EL ALMA
Aquel hombre tenía todas las trazas de haberse quedado sin identidad. De haber dejado de ser hombre. De no ser. Tenía la ontología del espantapájaros.
Se buscaba por dentro. Como si hubiese de consistir en lo que hallase en su interior. Y en su interior se había instalado la nada.
Daba vueltas en torno de sí mismo. Volvía del revés sus bolsillos más íntimos y no encontraba más que basurillas. Extenuado por la búsqueda, al fin se percató del problema. Estaba lleno de vacío. Había perdido el alma. Era buena persona pero se había convertido en un desalmado. Carecía de alma. Tenía de ella solamente el barrunto que le impelía a buscarla. Como un hueco que pretendiese, de nuevo, ser ocupado. Como, de modo tan natural, la sangre busca las heridas y el agua encuentra sus regatos.
Yo creo que lo único que le quedaba era su ángel de la guarda. Un ángel, por otra parte, destruido moralmente, como arrepentido por las consecuencias de algo que atribuía a descuido suyo. A su angelical negligencia profesional. Y se dispuso a hacerle de alma alterna y vicaria, extremando sus capacidades como antena, en el intento de captación recuperadora de aquella, la original y propia, que se había esfumado como el “pneuma” de los griegos, aquel airecillo ático de las islas.
El hombre no había muerto. Lo lógico era que el alma regresara a su cuerpo. A su almario. Se había perdido un espíritu. Simplemente. Nadie sabe cómo. Lo razonable es que el alma volviese a su nido. Y que el ángel pudiera descansar. Y servir, de nuevo, a una criatura compañera necesitada de custodia. Como Dios manda.
El problema era singular. Pero no había que desanimarse…
Dices bien, querido Luis, sin alma no somos nada. Nos quedamos sin identidad. No somos ni sentimos.
No hay nada dentro, que verdad tan grande, sólo vacío. Caray, se había convertido en un desalmado, esa palabra que tanto nombramos, pero que nunca caemos en su etimología: que no tiene alma. Que cierto.
Y su ángel, en su bondad, se hacía responsable de este desalmado, y esperaba, en su dulce profesión, que regresara su alma a su almario, que deduzco que será el armario del alma.
Sencillo, bello y, desgraciadamente, frecuente. No seamos desalmados…
Gracias, una vez más, amigo Luis.
Acerca de la perspectiva budista de Dios. El Dr. John Noss declara, «no hay ninguna Persona soberana en los cielos manteniendo todo unido. Sólo existe la unidad personal última del ser mismo, cuya paz envuelve al yo individual cuando deja de llamarse «yo» y se disuelve en la pureza anodina del Nirvana (perfección), como una gota de rocío se incorpora a su mar maternal.»
El Nirvana no es un lugar, como el cielo, sino más bien un estado del ser.
Después de esta breve introducción, creo que el alma no muere, se trasmuta y perfecciona.
Según la creencia hindú: después de la muerte uno vuelve a la vida terrenal en una forma de vida superior o inferior según sus obras buenas o malas. De ahí que haya personas más avanzadas espiritualmente que otras.
“La ley de causa y efecto” en la vida de una persona, es decir; cosechando lo que uno ha sembrado.
No hay forma de probar esto, como tampoco hay forma de probar la existencia de Dios. Todo corresponde a un sentir. Personalmente me atrae la filosofía de las almas maduras y las almas incipientes, sería una posible explicación filosófica al porque de la maldad o la bondad humana.
Gracias Luis, por invitarnos a la reflexión.
Lo de “la ontología del espantapájaros” me ha transportado al Mago de Oz. En literatura un espantapájaros puede hablar, pero no tener cerebro; un hombre de hojalata, no tener corazón; y un león, no tener valor. ¿Por qué no iba a haber un hombre sin alma y un ángel desconcertado? Para mí es un desafío para el comienzo de un cuento o una novela.
Lo del “almario” es sugerente y una gran greguería.
Espero impaciente ver como sigue.
Efectivamente Sr Galbis, un Honbre sin alma sería un hombre vacio, sin nada, sin señas de identidad, un ser que no conocería la diferencia entre el bien y el mal ,abocado a una existencia en soledad porque probablemente ni Dios ni el mismísimo Diablo se acordasen jamás de El en el mismo momento de su muerte.
Un ser humano sin luz, ni energía y seguramente también desprovisto de Amor,una especie de Dorian Gray reflejado en el espejo de su propia degradación moral.
Pero en ese caso la pregunta es evidente ¿ de verdad se puede perder el alma Sr Galbis?
Yo prefiero creer que el alma es eterna e inmutable,es la esencia del ser humano y no se puede perder nunca porque es la parte que somos y la que no nunca podemos dejar de ser,de existir.
Algunos profesan que el Hombre carece de alma, solo tiene conciencia, que la verdadera alma está en nuestro cerebro y que solo cuando este se deteriora por la demencia,el Alzeimer u otra enfermedad neurológica irreversible perdemos nuestra identidad,dejamos de ser nosotros mismos y en ese momento perdemos de alguna forma nuestra propia esencia.
