EN BUSCA DEL CIMBORRIO
La semana fue propicia para andar por Zaragoza, consecuente con septiembre, ese mes inflexivo que nos conduce hacia el cambio de año con su luz y temperaturas menos agresivas. La cartera pesa cada día menos. Al contrario que los cuerpos tras el verano, con perfiles más redondeados. De modo que convenía no terminar de sangrarla, la cartera, digo, y exprimir, siguiendo el renovado espíritu de la “gaviota” de “austeridad en el gasto” en todos los pueblitos de España, los pocos días vacacionales de que disponía. Una visita a Belchite, para rememorar la infamia de la batalla del 37, dibujada entre sus estructuras derruidas pero milagrosamente conservadas, que representó una especie de viaje en el tiempo hacia el horror; un par de vinos afrutados, de esos que entran como el agua, castos, inofensivos, como llamándote, seduciéndote… pero que te abandonan a la suerte y a la pericia de tu equilibrio tras el vaciado de una botella, en Cariñena, ¡dónde no!; un paseíto en barco, y otro en bus turístico, por la capital maña, escuchando por los auriculares a una cachonda narradora de la historia, logros y cuitas de Zaragoza… Y algo más: ver un cimborrio. Sí, no pido demasiado, ya lo sé. Rarezas que uno tiene. Y no piense mal, lector, por más que suene “confuso” soltarlo aquí y así. Lo del cimborrio.
El cimborrio, grito “pelao”, es una estructura, con forma de torre, que sirve de base a la cúpula, cuadrada u octogonal, y que además permite la entrada de un chorro de luz en el interior de la Catedral. Y que supiera, en Zaragoza, sólo la Catedral de La Seo (San Salvador), situada a escasos metros de la bellísima Basílica de Nuestra Señora del Pilar, disponía en su interior de esta estructura. Quería y necesitaba verla. Además, sería una actividad, amén de ilustrativa, respetuosa con el medio ambiente de mi cartera, que al tercer día, por cierto, ya empezaba a enemistarse con algunos precios de la ciudad. La Catedral de la Seo conoció varias remodelaciones y ampliaciones en los últimos siglos, de manera que, exteriormente, no insinuaba la grandeza que dentro dormía. Una vez en la puerta, de sopetón me abofeteó la primera sorpresa: Entrada, 4 euros. ¡4 euros, por entrar a la Casa de Dios!, pensé. Como no soy de discutir, decidí algo mejor: ¡me hago beato. Sí, por media hora! “¿Cuándo es la misa?”, interrogué sin vacilar a una especie de guarda jurado que, incrustado sobre el suelo como si de una estructura más del lugar se tratara, obstruía mi entrada. “Mire el papel”, contestó desganado (hacía calor, en su descargo, añado, y además iba muy trajeado), mientras me indicaba con su índice el lugar. Me acerqué. A las siete. Estupendo, eran las seis. Una cervecita… y a ver el cimborrio, con el Padrenuestro de por medio, si fuera preciso, hasta con voz de soprano.
Una vez dado a lo lúdico, cervecita en mano y mensajes de móvil tranquilizadores a la familia, se me fue la hora. Como de costumbre. A las siete y diez, llegué, a La Seo. De nuevo ante el “guardián”. No pasa nada, me dije, por los diez minutos. Otra vez, solo una hora después, volvemos a encontrarnos. Me reconoció. “Es el que no quiso pagar los 4 euros”, creo leer en la expresión de sus ojos. “Vengo a misa, buenas tardes”, le digo, regalándole mi sonrisa, aunque él sabe que ni yo me lo creo. “No puede ser; ha empezado ya”, repone, sobrio, diría que enojado. No tengo margen, balbuceo…; mañana vuelvo a casa. Debo rehacerme. “Óigame: ¿Es acaso esto una obra de teatro, una película… una ópera que no admita la entrada una vez iniciada? Estoy de viaje y deseo entrar a misa de siete”, le contesto ya sin asomo de simpatía. A veces uno debe vestirse por los pies, me recuerdo para subirme la autoestima. Como un “abracadabra”, la estructura humana cede, se repliega ante mis mágicas palabras… y entro, al esprín, hecho un cohete, sin concederle reacción. Una vez dentro, siento un sobrecogimiento brutal. Es espectacularmente grande, lustrosa, allá donde mires. Absolutamente acomplejante, para un humano. Presiento tras de mí, los pasos del guarda jurado, que busca cerciorarse de que no voy de fisgón-gorrón, sino que solo es la fe la que a ese lugar y a esa hora me conduce. Me llegan ecos desde el fondo de la catedral, y hacia allí voy, buscando el lugar del oficio, sin apenas mirar en derredor.
