Anormalidad Democrática
Resulta impensable que en cualquier Estado constitucional, sus propias reglas de juego democrático queden empañadas por la desfachatez del lobby periodístico y de una parte de su clase política. Parecería altamente preocupante, el pensar que cualquier ley aprobada en referéndum por una parte del pueblo fuera intocable y exenta del control constitucional. Pues si, me estoy refiriendo una vez más a una trágica y gravosa situación que estamos viviendo los españoles, concretamente estos últimos días, pero que viene produciéndose desde, nada más y nada menos, que tres largos años.
Como dice el refrán castellano “de aquellos polvos, vienen estos lodos”, y para no perdernos, aquellos polvos fueron la desafortunada frase que nuestro Presidente del Gobierno pronunció en su día: “votaré el estatuto que venga de Cataluña”. Una frase impropia de un presidente que debería estar al corriente de la materia constitucional que subyace a la aprobación de cualquier ley en un estado constitucional y democrático. Toda ley debe ser ratificada por las Cortes Generales, en eso estamos de acuerdo todos, pero a continuación tiene que pasar un filtro de constitucionalidad que, casualmente, tiene encomendado el Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la constitucionalidad de TODAS y repito, TODAS nuestras leyes, vengan de la región española que vengan. De acuerdo estamos también al parecer, que el citado tribunal ha hecho una clara dejación de sus funciones al caer en la tentación de aceptar las presiones continuas que ha recibido desde todos los ámbitos y por ello haber alargado su deliberación tres años. Tres largos años en los cuales el Estatut ha estado en plena vigencia y que por ello ahora se plantea la deslegitimación de la esperada sentencia, sea en el sentido que sea.
Pero en mi opinión lo realmente preocupante en este asunto es la gran mentira, aireada por los partidos y prensa catalanes, de que todo lo que el pueblo refrende es intocable. Siguiendo la misma lógica podríamos pensar que si el pueblo aprueba, dentro del odio y el resquemor, una norma que propusiese “colgar” en la plaza pública a un asesino, ¿sería intocable?, ¿entraría dentro los límites constitucionalmente establecidos?, según esta gente está claro que sí. Por ello pienso que es lo más preocupante, porque se está esta haciendo un flaco favor a lo que de momento, denominamos Estado de Derecho, y porque nadie en su sano juicio puede pensar que esos políticos y esa prensa estén verdaderamente representando a la sociedad catalana. Para defender mi último argumento tan sólo hay que recordar cuanta abstención se produjo el día del citado referéndum, si eso es la opinión de la mayoría de la ciudadanía catalana, que venga dios y lo vea.
Para colmo de todo lo expresado anteriormente, no puedo dejar pasar la oportunidad y recordar las palabras de diferentes miembros del Gobierno sobre el asunto de los editoriales conjuntos en la prensa catalana y sobre su opinión en lo referente a la constitucionalidad del Estatut. Indigno tiene que ser un gabinete ministerial en el que la Ministra de Defensa defienda que el Estatut es totalmente constitucional y por lo tanto defienda que una parte de España sea una nación, pues señoras y señores, aunque parezca increíble eso lo dijo nuestra Ministra de Defensa, ¿de que defensa?, ¿de la nación española, o de la nación catalana?, indigno además un Gobierno presidido por una persona que en el día de ayer defendió la libertad de expresión de los medios de comunicación catalanes, cuando la mayoría de españoles pensamos que ese editorial conjunto sobrepasaba los límites de la libertad de expresión y se adentraba en el terreno de las presiones hacia uno de los poderes de este país como es el Tribunal Constitucional.