alrededor, mártir de tu propia autocompasión y víctima del desamor, o que encuentres la sabiduría y el apoyo moral para cambiar tu orígenes tan faltos de amor.

    La única forma de contrarrestar el odio, es el amor.

    La única forma de curar el tormento de un niño es rodearlo de amor.

    Gracia Sr. Penalva. Su artículo es un invite a la reflexión.

  4. A ver Francisco, estás tocando un tema sensible. No, El tema sensible.
    Los niños.
    UFFF. Mira, nunca comento si no tengo nada que decir, pero es que hoy, has tocado lo único importante de verdad, los niños. En ellos se junta presente y futuro, no existe el pasado, ellos están limpios.
    No voy a rebatir ni comentar nada a tu artículo, quiero añadir si me permites.
    La niñez es otra cosa, todos hemos sido niños, pero solo unos privilegiados lo recuerdan. Cuando tienes treinta te ,molestan si están cerca, la domesticación es la meta, y eso es la pena y el error.
    Dijo uno que lo maravilloso de la infancia es que todo en la infancia es una maravilla.¿Donde perdimos el sentido?¿Cuando?
    Los niños, nosotros antes, observamos, y al crecer juzgamos a nuestros padres, algunos les pudimos perdonar, ay de aquel que no se mereció el perdon.
    Un saludo.
    Sobre los abusos y maltratos no entro, suponedlo vosotros.

  5. Cierto es, que resulta difícil conservar la candidez, la dulzura y expresión de pureza. Obvio es decir que como está montado el sistema que nos arrastra querámoslo o no a destruirnos, a una falta de respeto total y buen ejemplo nos da los que no debieran predicar con ello. Pero le puedo asegurar que aún quedan personas ya adultas que conservan esa belleza de espíritu y belleza por sus actos, aunque desgraciadamente no es lo que abunda.
    Sólo si ponemos un poquito de empeño lograremos revivir los años bonitos de nuestra infancia que de todo ha habido, más bueno que malo, pero eso sí, una niñez entrañable y carente de maldad.

  6. Amigo Paco, magnífico tu relato sobre el candor de los niños, todos los que tenemos hijos, incluso los que no, hemos tenido y tenemos vivencias sublimes de esa inocencia deliciosa que te hace revivir momentos felices de tu infancia, ¿ Quien no he tenido, de mayor, momentos de niñez jugando con ellos ? ¿ Quien no ha pensado en momentos de dolor y tristeza, “Quisiera, en estos momentos ser como un niño” ?.

    Vivimos en un mundo cada vez, más marcado por la bravuconería, la chulería, el desprecio, al diferente, y sin embargo ves a los niños en los colegios, jugar con otros niños, sin preguntarse por qué tienen otro color de piel, o por qué tienen otros rasgos distintos, o por qué hablan de distinta manera, en esos momentos te das cuenta de que nos están dando una lección a nosotros los mayores, que nos creemos estar poseídos de la verdad suprema.

    Con los niños tenemos siempre que llevar un cuidado esmerado en no pronunciar palabras hirientes y en nuestras actitudes hacia los demás, por que ellos son esponjas que todo lo asimilan, debemos ser en nuestros hogares, amables, cariñosos, demostrarles sensibilidad hacia todas las cosas, entregar amor y afecto a nuestro abuelos, y que ellos vean en estos comportamientos la norma de vida.

    Para los que creen y también para los que no, Jesús de Nazaret, dijo “Dejad que los niños se acerquen a mí “ Todo aquel que no sea como un niño, difícilmente entrará en el reino de los cielos “ este mensaje de amor hacia los niños nos da una lección de cómo debemos comportarnos en la vida.

    Un saludo, Paco.

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