Lo demás, poco importa. La homilía se columpiaba en las alturas, trepando por aquellas columnas diseñadas por dioses, perfectamente armónicas, estéticamente incomparables, con didactismos de la “paja en el ojo ajeno y la viga en el propio”… Quince ancianas y yo, no había nadie más en aquel vasto mundo de riquezas, escuchando al cura. Al terminar, me entretuve contemplando una capilla que parecía haber sido quemada tiempo atrás. Una voz me interrumpió: “Debe salir, señor”, escuché decir a una mujer bastante mayor que yo. “Hay una boda. Privada, por supuesto”, terminó su frase conminatoria. “Podría indicarme, señora, dónde se encuentra el cimborrio; solo será un momento”, repuse. “Mañana; ahora hay boda. Si es tan amable…”
Y salí, sin ver el cimborrio; que lo había, seguro. Y convencido, entre otras cosas, de que Jesús, el Hijo de Dios, me hubiera mostrado esa estructura, sin cuatro euros de por medio… y aun con boda golpeando a las puertas.
Claudio:
Que mano tienes para escribir,mis felicitaciones.Te agradezco estos escritos tan buenos,no hay ya tantos escritores que con esa soltura y seguridad nos lleven a traves de la pluma a donde quieran llevarnos como tu.Es don y disfrutalo con los que como yo,estare esperando tu proxima entrega.
Muchas gracias por el ratito.Asta la proxima.
Atila.
Estaba preparado para ir a descansar, después de un día de trajines y prisas nerviosas, por la acumulación de avatares, atasco en el cuarto de baño, pinchazo de la bicicleta en plena escalada, recogida de nietos del colegio, compra de viandas de fin de semana, y cuando estaba sentado en la cama para dejarme llevar por mi ángel de la guarda, este sigilosamente para no alterar más mis nervios, me dice que tú te has manifestado en este medio.
Enciendo el chisme, y apareces tú, como siempre enseñándonos un bello relato de tus vacaciones, pero, hete aquí, que me desconciertas, al estar buscando el Cimborrio dentro de la catedral, que yo creía que era el fruto del nenúfar , pero no, era otra cosa, un cuerpo cilíndrico que sirve de base a la cúpula, pero bueno Claudio, al fin y al cabo las dos cosas eran de Dios.
Si en vez de “acompañarte a la salida” la señora, hubiera sido Jesús, tu felicidad hubiese sido inmensa, por que lo hubieras conocido personalmente, por que hubieses contemplado el Cimborrio y además seguro que hubieras participado en el evento matrimonial.
Claudio, toda la culpa la tienen 4 €.
Un abrazo
Hermoso relato, hijo. Muy bello. Y me alegro que guste a otros comentaristas que conmigo no son tan benévolos. Enhorabuena, hijo.
Gracias por este otro rato amigo mío. Como siempre es un placer, esté uno es consosnancia con lo leído o no y vale la pena disfrutarlo.
Sobre el cimborrio, ese nombre lo guardo para mis amistades del ramo de la construcción, promete el término algunas risas, te voy a decir que nunca entenderé porqué la iglesia católica tiene que cobrar por algo que no es suyo.
Te informo de que está construido , ese en particular, sobre los restos de una mezquita y que a finales de siglo pasado nos costó a los españoles, ( a tu cartera también) mas de dos mil millones de las antiguas pesetas que soltó religiosamente, nunca mejor dicho la diputación General de Aragón.
Vería bien que esta cobrara entrada para sufragar los gastos, pero que lo cobre un estado extranjero y nos toque pagar a los nacionales me choca con eso de la lógica, ya sabes que de fe voy escaso.
