PACO, NO PUEDO
Hoy hace un año del final de los tuyos. De aquella segunda Pascua en que crucificaron vuestras vidas. Todo y nada sigue igual. Como si no hubiera pasado nada. Nos despedíamos por última vez, con un hasta pasado mañana en que yo, iba a presentar un libro en la Casa Museo Modernista. Ignorando que aquel pasado mañana tendría ya lugar, cuando Dios disponga, en el Cielo.
No puedo. Me han matado a mi madre en mi hermano Paco, compañero del confortable templo en que nos formamos. Me han vaciado por dentro de sangre hermana, de raza comulgada y común destino natural. Han matado a mi amigo de la infancia. A mi socio. A mi compañero de sangre y cromosomas.
Nuestra madre, huyendo de los bombardeos y la guerra, por mil caminos, nos hicieron amigos, amigos únicos e itinerantes, a Daniel, Paco y Luis, por las españas que se mataban, fieras, mientras jugábamos. Ayunos de colegio durante tres años, ajenos al trato de todo niño nuevo y distinto. Alicante, Villena, Barcelona, Marsella, San Juan de Luz, Berástegui, Salamanca, Candelario, Málaga y Álora. Vuelta a Novelda y, al final, Madrid. Y los niños necesitan niños para su oficio de jugar. Las chapas, las bolas, los cromos y el balón eran nuestra tarea infantil y excluida, mientras aquello ardía. Y tú, en lo del balón, no eras muy habilidoso…A todo lo demás nos ganabas a Daniel y a mi, mas listo y práctico. Y ponías más interés. Ya apuntabas al ganador nato que fuiste. Y no nos jugábamos nada. Era por el prurito de la victoria, por el orgullo de ganar.
Me han matado al amigo y hermano con el que fui Bermarmol durante tantos años, socio él de mis ideas, tributarias celosas de su empresarial talento, ambición y genio. Nadie ha sabido comprar y vender como tú, Paco. Comerciante nato. Empresario solo asomado al éxito. Fenicio noveldero…
Trabajamos el mármol como un prodigio y ahí quedó la escuela que ayudamos, absolutos pioneros, a fundamentar, con Daniel por otros rumbos, pero igualmente concernido y creador. Bermármol, él también, antes que yo, que estaba en Madrid mientras lo creabais, antes de llamarme a participar en la gran empresa…
La estructura del hombre puede ser fuerte y romperse en mil pedazos al menor soplo de naturaleza inasimilable. Yo podía con todo y ahora estoy maltrecho. Tú eres el muerto, Paco. Yo, el que no sabe cómo seguir viviendo. Me he quedado sin fuerzas y sin aliento. Me arrastra cada día, detrás del tiempo, necesitado de amor y calendario. A nada nuevo me hago y se acabó todo lo viejo. Ya no me quedan proyectos dignos de serlo. Los que tenía, muchos, han muerto el mismo día que tú. Te arrancaron de mí y en tu lugar hay ahora un hueco casi metafísico que no se llena con nada. Un abismo. Al que me asomo y no te encuentro: Ni a mi mismo me hallo. Eres una sombra en el recuerdo de una luz personal muy favorecida y bien apersonada. Un hombre grande y atractivo, triunfador y confortable. Prudente, sensato y espectacular. Hasta en la manera de morir…
Me rasgaron el alma en la carne tuya. Han despedazado mi sangre ofendiendo la de tus venas. Me han huerfanado, hermano, de tu porción de madre. De esa bendita madre a la que hicieron llorar, otra vez, en el Cielo, que no es sitio para llantos. Han matado mucha madre mía en su hijo y mi hermano, en tu ser humano, Paco, que empezó dentro de ella.
No me hago, Paco, hermano, a la situación. No me cabe en el alma ni se hace cargo de ella mi corazón. No puede ser, me digo, y, efectivamente, no es posible que sea. No es concebible la vida falto de ella. Tu vida y la mía eran parejas. Por tus venas corría mi sangre. Tu pecho, tan fuerte, se henchía con mi leve aliento. Nos hizo el mismo vientre santo y bendito Y si tú ya no estás, yo no se estar. El mundo se me ha hecho diversamente extraño. “Hay que seguir”, te dicen y uno preguntaría que cómo y de qué manera, desalentado, triste, agotado y confuso. ¿Cómo, si me han matado a mi hermano?
Se me han llevado un trozo enorme de mi vida. Y nos veíamos poco, relativamente, desde que vendimos Bermármol, tú en tu Serreta y yo en mi playa de San Juan, cada cual con su hermoso paisaje en torno. Nos separaban cuarenta kilómetros, pero nos relacionaba un pensamiento común y frecuente. Nos sabíamos cerca, solidarios, unidos por la casta.
