Artículo de opinión de Sonia Beltrán Pastor, Secretaria Ejecutiva de Comunicación Interna PP Novelda
El próximo curso empezará a impartirse en los Institutos de Enseñanza Secundaria la nueva asignatura. Pensada con la mejor intención, sin duda, pretende enseñar a los escolares valores democráticos y derechos humanos. Pero ¿eso no lo enseñaba ya la Filosofía y, más concretamente, la Ética?
La verdad es que las asignaturas de Filosofía y Ética tenían por objetivo no sólo reflexionar sobre los valores democráticos, si no más aún, dar las herramientas para la reflexión en general.
Con la mejor de las intenciones el Presidente Zapatero inventó (allá por el 2005) una asignatura para asegurar una sociedad pacífica, de respeto, tolerancia, libertad,… Entonces, algunos dijeron que era una nueva versión de “Formación del Espíritu Nacional”, pero la asignatura de la democracia busca que:
«… la educación debe contribuir a formar personas que puedan convivir en un clima de respeto, tolerancia, participación y libertad y que sean capaces de construir una concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma.»
Pero esta sociedad ideal no estará formada por individuos capaces de dudar y reflexionar. Lo que pretende la asignatura es ahorrarles a los escolares ese esfuerzo que supone la asunción de valores, ahorrarles el esfuerzo de la aplicación del espíritu crítico. Basta con aleccionarles.
Se les enseñará que hay que ser tolerantes con las opiniones ajenas. Pero no se les enseñará qué es la tolerancia y por qué debemos aplicarla, o cómo afecta eso la vida en sociedad. Y desde luego no se les enseña a preguntarse qué hay que tolerar y qué no. ¿Será que todo es tolerable?
Por lo visto, dicha asignatura es un adoctrinamiento en valores socialistas, respetables, claro, pero no por ello únicos valores posibles y democráticos, no por ser respetables son los mejores. Al menos así lo ha reconocido el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que obligará por sentencia a cambiar ciertas partes del temario de Educación para la Ciudadanía porque suponen una intromisión del Estado y un adoctrinamiento. Y el juez Garzón ha salido “al quite” para decir que la asignatura es tan básica o más que la de Religión.
Quizás por eso, porque es tan básica, nos sorprende que sea una asignatura y no un aprendizaje adquirido desde la infancia -y a lo largo de la vida- en el hogar. Observando a los adultos en el ejercicio del respeto, la libertad y la tolerancia; con todos los límites que estos valores democráticos tienen.
Evidentemente estos valores también deben ser adquiridos en la escuela, pero no porque se impartan de forma académica en una asignatura. Estos valores de respeto, tolerancia, participación y libertad deben ser aprehendidos en la escuela por la observación y el ejercicio, en todos los cursos y en todas las asignaturas.
Con esta asignatura se pretende enseñar a los adolescentes a ser ciudadanos, como si no lo fueran ya. O como si todavía no fueran buenos ciudadanos. Porque al parecer para el partido socialista la ciudadanía se inscribe dentro de unos parámetros perfectamente nítidos y su contenido puede ser adquirido a lo largo de unos cuantos cursos en la escuela.
Lo que nos enseña a ser buenos ciudadanos, o simplemente ciudadanos capaces de convivir pacífica y respetuosamente, pero con opiniones particulares, y creencias y esperanzas individuales; es el conjunto de aprendizajes de la vida (que durante los primeros años tienen lugar en la familia, sea del tipo que sea, y en la escuela) adquiridos por la experiencia y la reflexión de que se vive o se puede vivir mejor en una sociedad cuyos miembros ejercen su libertad respetuosamente, que son tolerantes con aquellas opiniones y actitudes que son dignas de ser toleradas…
Sobre lo que las familias enseñan a sus hijos no podemos decir nada. Pero sobre lo que se enseña en la escuela sí. En esta última, el Estado tiene mucho que decir y es por ello que desde el Estado se establecen los planes de estudio para asegurar un mínimo de igualdad de conocimientos que sean la base de una sociedad mejor a través de los ciudadanos que los poseen, no por los conocimientos en sí.
Los aprendizajes que la escuela debe aspirar a transmitir no son la simple acumulación de conocimientos que ofrecen las distintas asignaturas, si no la experiencia positiva de esos valores democráticos.
No somos ciudadanos porque sepamos Matemática o Historia, Lenguas o CC. Naturales. Somos ciudadanos, en primer lugar, por el ejercicio de la ciudadanía (lo cual muestra lo paradójico de la asignatura) y podemos ser mejores ciudadanos si, en el aprendizaje de esas asignaturas (a simple vista aisladas), hemos aprehendido las herramientas que nos pueden hacer mejores ciudadanos.
La crítica constructiva y la reflexión, para actuar conscientemente y asumir la responsabilidad y las consecuencias. La práctica en la participación pública de aquellos asuntos que nos afectan y/o nos importan por algún motivo. Eso nos permitirá un verdadero ejercicio consciente de la democracia.
Seremos mejores ciudadanos si en la convivencia en la escuela (y sobre todo en la familia) hemos aprehendido a ejercer la libertad individual sin perjuicio de la libertad y la dignidad ajena.
Podemos ser mejores ciudadanos si aprehendemos a esforzarnos y ser reconocidos por ello en la misma medida que reconocemos y respetamos el esfuerzo hecho por otros. Si hemos aprehendido a respetar la autoridad de quien tiene algo que enseñarnos y la dignidad de quien quiere aprender.
Seremos mejores ciudadanos si hemos aprehendido a pensar antes de hablar y actuar, aprehendido a ponernos en el lugar del otro. Si hemos aprehendido que la humanidad tiene mucho que ofrecernos como individuos y que nosotros tenemos mucho que ofrecer también.
Pero puede ser que lo que Zapatero pretende enseñar a nuestros niños es que los socialistas son buenos y la derecha mala. Digo esto porque hace unos mese repusieron en televisión una entrevista personal a Zapatero, hecha con motivo de la campaña electoral de 2004. En ella se hacían preguntas sobre la vida familiar y cuando la periodista Olga Viza le pidió que contara una anécdota familiar, Zapatero relató una conversación con su hija, de entonces siete años. (Lo relato aquí sin pretender hacer una cita textual). «La niña preguntó – Entonces, papá ¿los socialistas nos preocupamos por los demás y los de derechas sólo se preocupan por ellos? A lo que el orgulloso padre contestó: -Sí, básicamente es eso.»
Y ciertamente lo que se desprende de los contenidos de los libros preparados para impartir “educación para la ciudadanía” es eso, que la izquierda es buena y la derecha mala.
En fin, confiamos, como no puede ser de otro modo, en los profesores que impartirán esta asignatura. En que al menos ellos, se tomen la molestia de enseñar a pensar y no de enseñar lo que hay que pensar.
Los de la derecha son «tan malos», como llega a decir la maniquea articulista, que han permitido que Educación para la Ciudadanía (una asignatura dependiente de las autonomías, como todo lo referente a la Educación) se imparta en inglés en esta querida Comunidad Valenciana. Es otro ejemplo de irresponsabilidad frente a la legislación que nos ofrecen nuestros queridos «peperos»…