En fin, si quieres cimborrio amigo Claudio ya conoces el dicho, a Dios lo que es de Dios, (ese búscalo en tu interior) y al Cesar lo que es del Cesar, (a ese págale los 4 leuros para su Cesar particular, la iglesia).
¿No sería lógico que los bienes históricos que la iglesia no puede mantener pasaran a manos estatales? Al fin y al cabo el estado es que los mantiene en pie, la iglesia, como siempre, sólo hace negocio con ellos.
Amigo Clasudio,tu relato envuelto en un humor ácido demuestra que has sido una víctima más de la mercantilización del turismo cultural en nuestro país.. Hoy culturizarse aunque sea simplemente contemplando un cimborrio cuesta dinero. Nada está exento de las aportaciones solidarias del noble ciudadano para mantener nuestro Patrimonio cultural y artístico y mucho menos en tiempos de austeridad de los que no se salva precisamente tampoco el Ayuntamiento de Zaragoza.
Quizás deberías haber entrado en la Iglesia con otro talante más propenso a admirar la monumentalidad por un precio módico,uno de esos donativos anónimos que nos hacen sentir bien al final del día o simplememte recordar el mandato bíblico de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Quizás tu cervecita de espera o el bus turístico o tu generosidad en el cepillo te resultasen más caros que los 4€ que te pedían por la entrada, quien sabe,no voy a criticar tus prioridades vitales como hacen otros, lo que si estoy seguro es que la misa para la boda debió de ser mucho más cara que ver un cimborrio y alguien tuvo que pagarla.
Yo no se si esto te ocurre a menudo o forma parte del anecdotario de tus vacaciones pero a mi normalmente cuando piso una Iglesia siempre me cuesta dinero de una forma u otra,vamos que no es necesario a veces ni que la pise, ya el pobre(y no de espíritu) que suele haber en la puerta me indica iirremediablemente el camino de la cartera. Estar a bien con Dios cuesta dinero y estar a bien con uno mismo a veces también.
José Fernando tiene razón, Claudio. Es tu estilo y te caracteriza, aunque noto cierto regaño cariñoso en su comentario por no haberte gastado los 4 euros y por la inventiva de tu personaje; el guarda. ¡Vaya por Dios!
A muchos nos gusta escribir pero pocos lograremos un estilo propio. Nos movemos aquí y allá, sin fijar nuestro rumbo, más pendientes de las ambivalencias del estado de ánimo, que de la fidelidad literaria.
Condensas tu artículo para formar una novela breve a la que no le falta ningún aditivo. Y eso es complicado cuando el espacio es reducido y hay muchas cosas que contar.
Tu texto corretea entre la forma sutil de los artículos periodísticos, la abstracción particular y determinados fragmentos prácticos y realistas.
Homogéneas enlazando sin sobresaltos los albores del pasado, con la lógica frialdad del presente.
Consigues implicar al lector en tu vivencia narrada. Desde fuera, pareciese que estuviéramos a tu lado, acosándote vía telepática a pagar los 4 euros y conocer el dichoso Cimborrio. Con las ganas de leer tus percepciones, “cimborrianas” nos has dejado.
Dicha palabrita poco romántica se las trae, pero seguro que le hubieras extraído contenido.
Tus artículos son inconfundibles. Podríamos dejar a la vista varios relatos sin nombre y el lector sabría cual es el tuyo. Tienes un sello que te identifica y eso te hace único porque es el sello del éxito.
Parafraseando un dicho de mi abuelo: si la cultura te parece cara, prueba con la incultura.
¿Cuánto de dejaste en el cepillo, y quéte costó la cervecita de la espera y los mensajes de móvil? Una cerveza te la puedes tomar en Novelda, pero el cimborrio solo lo podías disfrutar allí ¿Cuántas vidas se cobró el cimborrio de los antepasados del que te quería cobrar los 4€? Al parecer a alguno de sus espíritus no le vino bien tu estrategia. La Casa de Dios, no es de piedra y es gratis, pero el cimborrio es fruto del sacrificio de unos hombres. En Novelda por 4€ creo que solo te da para un cubata en un pub.