No me hago a tu falta, Francisco Luis Beresaluze Galbis. Solo Dios sabe como arreglar este asunto. Pero debo ser torpe o no sé escucharlo. Mi contínua oración aún no me ha confortado con su piadoso remedio. Mi fe es grande pero esta trágica realidad no es ni expresable. Dios me ayudará; lo sé. Pero me da la impresión de que le está costando. Ni para Él es fácil una cosa así.
Qué Él os bendiga, Paco y Susana. En este absurdo y tristísimo valle ya no van cabiendo más lágrimas. ¡Y como sufriría nuestra madre, si pudo asistir a aquello, horrorizada, desde el Cielo!…Ahora estais con ella. Con ella y ante Dios. Nada mejor se puede pedir. Entre tanta maldad, ese consuelo… Dale un beso, Paco…Muy grande, muy grande. Y recibe tú, de mi, el mayor de los abrazos. Un abrazo grande. Tú eras fuerte. Un tiarrón. Yo soy una pura debilidad que ya no sabe ni llorar. Que se hace muy mal a seguir aquí, sin ti. Y a haberte perdido de esa horrorosa manera.
Hasta cuando Dios disponga, querido Paco hermano de mi alma….
No Coment Señor Galbis. Descanse en paz. Lo siento mucho.
Lo conocí cuando yo era un adolescente, le serví desde detras de una barra muchas tardes, años, les oía con interés todo lo que hablaban, el y sus compañeros habituales de tertulia, José María Cantó, José María el Tienda y otos. Para mi era como ver en persona la imagen del triunfo y del éxito, yo, de mayor, quería ser como ellos. Descansen en paz, los José María, Cantó y el tienda, porque Dios así lo quiso y Paco, porque unos desalmados asesinos así lo quisieron. Que injusta es la vida. Ánimo Luis.
No puedo más que comentar este artículo, primero porque es de un buen amigo y segundo y principal, porque habla de una persona a la que , de joven, admiré profundamente.
Su personalidad no cabía en Bermármol. Era, como bien dices, fenicio y noveldero. Yo, no sé si lo recordarás, siendo muy joven trabajé para Bermármol. Era comercial y abrí toda la ruta que, años más tarde, recogió tu hijo Lucho. Luego, superadas unas nimias e infantiles diferencias con mi padre, volví a mi casa, con los míos.
Pero Paco, tu querido Paco, dejó huella en mí, como en todos los que trataba. Era único, inigualable. Hace poco, unos tres años, comiendo en Batiste con mi madre y mi mujer, entró y me saludó. Habían pasado como 35 ó 40 años. No lo había olvidado.
Con su vil asesinato, dices que arrancaron un trozo de tu vida. Hoy, querido Luis, has tenido en tus brazos otro trozo de tu vida. Lamentablemente tu hermano no volverá. Ese pedacito de cuerpo lo vas a disfrutar, gracias a Dios, muchos años.
Ya sabes, Dios nos quita por aquí, y nos da por allá. Y a tí te lo ha dado.
Bueno, querido Luis, hay veces, y esta es una, que hay que tragarse el orgullo noveldero. Como lo sabías, bandido.
Un fuerte abrazo.
Vita mutatur, non tolitur. Porque la vida de los en Ti creemos, Señor, no ser acaba, sino se transforma; y al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna el el Cielo (Ex Missa defunctorum, Prefatio).
Bonitas letras, si señor. Aquel crimen causó gran impresión en los noveldenses, causó gran estruendo mediático, causo mucho dolor y pena en el municipio, pero todavía hoy no se ha dicho ni una palabra de que pasó. ¿Se ha conocido ya la verdad? ¿Hay alguien que esté pagando con la cárcel aquel vil asesinato? Si no es así, ¿por qué? Me gustaría que los asesinos estuvieran ya en la cárcel, y el pueblo de Novelda supiese que ocurrió y quién fue.
Lo siento muchisimo D Luis. Descanse en paz.