Desde este punto de vista si el ser humano es una combinación de lo bilógico(cuerpo)y de una inteligencia racional y emocional que alberga en el cerebro,entonces para qué preocuparnos por el alma y mucho menos por su salvación si esta no existe.
No obstante si aceptamos por un momento que nuestra alma pueda residir verdaderamente en nuestro cerebro , no cabe duda que viendo el comportamiento aberrante del ser humano sobre sus semejantes, está claro que muchos carecen de ella.
Malos tiempos se avecinan para los ángeles custodios Sr Galbis, se les acumula la faena de sus protegidos.
Qué delicia señor Galbis, veo que ha decidido ampliar el campo temático de sus artículos. Eso está muy bien según mi modesta opinión, porque por muy bien que se digan o escriban las cosas, quedan vacías cuando no hay nada que decir. Quedan desalmadas.
Ayer nos deleitó con su artículo sobre las izquierdas titulado igualdad y libertad. Y hoy nos habla del tormento de un hombre, aunque, dada su religiosidad y mi ateísmo la terminología varíe.
Ayer renunciaba usted al izquierdismo radical de Jesucristo a cambio del amaneramiento humano que se ha hecho con su doctrina a cambio de bienes y poder. La izquierda, entendida como organización sí puede estar en crisis o desaparecida, pero, señor Galbis, en pensamiento e intención de vida cada vez está más vigente, y así debe ser por la cuenta que nos trae. Incluso me pareció usted un poco republicano ayer.
Hoy nos habla de un hombre hundido, como todos los hombres en algún momento de la vida.
Permítame que use la terminología acorde con mi forma de ver el mundo, a su «alma» yo la voy a llamar esperanza vital.
La esperanza señor Galbis se puede perder por diversos motivos, lo importante de perder la esperanza es poder recuperarla, y, para ello, existen a su vez otros diversos motivos, pero voy a destacar uno. La meta.
Tal vez, el cerebro de ese pobre hombre esté tan manipulado y las metas que esta manipulación le impuso sean demasiado elevadas. Quizá una vida entera dedicada a una mentira le impida ver la verdad, la sencilla verdad, que hay que vivir para morir.
Vivir, como usted sabe, no es más que un continuo caer para levantarse. Ocurre que, a veces, pensando en almas y ángeles pretendemos, porque así nos lo han contado de niños, ser seres que no somos, seres celestiales, cuando nuestro mundo, nuestro cuerpo y nuestras circunstancias son terrenas. Así se llega a la angustia provocada por el hundimiento personal, ese que te hace mirar a tu alrededor y, o te hundes más en la mentira vital o descubres que realmente estás vacío, pero no ahora, siempre lo has estado. Esa razón es la que radicaliza a tantas personas hasta abocarlas a la locura que supone haber vivido en una falsedad.
No busque a su angel de la guarda, busque la verdad señor vacío, casi siempre es más dura que seguir el camino de la mentira, pero es mucho más reconfortante. Si dios hubiera querido seres celestiales nos hubiera creado ángeles, pero nos creó personas por algo.
¿Qué hizo a ese señor pasar de buena persona a persona vacía? ¿Acaso no entro a la mentira de su vida con la mejor de las intenciones? ¿Acaso no fue viviéndola donde se vació su esperanza?¿Acaso sólo necesite ver la vida real para tener esperanza de nuevo?
Un placer leerle señor Galbis, un verdadero placer.
Gracias, D. Luis, por darnos la oportunidad de considerar estos temas trascendentales (aunque permítame decirle con todo respeto que a mi parecer abusa un poco del motivo ‘ángel de la guarda’).
El sentido del ‘perder el alma’ que usted trata bellamente en este artículo me parece que es el de ‘pérdida de humanidad’, un modo de actuar carente de valores morales básicos compartidos por la conciencia de la Humanidad: maridos que maltratan a sus mujeres, padres que abusan de sus hijas, personas que venden a sus propios amigos, políticos que saquean los recursos públicos, altos ejecutivos de anónimas sociedades multinacionales que saquean y empobrecen sin compasión las riquezas y esperanzas de ciertos países, tirititeros de organismos económicos internacionales que diseñan e imponen criminales ‘políticas de ajuste estructural’, previo endeudamiento inducido por astutos ‘sicarios económicos’, que desmantelan clases medias y estados del bienestar… Qué triste y larguísima lista, ¡de dónde este exceso de mal…!.
La revelación bíblica nos descubre que el ser humano no sólo puede perder su alma (su humanidad, en el sentido aquí usado), sino también su espíritu, pues el ser humano está compuesto de estos tres elementos: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; Y TODO VUESTRO SER: ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO, sea guardado…! (1Tes 5:23). Pero sería largo tratar esto aquí ahora…
Sí quisiera dejar constancia de que hay otro sentido de ‘perder el alma’. Teniendo en cuenta que el término griego ‘psiqué’ se traduce indistintamente en castellano como ‘alma’ y ‘vida’, veamos lo que dijo Jesús:
“Y llamó a sí a la gente, juntamente con sus discípulos, y les dijo: —Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma? Porque, ¿qué dará el hombre en rescate por su alma?” (Mc 8:34-37).