Lleva cuidado cuando describes lo que piensan tus personajes “…guarda jurado, que busca cerciorarse de que no voy de fisgón-gorrón”.
Y del estilo literario no te hago comentario. Es el tuyo.
Un abrazo.
Charly
Muy bien escrito. Increible.
Tienes razón, a mi me pasa igual. Da rabia pagar por entrar a una Iglesia.
Pero descubro, que en esta vida todo cuesta dinero, mantener semejante edificio, luz, agua…
Hola. Muy ameno y realista tu relato. Realísta porque el ir haciendo turísmo cultural te puede salir por un ojo de la cara, y si la ciuadad es ríca en cultura (pondré como ejemp, Toledo), llevate una fiambrera pa comer no sea que sacies tu «hambre» cultural, pero de la otra, te quedes más seco que la mojama. Me ha gustado mucho el toque de humor que le has puesto. Gracias.
Lo de los 4 euros, es una metáfora. Pura chorrada. Aunque real, pues existía…
Símbolo, al fin y al cabo, por el trato que supone que la Iglesia Católica, en el momento de pretender adentrarme en su Casa, me exige como pago para acercarme a Dios. A mí y a todos. Repito: puro símil. ¡Qué más me da a mí paga 4 euros, por favor!
Charly: Hay infinitas cosas que valen más que 4 euros. Por favor. Creo que has caído en lo anecdótico, en lo periférico, en lo fácil y trillado… si me permites la devolución a tu comentario.
El artículo, aun escrito en tono irónico, o despreocupado, no deja de hincar los tentáculos en la «ofensa» que para mí supone que en la Casa de Dios se me obligue a pagar por entrar. Capital en el artículo. Tanto me da, que si 4 o si 400 euros por ver el cimborrio. Es el sinsentido, Charly, que intuyo que no has captado. ¡Y claro que fueron los hombres lo que lo hicieron, el cimborrio!, venga, ¡y no los dioses! Estaría bueno.
No los 4 euros, me importan, entonces. Cervezas, en Novelda, las hay, claro… Y llamadas de móviles, son más caras. También. Pero eso no es la Casa de Dios, Charly…
Oye, que tuve al tipo ese de guarda jurado siguiéndome hasta que me senté, cerciorándose de que no oteaba el lujo existente, de manera gratuita; fijo, no exagero, en serio… Mercadeo. Lo quieras o no. De eso hablo. Y la ropa, el fútbol o la cerveza, en Zaragoza o en Novelda, me importan un bledo. Pero con asuntos de Dios, ya algo más me escuece que me hagan sacar la cartera…
De eso hablo.
Juan: es un mercadeo. Absoluto.
¡Una boda privada! ¡Fuera de aquí! He dicho..
Me dijo el guarda jurado ese, que con malas pintas y modos nos atendió: Jesulín y cuatro más, hacen bodas privadas por la Iglesia en España. Concluye tú. La pela, parece.
Que no sólo es de los catalanes la fama, diría…
Por cierto: en ese mismo momento, en la Basílica del Pilar, dos bodas, simultáneas, se celebraban… con perifollo de público turístico y anónimo incluido. Gratuitamente, sea dicho. En ese mismo momento. Insisto.
Conste.
Decía que felicidades por la literatura. Pero que sentía, por empatía, como humano, que después de todo el periplo, te quedaras sin verlo, amén de tener de hacerte “beato por media hora”. Eso es todo. Y por empatía, me gustaría leer el artículo del guardia jurado en Zaragozadigital. Pobre hombre, lo que tienen que aguantar. Para eso le pagan dirán algunos.
Y lo digo de buen rollo. Por diversión literaria, podrías escribirlo tú. Ese es un buen desafío: verte a través de sus ojos.
Un abrazo.
Charly
Querido Wifredo rizo chico de guzmán:
Respecto al comentario 14.
En mi caso, me interesaba más la anécdota; el fondo es demasiado tópico para comentarlo, no me apetece. Mis comentarios se pueden limitar a lo que mi libertad me concede sin condiciones, aunque no sean los de la intención del autor. Es lo que tiene publicar en un lugar donde se invita a opinar y se disfruta de libertad de expresión.