Juanjo, amigo: «Bonitas letras pero aun no sabemos nada. ¿Se ha conocido ya la verdad? Me gustaria que el pueblo de Novelda supiese que ocurrió—«
Da la impresión de que habla usted de algo que se está ocultando al conocimiento de los noveldenses, para quienes no son suficientes bonitas letras…
Y eso me lo dice a mi, en el dia en que llorro nuevamente el asesinato de mi hermano…El autor de las bonitas letras, insuficientes…Mis palabras serán bonitas pero las suyas suenan feo, sobre todo, para la familia hundida en el dolor. Conocer la verdad. Que el pueblo sepa…
Eso dígaselo usted al sistema, a la policia, a los jueces. Nosotros, que solo merecemos piedad, esperamos resignados, aunque lo que realmente importa saber, ya lo sabemos: Que nos quitaron a Paco brutalmente. …
Hoy es el aniversario de una jornada triste, de un zarpazo inconmensurable, inexpresable, como apuntas…, y que deja el rastro de un ‘adíos’ sin despedida, de un llanto sin alivio, sin entendimiento, sin razón.
Hace un año, cuando pasó esta brutalidad, tú y yo, ni nos conocíamos. Era cuando empezaba a enviar mis primeras publicaciones a Novelda Digital; y gracias en cierto modo a las palabras que cada uno leíamos del otro en este medio, y a la espontánea comunicación que iniciamos por medio del correo electrónico, nació una hermosa relación de amistad que con el tiempo no ha hecho más que enriquecerse, y enriquecernos.
El texto es una caricia con forma de lágrima, densa; una caricia que, lo sé, se elevará y viajará a donde sea preciso para ser sentida por su destinatario, sus destinatarios…, esos a los que tanto amas y que a buen seguro han estado a tu lado en cada una de las palabras de este texto.
Gracias, Luis, por este corazón tuyo, que tanto nos enseña cada día. Un regalo y una suerte, para mí, impagables.
Un abrazo.
Apreciado y querido Luis Beresaluze. Hoy desde mi casa que es la de usted aquí en Novelda, mi esposa y yo sentimos de corazón lo que paso aquel trágico día a su querido hermano Paco y Esposa, nos unimos en su dolor familiar, y rezaremos por ellos hoy en San Pedro.
Un abrazo afectuoso. Juani y José María Castelló.
Luis gracias por la semblanza , gracias por el recuerdo y gracias sobre todo por recordarnos a muchos esa persona que fue su hermano, no solo por ser noveldero o gran hombre de negocios si no porque los que le conocimos sabíamos que detrás de ese carácter orgulloso aparente y un poco chulesco (porque tenía presencia para ello), se escondía un gran corazón que no hacía distingos entre el y personas tan humildes como yo.
Y que decir de su esposa Susana, no puedo añadir nada que no ensalce su bondad y su sencillez que la hacía ser un ser especial.
Es cierto que hay momentos en los que no importa quien y porque pero a los que admirábamos a esta pareja nos gustaría que algún día esos desalmados que cometieron esa atrocidad pagaran el daño que hicieron.
Un saludo y gracias por el articulo.
ERA UN GRAN HOMBRE, POR FUERA Y TAMBIEN POR DENTRO. LO CONOCI EN UNA VENTA DE UN VEHICULO PARA LA FINCA Y EN LA VIDA HABIA HABLADO CON EL HASTA ESE MOMENTO. ME ENSEÑO PARTE DE LA CASA Y LA FINCA POR DENTRO. AQUELLO COMO BIEN DECIAS EN EL ESCRITO CUANDO SUCEDIO LO QUE NO TENIA QUE HABER SUCEDIO ERA SU PARAISO DE LA SERRETA. LO ENSEÑABA CON SENCILLEZ NO POR DARSELAS DE IMPORTANTE.
DESCANSEN LOS DOS EN PAZ
Gracias a todos.
A Olivares, por su breve pero hondo sentimiento.
A «lo admiraba» por sus juveniles receeuerdos tan llenos de interés.
A Wifredo, amigo por encima de lo que haya que remontar. Él y yo sabemos por qué me llama bandido…
A Juanjo, por su rabia justa y su curiosidad exigente. Y por su afecto afectado.
A Claudio, el gran Claudio, por su desmedido amor, nobleza, generosidad y maestsría.
A José María Castelló, por su confortador acompañamiento y sus oraciones.
A hjose, por su humanidad y reconocimiento. No era chulesco. Era aparatoso y tenía buena facha. Y humilde, hasta aprender bien el valenciano para hablar en su idioma con sus trabajadores, para que se sintieran cómodos con su jefatura.
A Javier por sus latines. Y por dedicar a Paco y Sunana su misa verpertina.
A Lola Cerezo por su expresivo y sentido pésame.
En la relación de agradecimientos he omitido consignar a la dirección de NOVELDA DIGITAL que me ha dado cancha ayer, cuando mis días son sábado y domingo. La ocasión lo merecía, pero es un detalle… Gracias, amigos.
También a Jesús, el del nombre bien puesto, que ha llorado comnigo, pero en privado, como lo hacen los hombres…