Luego Lucas completa las palabra que dijo Jesús, explicitando más lo que quería decir:
“Entonces les refirió una parábola, diciendo: —Las tierras de un hombre rico habían producido mucho. Y él razonaba dentro de sí, diciendo: “¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde juntar mis productos.” Entonces dijo: “¡Esto haré! Derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes. Allí juntaré todo mi grano y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, alégrate.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta noche vienen a pedir tu alma; y lo que has provisto, ¿para quién será?” Así es el que hace tesoro para sí y no es rico para con Dios” (Lc 12:16-21).
Cada fibra de nuestro ser, de nuestra alma, que no entreguemos a Cristo, se perderá…
Desde siempre, mi visión del alma ha sido : El alma no puede existir sin el cuerpo, razón por la cual no puede ser inmortal . Cuando alguien dice: Te quiero con toda mi alma, con todo mi ser,cuándo mueres dejas de ser?Existe la teoría en muchas personas que el alma no muere, que se convierte en espíritu.Nunca he creido en ese dicho.Siempre he pensado que pasamos a formar como parte de la naturalza, del tiempo y del silencio.
Luis, eso parece, que cuando uno es desalmado el alma no existe, pero Dios nos hizo así con todas las virtudes apelotonadas, sin desmenuzar como si no tuviéramos que utilizarlas, con sus envases correspondientes, con sus precintos de garantías en los que se reflejan que no tienen caducidad, lo que necesitan es ser conducidas por los caminos del amor y no por los de la iniquidad y cuando es este último, el camino el que eligen, sus ángeles se quedan perturbados porque su trabajo con estas almas está siendo frustrante, y siguen intentando sin descanso, abrir esas virtudes intactas que tienen sus patrocinados.
El hogar debe ser la primera escuela de las almas, ahí es donde debemos ir abriendo esos envoltorios de virtudes e ir desmenuzándolos para poder enseñar desde el amor a esas almas inmaculadas de envidias y bajas pasiones, el comportamiento futuro en la vida, que indudablemente estará salpicada de muchos sinsabores, pero que fortalecidas de esas enseñanzas de respeto y de amor hacia los demás, eviten ser almas sin alma.
El comerciante cuando saca sus productos a la venta, siempre procura esmerarse en que la mercancía que vende sea la mejor y la de más calidad, pues así se debe constituir el hogar, como la primera escuela y templo de las almas, donde sus virtudes luzcan con todo su esplendor, por tanto nuestro hogar debería de ser el que iniciase la paz del mundo, entre cuatro paredes, porque si no aprendemos nosotros la fraternidad entre nuestro entorno, difícilmente podremos evitar las almas sin alma.
Luis, nuevamente un abrazo.
Bella puga entre lo humano y lo divino. Alguien, que pierde su identidad, absolutamente, y cuyo Ángel, descreído, arrepentido, al principio, atribuye a su negligencia en el cuidado y protección, la caída del humano.
Bonita recreación, aunque, Luis, somos nosotros, siempre, quienes marcamos nuestro camino. La irresponsabilidad en las actitudes no es asunto que me atraiga, ni conforte. Ni sacie. Autorreconociemnto. Más allá de lo místico.
Gracias, Luis. Un breve relato que me deja el interrogante planteado de cosas muy vitales. Que es decir mucho…
Un abrazo.
Alicia, tienes razón de que la existencia del alma no se puede probar científicamente, porque de otra forma creo que sí, ya que todos hemos tenido, o sabemos de alguien que ha tenido alguna experiencia, que se le denomina extrasensorial, vinculadas a la existencia fuera de la vida material de fuerzas espirituales contactadas por personas que tienen esa virtud, porque creo que no solamente han tenido esa facultad las personas que la iglesia católica ha dado por buenas, sino otras muchas. Pues no sería posible que desde la creación del mundo, o para no irme tan lejos, desde la muerte de Cristo, casi nadie, solamente unos cuantos, hayan tenido el privilegio de tener contactos con las almas que pueblan el Universo-Cielo, además si esto fuera así no tiene nada de extraño, como tu bien dices, que las almas volvieran a renacer para perfeccionar su vinculo con su Padre Dios, por que al fin y al cabo somos parte de él, por tanto es verosímil que no tengamos una sola existencia, porque de tener solo una, podríamos morir en pecado y condenarnos de por vida, y eso es ver a Dios como un ser vengativo, y creo todo lo contrario que es un ser infinitamente bueno.
Creo que el alma debe ser como la luz eléctrica, la bombilla nos hace ver la luz (El cuerpo), si la bombilla se rompe (El cuerpo muere) la luz desaparece (El alma) pero si tocamos los filamentos recibimos una descarga eléctrica, por tanto a pesar de la rotura de la bombilla sigue estando intacta la electricidad (El alma) esperando que le coloquen otra bombilla para ver la luz., y Dios en este caso sería el núcleo central de donde emana esa fuerza vital que nos hace vivir y sentir.
Aunque todo lo que he dicho tampoco se puede probar, solo es mi modesta opinión.