EL CURA Y SUS AFICIONES
Un sacerdote en Castellón ha sido cazado con 21.000 archivos de pedofilia. Algo así, en peso, a unos 600 GB. Ni mi ordenador tiene soporte bastante para tanta guarrada almacenada. Este tipo es un fuera de serie. Las homilías le deben dejar un tiempo infinito para la práctica de su “otra moral”. Tampoco, sea dicho, se ha lucido el juez que ha decretado su libertad provisional, por muy provisional que sea, en contra de la opinión del ministerio fiscal que reclamaba su ingreso en prisión. Vale que la presunción de inocencia ampare al desalmado, a éste y a cualesquiera que desbarren; afortunadamente, hay que probar para condenar, pero dudo que, así, a priori, algún feligrés despechado, alguna beata burlada o algún cártel de Medellín, le haya colado semejante tonelada de expediente delictivo y nauseabundo en las interioridades de su ordenador sin su excitada aquiescencia con el solo ánimo de emporcarlo. Pero algo de lo más lastimoso del asunto, más allá del daño a niños desprotegidos, sea la generalización que de nuevo va a envolver por unos días a todo el orbe sacerdotal, pues en España somos muy dados a hacer de lo particular, y más si es escabroso, y mucho más si es aberrante, una malla inmensa que atrapa a todo un colectivo que en la mayoría de las veces ejerce su oficio lo mejor que sabe y puede. Así que no encendamos el ventilador, que aún falta mucho para el verano.
Digo que el juez podría haber ingresado al guarrete. También provisionalmente, venga. Aunque sólo fuera por el riesgo de fuga. Yo, desde luego, de ser el interfecto con esa doble vida de sermonar en mi tiempo “oficial” y grabar la inocencia de niños en mis ratos libres, pondría pies en polvorosa, pero ya, y a otro terruño, a más remoto mejor, y a dispensar bendiciones de una vida recta y honorable, aunque fuera en lengua ignota, allá donde nadie pueda rastrear mis pasos ni donde la sombra de la ignominia me siguiese; con peluca, si es preciso, algo de tono en el rostro, tacones y tetas postizas con un modesto escote que no alertase a los mirones. Pero el párroco, así las cosas, si sigue en casa, paseando por las calles o tomando un café tan ricamente, mal lo tiene para exculparse (y disculparse) de un delito que le apunta desde todos los flancos y que dudo persuada de paciencia para un pueblo que se siente vejado en su más preciado bien. Nadie entra en casa ajena a rastrear la privacidad de otro sin autorización judicial que aprecie indicios suficientes, aunque no siempre resulten determinantes. Esto es angular en un Estado de Derecho. Así, muchos juicios se pierden por la inobservancia de alguna formalidad que echa por tierra el trabajo de toda una investigación de meses. Por eso, cuando el juez autoriza la entrada en morada ajena a las fuerzas de seguridad, rara es la vez que el pillo escapa por la ventana sin sentencia condenatoria.
Esta vez ha sido un pedófilo con alzacuellos. Pero uno. Y concluyo, repitiendo algo que me parece básico: no hagamos de nuestra capa un sayo, o sea, no extendamos la porquería de una herida al resto del cuerpo ni veamos metástatis en un foco aislado. Después de los delitos sexuales y de sangre, quizás sea este “delito de la generalización”, al que tan gustosamente recurrimos las personas, lo que más repugnancia me provoque como ciudadano. Seguro que Dios está enfadado. Y también, como nosotros, profundamente defraudado.
Con todos mis respetos, creo que usted tira la piedra e inmediatamente esconde la mano. Desde luego no le conozco y me agradaría saber que le estoy malinterpretando, pero hablar de una noticia, simplemente por el hecho de ser un sacerdote, con todos los miles de sacerdotes que hay en el mundo, y justamente después, pedir que no se generalice.
Personas malas hay en todos los lugares, hasta en la Santa Iglesia Católica, algo que demuestra como está actualmente el mundo. Pero aun así, lleva sobreviviendo 2000 años, los ataques que le llegan tanto del exterior, como los del interior.
Un saludo, y mil disculpas, si sinceramente, estoy equivocado.
Luis M, permítame una matización, la iglesia, sí es suya, con nuestros impuestos, desgraciadamente, la mantenemos, por lo demás, totalmente de acuerdo con usted.
Benedicto XVI ha pedido perdón por todas las atrocidades que se ha cometido en el nombre de la Iglesia Católica. La verdad que aparecen muchos casos, pero yo dudo mucho que existan tantos como se dice. Aún así, estoy totalmente de acuerdo con ustedes, en que hay que tomar medidas contra todos estos hombres, sean o no sacerdotes.