Yo también te respeto y te mando un cordial saludo.
Charly
Es verdad, tienes mucha razón Wifredo.
A JOSE FERNANDO: Estás en tu perfecto derecho a quedarte en la anécdota. Eso faltaba, que yo osara quitarte ese derecho.
En cuanto a que el fodo es demasiado tópico, ahí si que no coincidimos. En absoluto.
Pero la bendita libetrad de expresión es eso, discrepar o coincidir. Cada un según sus exigencias o limitaciones.. Ahí no entro. No soy quien.
Recibe también un cordial saludo.
Los 4 E se cobran para ver el Templo de manera museo.
Acercarte a Dios es gratis; Confesiçon, Eucaristia, Oración, mortificación por los otros..
Dios se da gratis et amore.
Pero resulta que, por suerte o desgracia vivir no es gratis, a vosotros como a mi nos cobran pr todo, Los Sacerdotes tambien comen y pagan la luz.
Ahora, eso si, acercarte a Dios te puede salir muy caro: El te lo pide todo. Cada uno, desde su libertad sabra que hacer.
Charly: si vamos de bufa, o de chorreo, que diría el ex presidente del Madrid, empieza por ahí, y todo aclarado.
El próximo día pongo un chiste y nos echamos unas risas.
Verás qué bien lo pasamos…
Querida Lola, conozco muy bien a mi hijo, eso faltaba. En ese momento, insisto, en ese momento, Claudio no pretendía acercarse a Dios. Sólo al dichoso cimborrio (vaya nombrecito).
Y todos sabemos, Charly, que construir un cimborrio vale un dinero, incluso vidas, dices. Él no iba a la Casa de Dios, iba a un templo donse se venera a Dios y consideró que ir a su casa terrenal (la que nos inventamos los hombres),no tenía porque ser un sitio de pago, como si fuera un cine o un concierto. Ya sé que pagamos por ir a un museo, pero allí se exponen obras pintadas o esculpidas por artistas. Que se cuantifican en euros. Pero la casa humana de Dios…
Sé que a Claudio le trae sin cuidado 4€. Lo sé por experiencia, me cuesta mucho invitarle y siempre lo acepta a regañadientes, abusando yo de la autoridad moral que me da ser su padre.
A caludio le molesta el mercadeo con las cosas que más cerca, para los practicantes, deben estar de ellos. Nada más. Cuestión de principios, no de euros. Por Dios, y nunca mejor dicho,os habeis quedado en la anécdota,no en el fondo.
Un cordial saludo a todos, absolutamente a todos, incluido alguno que me persigue.
A mi me gustaría saber demonios tiene que ver la iglesia con dios. O la Cocacola con la navidad.
París -el cimborrio- bien vale una Misa.
Estoy en sintonia con el comentario 18 (José Fernando) . En el fondo tampoco estoy deacuerdo con Claudio pero quiero reconocer que escribe muy bien
Pues muchas gracias a todos los lectores/comentaristas, desde Atila, que fue el primero, hasta Ni rick ni rock, que ha sido el último en añadirse a la lista.
Gracias por vuestras palabras, pero sobre todo, gracias por el debate. Ha recibido el texto aportaciones realmente interesantes y llenas de luz.
Muy agradecido por el tiempo dedicado y por las observaciones aportadas. Ha sido un gustazo.
Gracias.
Te llevarías una sorpresa de saber los socialistas que creen en Jesús, aunque tú creo que tienes ya la mente tan lavada, que socialista para tí es sinónimo de ateo, y no conozco, te lo juro, que Claudio sea o no socialista.(Si tu eres católico intansigente, eso no te da autenticidad de creyente) o a lo mejor estás de cachondeo, si es así, perdóname.
Nada,nada,que el tal cimborrio tenia que haber sido ATEO Y SOCIALISTA……
Constructor,mi comentario NO tiene nada que ver con
Claudio y su escrito el cual me gusto y respeto,me referia a las opiniones de algunos comentaristas a los cuales tambien respeto su ideologia politica y su relijion,tu respeta mis comentarios como yo respeto los tuyos ,i axina anirem be……