Quiero recordarle, que también es su Iglesia, aunque usted reniegue de ella. Digo de usted, porque aunque tenga todo el derecho del mundo a renegar de ella, esta nunca le va a dar la espalda el día que lo necesite, ya que la Iglesia Católica es mucho más de lo que se ve, cada acto que realiza un católico, por amor al prójimo, simplemente con el único propósito de recibir una sonrisa a cambio, está presente la Santa Iglesia Católica, y el amor de Dios Padre, aunque no lo entienda.
Así que le pido mil disculpas al Sr. Rizo, esperando que entienda que son tales los ataques que sufrimos a diario, con el único fin de individualizarnos. Ya sabe, la Cristofobia, la Ley de Memoria Histórica, la Ley de Igualdad, el aborto, la eutanasia, la prohibición del tabaco… que uno termina sin saber cómo interpretar algunas cosas.
Un saludo.
Al Sacerdote, como a todos los bautizados, se nos limpia el pecado original, no así las «vulnera» o reliquias que ese pecado deja en el alma. El Sacerdote, como cualquier bautizado, tiene que luchar toda su vida contra las insidias y asechanzas del maligno.
Si, lamentablemente cae muy bajo, como parece ser que le ha ocurrido al Sacerdote en cuestión, no es a nosotros a quienes nos corresponde decir si es más acertada o menos la prisión provisional. Jueces y Fiscales hay y para eso, entre otras cosas, están.
Un Sacerdote, como todo ciudadano presunto delincuente, está sometido al Código Penal y a la Ley de Enjuiciamiento Criminal de cada Estado.
Sólo el Sacerdote está sometido a otra jurisdicción: la Canónica. Existe un Codex Iuris Canonici que regula la vida y actuación de los clérigos. Tiene una parte penal que va desde el extrañamiento o alejamiento de su antigua Parroquia, de su Diócesis, incluso cambio de país, pasando por la suspensión «a divinis» y, en los casos más graves, la reducción al estado laical.
No pienso, Sr. Rizo que el Sacerdote en cuestión, esté en su casa tan ricamente tomándose un café. Yo, en su caso, no lo estaría.
En este momento lo que enfada a Dios no es el pecado de este hermano mío, que puede ya haber sido absuelto confesándose con otro Sacerdote, sino los juicios temerarios que, con facilidad, terminan en linchamientos: eso es lo que ofende a Dios Nuestro Señor.
Sr. Mira, no creo que Claudio Rizo, al que yo sí conozco, tire la piedra y luego esconda la mano, como usted dice. Simplemente llama la atención sobre una profesión o vocación que debería dar más ejemplo que cualquier otra y más en estos tiempos dónde en su Santa Iglesia Católica están floreciendo y sacando a la luz muchos casos de pedofilia. Vamos a ser sinceros, no dejo de admitir la gran labor que cierta parte de la Iglesia está realizando a favor de los desfavorecidos, pero no me negará usted que hay otro sector, que en estos casos, mira para otro lado. Además Claudio, en su artículo, insiste, generosamente para mí, en que no se debe generalizar, cuando estamos viendo que últimamente, están apareciendo muchos casos como el del cura de Castellón. Un saludo y todos mis respetos hacia usted y a su Iglesia, que no es la mía.
claro que no estará tomando un café tan ricamente, Sr. Pellin, porque lo han cazado!, pero si fuera su hijo el grabado no hablaria asi ni pensaria que un simple perdon de Dios es suficiente. Saludos. Comparto el articulo, que hasta lo veo moderado.
D. Marco Antonio: la condena canónica a la que me refería en mi aportación, no es sustitutiva de la penal y civil de los Estados, sino cumulativa,
En lo del «simple» perdón de Dios quizás se refiera vd. al Santo Sacramento de la Penitencia o Confesión.
Muchos quisiéramos obtener un «simple» perdón de Dios cuando estemos en el lecho de muerte si, el Gran Timonel, no nos ha eutanasiado antes.
La retranca del Sr, Pellín Muñoz con lo del «Gran Timonel» así como las chinitas del Sr. Mira, al recordarnos leyes emanadas del parlamento, pero que parece que ni a él ni a su iglesia gustan… Nos hace constatar que las ideas polvorientas de los caciques y dominadores de ideas y moralidades, siguen guarneciéndose en donde siempre estuvieron y nacieron; en esa Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana que habla mucho de luz, pero que como siempre; pone el foco en todo el mundo, deslumbrando a los demás, pero nunca así misma, ni pizca, no vaya a ser que se sepa todo lo que han ido ocultando a lo largo de esos 2000 años…
Sé, que hay muchos sacerdotes honestos y que lo dan todo por los demás, hasta sus propias vidas. Pero a la curia romana y a la iglesia española en concreto, hay que darles de comer a parte, y no precisamente pastelitos.
«lo que han ido ocultando a lo largo de esos 2000 años». Aquí, en estos comentarios, el único que ha ocultado algo es vd.: su nombre y sus apellidos. ¿A quién le tiene miedo? ¿A la Inquisición?